Despiertos en la lluvia ED01_11287.indd - Aula Avatares
Despiertos en la lluvia ED01_11287.indd - Aula Avatares
Despiertos en la lluvia ED01_11287.indd - Aula Avatares
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
DESPIERTOS EN LA LLUVIA<br />
gre y bondadoso, Dios se lo llevó. América debía darnos riqueza y se terminó<br />
quedando con parte de mi sangre.<br />
Después de más de veinte años de vivir aquí, haber estudiado junto a sus<br />
hijos para apr<strong>en</strong>der el idioma y <strong>la</strong> historia de esta tierra, haber sido abue<strong>la</strong>, a<br />
su esposo le llega <strong>la</strong> jubi<strong>la</strong>ción y decide que es mom<strong>en</strong>to de visitar a <strong>la</strong> familia,<br />
pret<strong>en</strong>de que el<strong>la</strong> lo acompañe, sin medir <strong>la</strong> importancia de <strong>la</strong> propuesta, dado<br />
su estado de salud, pero esta vez dejó a un <strong>la</strong>do <strong>la</strong> sumisión y amable pero<br />
fi rme dijo, ve tú solo, no te preocupes, yo salí de mi país ll<strong>en</strong>a de salud y con<br />
un hasta pronto, no pi<strong>en</strong>so regresar a que me vean así y se compadezcan de<br />
mí. Mi hermana, bu<strong>en</strong>o, el<strong>la</strong> sabrá compr<strong>en</strong>der.<br />
Ni su marido ni su hermana lo <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dieron. Hoy, esa voz que fue tan querida,<br />
a <strong>la</strong> distancia que marca el tiempo, le resultaba simplem<strong>en</strong>te desconocida.<br />
El sonido de <strong>la</strong> puerta abriéndose <strong>la</strong> trajo a su pres<strong>en</strong>te.<br />
–Ho<strong>la</strong> mamá, ¿por qué ti<strong>en</strong>es esa expresión <strong>en</strong> <strong>la</strong> cara? ¿Qué ocurrió?<br />
–Nada hija, es que l<strong>la</strong>mó papá para ver cómo estamos y me pasó el teléfono<br />
para hab<strong>la</strong>r con mi hermana. No pude. Corté.<br />
–¡Este padre mío!, él está de festejo visitando a los suyos y se olvida lo<br />
mal que te hac<strong>en</strong> <strong>la</strong>s emociones fuertes. Él siempre para ade<strong>la</strong>nte, sin medir<br />
consecu<strong>en</strong>cias. Vamos a hab<strong>la</strong>r seriam<strong>en</strong>te cuando regrese.<br />
Y con una sonrisa forzada, pi<strong>en</strong>sa, hijita siempre fue así, él tomo <strong>la</strong>s decisiones<br />
y mi tarea fue acompañarlo, lo seguí cuando hubo que emigrar y <strong>en</strong><br />
todo lo que después vino, así pudimos ser familia <strong>en</strong> una tierra que no era <strong>la</strong><br />
nuestra.<br />
ELECCIÓN<br />
A <strong>la</strong> Sra. Berta de Merel<br />
A <strong>la</strong> Sra. Lilia Lasagna<br />
Te levantarás una mañana, <strong>en</strong> armonía. Ya t<strong>en</strong>ías decidido que ese sería<br />
el día. Le ofrecerás, con cariño, su desayuno. Lo acompañarás. Te vestirás,<br />
arreg<strong>la</strong>rás tus cabellos, el espejo devuelve una agradable imag<strong>en</strong>. Sonreirás.<br />
Él, ya dispuesto a salir, se acercará a saludarte, le ayudas a ponerse el abrigo,<br />
acomodarás su bufanda y con voz pausada, mirada fi rme, le dirás “cuídate,<br />
afuera está frío, he retirado de tu portafolio, <strong>la</strong>s l<strong>la</strong>ves de <strong>la</strong> casa y <strong>en</strong> el au-<br />
63