Despiertos en la lluvia ED01_11287.indd - Aula Avatares
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EDITH MIGLIARO<br />
él paseaba su perro ignorante del peligro. Se s<strong>en</strong>tó <strong>en</strong> una banca, tranquilo<br />
aspirando su tabaco y <strong>la</strong> humedad, sin p<strong>en</strong>sar <strong>en</strong> nada. Creyó oír unos pasos<br />
y prestó at<strong>en</strong>ción a los sonidos que lo rodeaban, murmullos de <strong>la</strong> ciudad casi<br />
totalm<strong>en</strong>te dormida, algún pájaro quizás una lechuza. Otra vez escuchó pasos,<br />
esta vez por <strong>la</strong> vereda, era inconfundible el taconeo rápido, giró <strong>la</strong> cabeza y<br />
una jov<strong>en</strong> mujer se acercaba. Su piel era b<strong>la</strong>nca como <strong>la</strong> luna y su cabello negro<br />
como <strong>la</strong> noche, inconsci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te se paró y caminó a su <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro, era<br />
tan bel<strong>la</strong>, tan perfecta que su corazón dio un vuelco. Con un susurro tan dulce<br />
como el canto de una sir<strong>en</strong>a el<strong>la</strong> dijo:<br />
–Te estaba buscando, te escapaste muchas veces, y con una sonrisa fría y<br />
calma se fueron juntos.<br />
DECEPCIÓN<br />
Después de pasar toda <strong>la</strong> noche <strong>en</strong> el sillón, hasta su canario lo había<br />
abandonado, decidió hacer <strong>la</strong>s valijas y tomar el primer tr<strong>en</strong>, sin importar donde<br />
lo llevara solo debía ser lejos, muy lejos. Que tan lejos debería ir para dejar<br />
de s<strong>en</strong>tir el dolor del desamor. Existiría un lugar <strong>en</strong> que se acalle el alma, los<br />
ojos no llor<strong>en</strong> y el corazón dejase de s<strong>en</strong>tir. Pero algo lo ataba, y se dejó vo<strong>la</strong>r.<br />
LA CALESITA<br />
Como <strong>en</strong> los asi<strong>en</strong>tos de una calesita, cada uno de nosotros ocupa su lugar<br />
rodeados por el destino, creemos avanzar distraídos por <strong>la</strong> música creemos ser<br />
felices, con el vi<strong>en</strong>to que produce nuestro propio movimi<strong>en</strong>to nos s<strong>en</strong>timos<br />
avasal<strong>la</strong>dos por <strong>la</strong> naturaleza, y al fi nal de <strong>la</strong> vuelta, que es <strong>la</strong> vida volvemos<br />
al punto de partida.<br />
HOY<br />
Cuando algo termina, nos apodera <strong>la</strong> nostalgia, los sueños dejados, los<br />
perdidos. Pero hoy es mañana, ayer y siempre. Si s<strong>en</strong>timos alegría, dejemos