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Culturas y Religiones – Juan Bosch

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valor, justamente por ser diferente. Esto no significa alzar la bandera<br />

del “todo da igual” y tampoco un respeto que aísle. La vía es el reconocimiento<br />

de los otros como interlocutores, el ejercicio de la comunicación,<br />

de la escucha y del diálogo y el aprendizaje de esa maravilla<br />

que es las voces plurales. Cuando la religión o las religiones no se resignan<br />

a la singularidad que cierra, cuando pretenden la universalidad,<br />

no sólo encontramos un mensaje universalista, hay también y<br />

sobre todo una manera de mirar a los otros. La identidad singular que<br />

se abre a la universalidad entra en el territorio fascinante del encuentro<br />

y la intercomunicación.; y es aquí donde se juega simultáneamente<br />

el destino de lo religioso y el destino de la humanidad.<br />

TEXTOS<br />

El hecho religioso en sí mismo<br />

“¿Se puede creer con todo lo que la fe comporta de adhesión incondicional<br />

y en el interior de una comunidad que pretende poseer<br />

la interpretación válida de las verdades en que se expresa esa fe y<br />

tolerar <strong>–</strong>renunciando al ejercicio de cualquier violencia contra ellos<strong>–</strong><br />

a quienes creen de otra manera o no creen en absoluto? (L. Kolakowski).<br />

“Es un derecho humano fundamental, un privilegio de la naturaleza,<br />

que todos los seres humanos procedan de acuerdo con sus propias<br />

convicciones; la religión de una persona humana ni perturba ni<br />

ayuda a otro. No es conveniente obligar a la religión. Tiene que ser<br />

practicada con libertad y no bajo presión” (Tertuliano).<br />

“Los que no se convierten al cristianismo no obligan a salirse de él<br />

a nadie, ni persiguen a los creyentes, salvo una ocasión en que uno<br />

de los nuestros fue encarcelado estando yo presente. Bautizado hacía<br />

poco, predicaba en público, contra mi opinión y con más fe que<br />

prudencia, la doctrina de Cristo, y se apasionó tanto con su misión<br />

que no sólo antepuso nuestra fe a todas las demás, sino que a esas<br />

otras las condenó, y vociferó insultándolas, diciendo que eran una<br />

profanación y sus discípulos impíos y sacrílegos, dignos del fuego<br />

eterno. Le detuvieron después que hubo disertado largamente sobre<br />

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