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Despiertos en la lluvia ED01_11287.indd - Aula Avatares

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86<br />

EDITH MIGLIARO<br />

él paseaba su perro ignorante del peligro. Se s<strong>en</strong>tó <strong>en</strong> una banca, tranquilo<br />

aspirando su tabaco y <strong>la</strong> humedad, sin p<strong>en</strong>sar <strong>en</strong> nada. Creyó oír unos pasos<br />

y prestó at<strong>en</strong>ción a los sonidos que lo rodeaban, murmullos de <strong>la</strong> ciudad casi<br />

totalm<strong>en</strong>te dormida, algún pájaro quizás una lechuza. Otra vez escuchó pasos,<br />

esta vez por <strong>la</strong> vereda, era inconfundible el taconeo rápido, giró <strong>la</strong> cabeza y<br />

una jov<strong>en</strong> mujer se acercaba. Su piel era b<strong>la</strong>nca como <strong>la</strong> luna y su cabello negro<br />

como <strong>la</strong> noche, inconsci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te se paró y caminó a su <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro, era<br />

tan bel<strong>la</strong>, tan perfecta que su corazón dio un vuelco. Con un susurro tan dulce<br />

como el canto de una sir<strong>en</strong>a el<strong>la</strong> dijo:<br />

–Te estaba buscando, te escapaste muchas veces, y con una sonrisa fría y<br />

calma se fueron juntos.<br />

DECEPCIÓN<br />

Después de pasar toda <strong>la</strong> noche <strong>en</strong> el sillón, hasta su canario lo había<br />

abandonado, decidió hacer <strong>la</strong>s valijas y tomar el primer tr<strong>en</strong>, sin importar donde<br />

lo llevara solo debía ser lejos, muy lejos. Que tan lejos debería ir para dejar<br />

de s<strong>en</strong>tir el dolor del desamor. Existiría un lugar <strong>en</strong> que se acalle el alma, los<br />

ojos no llor<strong>en</strong> y el corazón dejase de s<strong>en</strong>tir. Pero algo lo ataba, y se dejó vo<strong>la</strong>r.<br />

LA CALESITA<br />

Como <strong>en</strong> los asi<strong>en</strong>tos de una calesita, cada uno de nosotros ocupa su lugar<br />

rodeados por el destino, creemos avanzar distraídos por <strong>la</strong> música creemos ser<br />

felices, con el vi<strong>en</strong>to que produce nuestro propio movimi<strong>en</strong>to nos s<strong>en</strong>timos<br />

avasal<strong>la</strong>dos por <strong>la</strong> naturaleza, y al fi nal de <strong>la</strong> vuelta, que es <strong>la</strong> vida volvemos<br />

al punto de partida.<br />

HOY<br />

Cuando algo termina, nos apodera <strong>la</strong> nostalgia, los sueños dejados, los<br />

perdidos. Pero hoy es mañana, ayer y siempre. Si s<strong>en</strong>timos alegría, dejemos

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