Culturas y Religiones – Juan Bosch
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gos en el descubrimiento de los líquidos, en los cultivos, selección<br />
de las diferentes variedades de frutos, administración de arboledas,<br />
embellecimiento de jardines con toda clase de hortalizas y flores”<br />
(citado en A.Chejne, Historia de España musulmana, Madrid, Cátedra,<br />
1980, p.144ss).<br />
Citamos dos textos, sobre la civilización y cultura islámicas, de<br />
un pensador árabe, tunecino (n.1936), contemporáneo, que dedica<br />
su reflexión al análisis del Islam y Europa como dos destinos paralelos:<br />
“Unificada y diversa, arabo-islámica en su esencia y abierta a<br />
mil influencias, multiforme y evolutiva y sin embargo fiel al espíritu<br />
de la Revelación que la puso en movimiento, sintética pero sumamente<br />
original, esta civilización que brilló durante cinco siglos con<br />
intenso esplendor representa uno de los esfuerzos más sublimes<br />
del hombre: “Nunca el entusiasmo provocó acciones tan grandes”,<br />
decía Hegel refiriéndose a ella. No hay duda de que a una civilización<br />
se la juzga tanto por el impulso creador que aporta a una visión<br />
particular de la aventura humana como por sus valores. Y sin<br />
embargo, estos valores que no llegaremos a comprender nunca,<br />
porque los vemos desde el exterior, fueron vividos por hombres<br />
que los asumieron con alegría después de haberlos elaborado y<br />
difundido incansablemente. Pero la grandeza del Islam, ¿no consiste<br />
sobre todo en haber unido a los hombres”.<br />
“El entusiasmo intelectual dominó en todas las iniciativas del<br />
espíritu islámico, pero también una pasión por la autonomía. Con<br />
obstinación, esta cultura exploró todos los campos del saber: la<br />
historia, la geografía, el derecho, la teología escolástica, la filosofía,<br />
la medicina, la matemática. Sin embargo, lo que la hacía estremecerse<br />
interiormente era su fascinación por Dios: era una cultura<br />
centrada en Dios. Y este interrogante nos sigue obsesionando. Ya<br />
que por mucho que la ciencia europea haya penetrado en las capas<br />
más refractarias del mundo físico, el problema que se plantea<br />
sigue siendo el de saber si el mundo es digno del esfuerzo del espíritu”.<br />
(H.Djaït, Europa y el Islam, Libertarias-Prodhufi, Madrid,<br />
1990, p.161, 165ss.).<br />
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