15.05.2013 Views

Despiertos en la lluvia ED01_11287.indd - Aula Avatares

Despiertos en la lluvia ED01_11287.indd - Aula Avatares

Despiertos en la lluvia ED01_11287.indd - Aula Avatares

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

DESPIERTOS EN LA LLUVIA<br />

amigas, no obstante pasar años sin hab<strong>la</strong>rles, jueves: médico o d<strong>en</strong>tista, por<br />

lo que t<strong>en</strong>ía una d<strong>en</strong>tadura perfecta y una salud de hierro y viernes: c<strong>la</strong>ses de<br />

cocina francesa, a pesar de odiar <strong>la</strong> comida agridulce.<br />

–No sé quién es, no le hice ninguna inversión…<br />

–No lo conozco, aún…<br />

De <strong>la</strong> mitad de cuadra, se asomó de <strong>la</strong> carnicería de Don Vito, Hi<strong>la</strong>rio,<br />

el yerno, un paraguayo no muy agraciado pero de pícara sonrisa <strong>en</strong>marcada<br />

por amplias orejas. Conocido por su t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia a susurrar piropos a <strong>la</strong> cli<strong>en</strong>te<strong>la</strong><br />

fem<strong>en</strong>ina, muchas de <strong>la</strong>s que sucumbían al <strong>en</strong>canto guaraní.<br />

–¿Qué pasó?<br />

–No sé, pero ese auto no lo v<strong>en</strong>dí yo –se atajó el gitano Ivanof, dueño de<br />

una concesionaria de autos dudosam<strong>en</strong>te importados que vivía <strong>en</strong> <strong>la</strong> esquina<br />

con su familia y solía desaparecer prev<strong>en</strong>tivam<strong>en</strong>te por <strong>la</strong>rgas temporadas.<br />

–La viuda Mirel<strong>la</strong>, dejó bi<strong>en</strong> <strong>en</strong> c<strong>la</strong>ro que sus amistades <strong>la</strong> visitaban después<br />

de <strong>la</strong> 18hs. Y se retiraban a 3 ó 3.30 hs., de <strong>la</strong> madrugada por razones de<br />

trabajo.<br />

–-Doctor, acérquese –gritó Abel– quizás no esté muerto.<br />

–-No, no, no, yo ya no t<strong>en</strong>go lic<strong>en</strong>cia para ejercer <strong>la</strong> medicina.<br />

–-Por estar jubi<strong>la</strong>do –rápidam<strong>en</strong>te ac<strong>la</strong>ró su esposa.<br />

–Los asustados y sorpr<strong>en</strong>didos vecinos formaron un ronda alrededor del<br />

extraño automóvil, sin decidir qué hacer, cuando, abriéndose paso <strong>en</strong>tre ellos,<br />

<strong>la</strong> pequeña tímida y delicada esposa de Hi<strong>la</strong>rio, que reci<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te había dado<br />

a luz su sexto hijo, golpeó <strong>la</strong> v<strong>en</strong>tanil<strong>la</strong> del auto y con ademanes le comunicó<br />

al conductor que volviese más tarde, éste puso <strong>en</strong> marcha el automóvil y se<br />

retiró y <strong>la</strong> tierna esposa y madre retornó a su hogar ante <strong>la</strong> estupefacción de<br />

todos los pres<strong>en</strong>tes.<br />

¿QUIÉN LO BUSCA?<br />

Los b<strong>en</strong>efi cios de <strong>la</strong>s noches sin luna son muchos, para los amantes, para<br />

los me<strong>la</strong>ncólicos suicidas, para los asesinos pero por sobre todos para los vampiros,<br />

que vagan <strong>en</strong>tre ellos sin ser vistos saboreando de antemano el dulzor de<br />

<strong>la</strong> sangre de los amantes, <strong>la</strong> agria de los suicidas y <strong>la</strong> picante de los asesinos.<br />

En una de esas noches, <strong>en</strong> un parque con muchos pinos, los pinos de Dalí,<br />

de los cem<strong>en</strong>terios, con faro<strong>la</strong>s de luces amarill<strong>en</strong>tas, y caminos sin destino,<br />

85

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!