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Despiertos en la lluvia ED01_11287.indd - Aula Avatares

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48<br />

BEATRIZ FERNÁNDEZ VILA<br />

Después, el desarraigo. Los proyectos de otros, <strong>en</strong> los que el<strong>la</strong> no contaba.<br />

La angustia y el extrañar, y el no haber vuelto jamás a su pueblo.<br />

S<strong>en</strong>tía el cuerpo dolorido. Las paredes del cuarto se derrumbaban <strong>en</strong> un<br />

sopor pantanoso. La fi ebre <strong>la</strong> estaba consumi<strong>en</strong>do, o los años tal vez.<br />

Lejos <strong>la</strong> <strong>la</strong>guna, lejos el paraisal, y lejos sus años de Cande<strong>la</strong>ria. Un rumor<br />

de agua tiraba de su sangre, y <strong>la</strong> volvía a los naranjos, a <strong>la</strong>s siestas, y al ar<strong>en</strong>al.<br />

–Quiero estar con usted abue<strong>la</strong>.<br />

–Duerma m’hijita duerma.<br />

UN PACTO CON ELLA<br />

Afuera, el<strong>la</strong> esperaba. Ansiosa como había estado <strong>en</strong> esos días. Desconfi ada<br />

tal vez, por haber caído <strong>en</strong> <strong>la</strong> te<strong>la</strong>raña del jugador. Ad<strong>en</strong>tro, los parroquianos<br />

indol<strong>en</strong>tes, se consumían <strong>en</strong> un truco manso. Él <strong>en</strong>tró, y con él, el soplo<br />

viol<strong>en</strong>to que los despertó del letargo. Insta<strong>la</strong>do <strong>en</strong> <strong>la</strong> mesa, el naipe certero<br />

fue a parar a sus manos. En <strong>la</strong> primera vuelta lo dejó pasar, una y otra vez, lo<br />

dejó pasar. Hasta que <strong>la</strong> sustancia de esos hombres afl oró pl<strong>en</strong>a y dispuesta a<br />

<strong>la</strong> partida. Nadie sabe decir qué fue lo que propuso, qué ponía <strong>en</strong> juego. Pero al<br />

fi n ganó <strong>la</strong> vuelta. Y se quedó ad<strong>en</strong>tro, <strong>en</strong> el espacio límbico, con <strong>la</strong> certeza de<br />

una noche más ganada a <strong>la</strong> suerte. Afuera, el<strong>la</strong> se conformaba con el trueque.<br />

El perdedor <strong>la</strong> miró, y se dejó cubrir por el negro manto.<br />

BEATRIZ FERNÁNDEZ VILA

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