Despiertos en la lluvia ED01_11287.indd - Aula Avatares
Despiertos en la lluvia ED01_11287.indd - Aula Avatares
Despiertos en la lluvia ED01_11287.indd - Aula Avatares
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
60<br />
A <strong>la</strong> Mamma Enzina<br />
MARÍA LEONE<br />
UNA HISTORIA COMO TANTAS OTRAS<br />
Era una tarde como tantas. Su esposo, <strong>en</strong> Italia, visitando a <strong>la</strong> familia.<br />
La hija <strong>en</strong> su trabajo. Hacía frío, <strong>la</strong> estufa convertía <strong>en</strong> agradable estar todo el<br />
tiempo d<strong>en</strong>tro <strong>la</strong> casa. La muchacha que <strong>la</strong> acompaña, mirando esa nove<strong>la</strong> que<br />
a el<strong>la</strong> tanto aburría. Se s<strong>en</strong>tó a int<strong>en</strong>tar sacar un punto nuevo con <strong>la</strong>s agujas<br />
de crochet, quería tejer algo lindo para los nietos. Entret<strong>en</strong>ida estaba cuando<br />
sonó el teléfono.<br />
Del otro <strong>la</strong>do de <strong>la</strong> línea, él preguntaba cómo estaba todo, contaba lo<br />
emocionante que era re<strong>en</strong>contrarse con los suyos, y así como si nada, le dice:<br />
–Te t<strong>en</strong>go una sorpresa, esperá que paso el teléfono –y una voz que <strong>la</strong><br />
paraliza le pregunta:<br />
–¿Cómo estás? Soy Graziel<strong>la</strong>, tu hermana. No pudo decir nada, después<br />
de un eterno sil<strong>en</strong>cio, colgó el tubo y se dejó caer <strong>en</strong> el sillón.<br />
Nadie pudo reparar <strong>en</strong> <strong>la</strong> palidez de esta <strong>en</strong>vejecida jov<strong>en</strong> mujer. So<strong>la</strong>, fue<br />
recobrando el ali<strong>en</strong>to y para aquietar su espíritu, se refugió <strong>en</strong> sus recuerdos.<br />
Sus p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>tos anc<strong>la</strong>ron por sus dieciséis años, esa mañana <strong>en</strong> que <strong>la</strong><br />
casa estaba revolucionada, todos agitados desde temprano por el casami<strong>en</strong>to,<br />
m<strong>en</strong>os <strong>la</strong> novia, su hermana, que dormía plácidam<strong>en</strong>te, aj<strong>en</strong>a a todo preparativo.<br />
Hubo que sacudir<strong>la</strong> para que despierte y comi<strong>en</strong>ce a arreg<strong>la</strong>rse. Qué<br />
extraño temperam<strong>en</strong>to t<strong>en</strong>ía de jov<strong>en</strong>, ¿seguiría así?<br />
Al fi nal de ese día, los recién casados partieron hacia Trípoli <strong>en</strong> donde<br />
vivirían, dejándo<strong>la</strong> a cargo de su papá, su madre muy <strong>en</strong>ferma y un hermano<br />
de ocho años, a quién cuidaba como su hijo. Había conocido a quién sería su<br />
amor por siempre y esperaba a ser un poco más grande para que los padres<br />
b<strong>en</strong>dijeran el noviazgo.<br />
Junto con el compromiso llegó <strong>la</strong> muerte de su madre, el primer gran dolor<br />
<strong>en</strong> su vida. Pasados los tiempos del duelo y a pesar que Europa ya estaba<br />
hirvi<strong>en</strong>do con <strong>la</strong> segunda guerra mundial, los novios y familias, así era <strong>en</strong><br />
aquellos tiempos, decid<strong>en</strong> <strong>la</strong> boda. Sonríe al recordar cómo estaba emocionada<br />
ese día, lo hermoso que fue el viaje de luna de miel a Roma, cómo tuvo que ing<strong>en</strong>iárse<strong>la</strong>s<br />
para mant<strong>en</strong>er <strong>la</strong> armonía <strong>en</strong> <strong>la</strong> casa, pues se habían quedado a vivir<br />
con su papá, pero eran jóv<strong>en</strong>es, estaban ll<strong>en</strong>os de proyectos, había alegría.