libreto: La Gran Vía - La Arcadia Jerez
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autores de la <strong>Gran</strong> <strong>Vía</strong>: Joaquín<br />
Valverde, Felipe Pérez y Federico<br />
Chueca en 1886, año de su<br />
estreno.<br />
En fin, el comediógrafo sevillano<br />
entró en el conocido<br />
restaurante Lhardy de la Carrera<br />
de San Jerónimo y mientras<br />
tomaba en la tienda un<br />
buen caldito, examinó el pequeño<br />
folleto . Allí había tema<br />
para una de las revistas que repasaban<br />
temas de actualidad .<br />
¡y qué mejor asunto que la<br />
<strong>Gran</strong> <strong>Vía</strong>! Todo Madrid estaba<br />
en ascuas ante una reforma<br />
tan drástica de su callejero .<br />
Rápidamente, Felipe Pérez y<br />
González se dirigió al café Suizo para hablar<br />
con su amigo el compositor Ángel Rubio<br />
(1846-1906) . Este músico madrileño, muy<br />
apreciado por su disposición y fecundidad en<br />
el terreno lírico, ya había colaborado con Pérez<br />
en piezas como Lo pasado, pasado (1884)<br />
y la parodia El viaje al Suizo (1885) con cierto<br />
éxito . Pero esta vez no encontró a Rubio en el<br />
café que estaba junto al actual Teatro Alcázar .<br />
Salíó de nuevo a la calle por si lo veía y se encontró,<br />
sin pretenderlo, con Federico Chueca,<br />
que se había hecho popular hace años,<br />
desde el estreno de <strong>La</strong> canción de la Lola, popularidad<br />
mantenida con obras como De la<br />
noche a la mañana, Vivitos y coleando y ¡Hoy<br />
sale, hoy!, esta última en colaboración con el<br />
ilustre Barbieri .<br />
Chueca trabajaba por entonces con el maestro<br />
extremeño Joaquín Valverde (1846-1910) y<br />
como solía escribir sobre el piano, Valverde orquestaba,<br />
con la maestría de un buen discípulo<br />
de Arrieta, sus inspiradísimas zarzuelas .<br />
Federico Chueca se dirigía con buen paso<br />
hacia el Teatro de Variedades de la calle de la<br />
TeaTro VillamarTa 22<br />
Magdalena, próximo a la plazuela de Antón<br />
Martín, una de las cunas de la zarzuela moderna<br />
a través del éxito de la pieza de Hernando<br />
El duende en el año 1849 . Allí había estrenado<br />
Chueca Fiesta nacional, ¡Hoy, sale hoy!,<br />
Vivitos y coleando y, muy recientemente, En la<br />
tierra como en el cielo y El domingo gordo, éste<br />
último con <strong>libreto</strong> de Ricardo de la Vega aquel<br />
mismo año de 1886 . El encuentro con Felipe<br />
Pérez, aunque fortuito, iba a ser providencial .<br />
El poeta sevillano y el músico madrileño se<br />
pusieron de acuerdo en un momento . Chueca<br />
acogió con entusiasmo la idea de Pérez, similar<br />
a la que había triunfado en Variedades con<br />
la zarzuela de Salvador <strong>La</strong>stra, Andrés Ruesga<br />
y Enrique Prieto Vivitos y coleando, aunque<br />
en ésta no eran calles sino ríos .<br />
Felipe Pérez escribió el <strong>libreto</strong> en pocos<br />
días y Chueca, para no ser menos, se dio mucha<br />
prisa en acoplar la música y hasta escribir<br />
el texto de algunos cantables con la aquiescencia<br />
del poeta andaluz, quien no podía sino<br />
admitir riendo las graciosas intromisiones<br />
del compositor . Chueca recurrió a música ya<br />
compuesta por él como piezas para piano, incluso<br />
otra utilizada en zarzuelas anteriores,<br />
acomodándola al ocurrente <strong>libreto</strong> de Pérez .<br />
El empresario Felipe Ducazcal se puso en<br />
marcha, aceptando el reparto señalado por<br />
los autores y se iniciaron los ensayos cuando<br />
las tormentas anunciaban el caluroso verano<br />
en Madrid . El reparto era muy extenso (solamente<br />
para encarnar a las calles se emplearon<br />
veintitrés voces femeninas) y hubo que reforzar<br />
la compañía del Teatro Variedades, trasladada<br />
en este caso al Teatro Felipe del parque<br />
del Retiro . Llegaba éste entonces hasta Cibeles<br />
y el teatro se alzaba donde luego se edificó