Culturas y Religiones – Juan Bosch
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pleto a las buenas acciones, a llevar una conducta meritoria, a no<br />
causar ningún daño, a practicar la compasión para con todas las criaturas»<br />
«Cosa excelente es, en verdad, amigo cochero, eso que llaman<br />
un eremita, pues tan perfecta es su conducta en todos los aspectos»...<br />
Entonces ordenó el señor Gautama a su cochero: «Marcha,<br />
buen cochero, llévate tu carroza y guíala de regreso a mis habitaciones.<br />
Porque ahora mismo voy a rapar mi cabeza y me voy a poner<br />
la túnica amarilla y me voy a marchar de mi casa para abrazar el<br />
estado de los que no tienen hogar». «Sí, mi señor», replicó el cochero<br />
y regresó. Pero el principe Gautama, cortando allí mismo su cabello<br />
y vistiéndose la túnica amarilla, se alejó de su casa hacia el estado<br />
de los que no tienen hogar...<br />
Entonces pensó Gautama el Bodhisat, cuando marchó al lugar que<br />
había elegido y estaba meditando en la soledad: «Ciertamente, este<br />
mundo está desquiciado: se nace, se envejece y se muere, y se sale<br />
de un estado para entrar en otro. Pero nadie sabe el camino para escapar<br />
del dolor o de la enfermedad o de la muerte. ¡Cuándo se dará a<br />
conocer un camino para escapar de todo este dolor, del envejecimiento<br />
y de la muerte!»” (Digha-nikaya, XIV [Mahapadana suttanta])<br />
La duda del Buda al conseguir la iluminación<br />
“Creo que he conseguido llegar a esta doctrina profunda, recóndita,<br />
difícil de comprender, serena, excelente, más allá de la dialéctica,<br />
abstrusa y perceptible sólo para los entendidos. Pero la humanidad<br />
se complace, pones sus delicias y su felicidad en aquello a lo que se<br />
aferra, de forma que, hecha a tales ideas, le resulta muy difícil entender<br />
las relaciones causales y la cadena de la causación, muy difícil<br />
entender la detención de todas las fuerzas plásticas o la renuncia a<br />
todas la ataduras mundanas, la extirpación del deseo, la impasibilidad,<br />
la paz y el nirvana, si he de predicar la doctrina para que los demás<br />
no entiendan nada, sólo trabajo y hastío sacaría de ello. (...)<br />
Mientras así ponderaba, mi corazón se sintió inclinado a permanecer<br />
tranquilo y a no predicar mi doctrina. Pero la mente de Brahma Sahampati<br />
llegó a advertir los pensamientos que llenaban mi mente, y<br />
pensó: «El mundo está perdido, totalmente perdido mientras el que<br />
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