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-- 14 Antonio Blanch cho de que muchas vivencias religiosas profundas hayan sido experimentadas, a lo largo de los siglos y en culturas muy diversas, como experiencias verdaderamente amorosas. Señalaremos, por último que, precisamente por el alto grado de intensidad personal de tales experienciasy por causa también de lo comprometedoras que con frecuencia resultan para el sujeto que las vive, es condición necesaria la previa apertura y disponibilidad para esa clase de encuentros. Si el individuo humano se cierrade antemano a toda experienciade lo sagrado, es muy difícilno sólo que esa realidad desbordante se le imponga, sino también que pueda ni siquiera reconocerla. Losprejuiciosy prevencionesdel agnosticismocontemporáneo conducen con frecuenciaa esa doble limitación,a nuestro juicio injustificable,de la vida humana: la de negarse a profundas experiencias personalizantes y la de incapacitarsepara comprenderlas en los demás y poder dialogar con ellos. Este estudio comparativo entre lo religioso y lo estético presupone, lógicamente, una disposición al menos de apertura ante uno y.otro fenómeno.
Lo estéticoy lo religioso:cotejode experienciasy expresiones 15 La experiencia estética Si la realidad misteriosa de 10sagrado era el objeto de la experiencia religiosa, la realidad maravillosa de 10bello será el objeto de la experiencia estética. Pero ¿qué es 10bello? A esta pregunta se ha intentado responder en todas las filosofías sin demasiada fortuna y de muy diversas maneras. Desde que Platón escribió sus diálogos, se mantiene en Occidente una explicación de lo bello como algo absoluto y metafísico. Pero se han dado también interpretaciones más relativistas de tipo psicológico y axiológico, y,más recientemente, casi se reduce por algunos el contenido de lo bello al análisis formal de sus proposiciones verbales o de sus signos (semiología, estructuralismo, etcétera). Sin entrar, naturalmente, en estas abstrusas cuestiones definitorias y siguiendo el mismo procedimiento fenomenológico que hemos aplicado a lo religioso, intentemos ahora una descripción de lo bello tal como aparece a nuestra concienciaen el interior de esas experiencias estéticas extraordinarias, que son las que de momento nos interesan. Para ello nos servirán básicamente los estudios que el filósofo francés Mikel Dufrenne dedica al objeto estético.6Este objeto puede ser natural (un paisaje, un rostro) o artificial (una sinfonía, un poema), pero por resultar de más fácil comprobación, este autor, como nosotros, se limitará a estudiar el segundo (es decir, el objeto artístico) y, consecuentemente, la experiencia de lo bello en el artista o en el receptor del arte. Lo bello es siempre un objeto percibido como algo sensible y material, el cual nos resulta no sólo grato y hasta deseable, sino 6 MIKEL DUFRENNE, Phénoménologie de l'expérience esthétique, Presses Universitaries de France, Paris, 1953(2 vols). Pueden hallarse muy útiles resúmenes sobre el tema en J.PLAZAOLA, Introducción a la estética, BAC, Madrid, 1973. I I I
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