Rosa Chillante, mujeres y performance en México - Nodo 50
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56 Mónica Mónica Mayer Mayer<br />
Mayer<br />
realizó Individuo. Vestida con un conjunto de falda y camiseta de<br />
algodón azul y blanco, sin medias y con sandalias, caminó raspándose<br />
las piernas <strong>en</strong>tre los arbustos de la Plaza Río de Janeiro como si fuera<br />
un lodo espeso que le llegaba casi a la cintura. Gritaba distintos nombres.<br />
Su recorrido era l<strong>en</strong>to y doloroso. Nadie respondió. Al terminar<br />
corrió hacia la fu<strong>en</strong>te, se metió, la atravesó sin problemas y se subió a<br />
un pedestal cercano, colocando una cabeza de toro de cartón sobre la<br />
suya. Permaneció ahí durante el resto de las acciones, inmóvil, esperando<br />
a que algui<strong>en</strong> interactuara con ella. Cuando por fin se acercó un<br />
niño a preguntarle si estaba cansada, ella se desplomó súbitam<strong>en</strong>te y<br />
permaneció <strong>en</strong> el suelo durante algunos minutos. En esta pieza, Pilar<br />
se mantuvo erguida mi<strong>en</strong>tras estuvo sola, pero se derrumbó al ser<br />
tocada: antítesis de la Bella Durmi<strong>en</strong>te.<br />
Sigui<strong>en</strong>do con la idea del sueño, de la mujer dormida, de esa<br />
intimidad difícilm<strong>en</strong>te perturbada, <strong>en</strong> <strong>en</strong>ero de 2001 Pilar abrió su<br />
recámara al público durante un ev<strong>en</strong>to <strong>en</strong> el que también participaron<br />
Luis Orozco, Alfredo Ramírez y el finlandés Vesa-Pekka <strong>en</strong> la casa <strong>en</strong><br />
la que habitaban varios de ellos. Pilar recibía al público ofreciéndole<br />
una cerveza. De <strong>en</strong>trada la noté un poco corta de palabras, pero p<strong>en</strong>sé<br />
que serían los nervios. Después, mi<strong>en</strong>tras caminaba por la casa vi<strong>en</strong>do<br />
las distintas instalaciones y <strong>performance</strong>s, Pilar cruzó conmigo algunas<br />
frases, después me indicó que la acompañara. Entré con ella a<br />
su cuarto y me pidió que esperara tantito. Cuál no sería mi sorpresa<br />
que al cerrar la puerta vi que las cuatro o cinco frases que me había<br />
dicho esa noche estaban ahí escritas y que se las había estado repiti<strong>en</strong>do<br />
a todos. En el cuarto empecé a descubrir todo un mundo. Había<br />
letras que se reflejaban sobre el techo o frases sobre las paredes gracias<br />
a un juego de espejos y también pequeñas instalaciones que realizó<br />
con los objetos que habitan su cuarto, incluy<strong>en</strong>do recuerdos infantiles,<br />
fotos y diversas chácharas. El reacomodar objetos que a simple<br />
vista podrían parecer inconexos, permitía llegar a una lectura más<br />
profunda de su significado. Por mom<strong>en</strong>tos era muy divertido adivinar<br />
si lo que estaba uno vi<strong>en</strong>do era instalación o el ord<strong>en</strong> dinámico de la<br />
habitación. Poco a poco, el cuarto se ll<strong>en</strong>ó de otras víctimas que Pilar