Despiertos en la lluvia ED01_11287.indd - Aula Avatares
Despiertos en la lluvia ED01_11287.indd - Aula Avatares
Despiertos en la lluvia ED01_11287.indd - Aula Avatares
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
80<br />
EDITH MIGLIARO<br />
DESDE EL ATAÚD<br />
Aurora vivía <strong>en</strong> un coqueto chalet de Adrogué, una anciana dama que <strong>en</strong><br />
otro tiempo moraba <strong>en</strong> Palermo, <strong>en</strong> <strong>la</strong> época <strong>en</strong> que era Palermo y Palermo<br />
viejo, no <strong>en</strong> varios sub-barrios con nombres raros inv<strong>en</strong>tados por algún ag<strong>en</strong>te<br />
inmobiliario, pero al quedarse viuda más los vaiv<strong>en</strong>es de <strong>la</strong> bolsa hicieron que<br />
perdiera parte de su fortuna y tuvo que v<strong>en</strong>der algunas propiedades y tras<strong>la</strong>darse,<br />
no sin cierto des<strong>en</strong>canto, a los suburbios. Es juntam<strong>en</strong>te allí donde<br />
Aurora pasaba plácidam<strong>en</strong>te su vida.<br />
Fue <strong>en</strong> una tardecita fría y nub<strong>la</strong>da de julio cuando Aurora descansaba<br />
recostada <strong>en</strong> <strong>la</strong> su cama cuando <strong>en</strong>treabrió sus ojos y vio un hombre, sobresaltada<br />
se incorporó a medias.<br />
–¿Quién es Ud., qué hace <strong>en</strong> mi casa? Un <strong>la</strong>drón, ¡SOCORRO!<br />
–Calma Aurora, no te alteres –le contestó el hombre.<br />
–¿Cómo sabe mi nombre? Dios mío, sálvame.<br />
–Dios está <strong>en</strong> una reunión con proveedores.<br />
–¿Qué? –preguntó Aurora.<br />
–Que Dios está…<br />
–Ya escuché. ¿Dios ti<strong>en</strong>e proveedores? –Interrumpió Aurora<br />
–Sí, por supuesto, parece que no <strong>en</strong>tregaban exactam<strong>en</strong>te lo que facturaban.<br />
Aurora lo mira at<strong>en</strong>tam<strong>en</strong>te, no muy conv<strong>en</strong>cida.<br />
–¿Nunca oíste aquí <strong>en</strong> <strong>la</strong> tierra como <strong>en</strong> el cielo?, ¿p<strong>en</strong>saste que todo lo<br />
inv<strong>en</strong>taron los hombres?<br />
–¿Quién es Usted?<br />
–Tu ángel custodio<br />
–Ohhh, mi ángel de <strong>la</strong> guarda.<br />
–Digamos so<strong>la</strong>m<strong>en</strong>te Ángel.<br />
–Pero yo imaginaba que los ángeles eran pequeños, con hermosos rulos<br />
rubios y maravillosas a<strong>la</strong>s –y mirando al hombre de arriba a abajo prosiguió–<br />
Y usted, es decir vos sos algo mayor y esas alitas.<br />
–Tuvimos problemas con los permisos de trabajo de los m<strong>en</strong>ores, y con<br />
respecto a <strong>la</strong>s a<strong>la</strong>s, es cuestión de jerarquía.