Despiertos en la lluvia ED01_11287.indd - Aula Avatares
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DESPIERTOS EN LA LLUVIA<br />
–Cande<strong>la</strong>ria, quédese ad<strong>en</strong>tro m’hija, duerma <strong>la</strong> siesta, que si no duerme<br />
se <strong>la</strong> va a llevar el Jasi jateré 3 .<br />
–Abue<strong>la</strong>, ¿es verdad que a <strong>la</strong> Glide se <strong>la</strong> llevó el Jasi?<br />
–Basta m’hijita, duerma. Se me ha puesto muy hab<strong>la</strong>dora. ¿Sabe lo que<br />
ese viejo feo hace con <strong>la</strong>s guainytas hab<strong>la</strong>doras?<br />
–Le arranca <strong>la</strong> l<strong>en</strong>gua para que no habl<strong>en</strong> nunca más. ¿Es verdad que un<br />
día se le apareció <strong>en</strong> <strong>la</strong> <strong>la</strong>guna, y usted se escapó arriba de un yacaré?<br />
–Duerma m’hija, duerma. No pregunte zonceras.<br />
Enero se derramaba sobre el ar<strong>en</strong>al. La desazón, le arremolinaba los sueños<br />
que <strong>la</strong> llevaban de nuevo a su lugar.<br />
–¡No me deje ir abue<strong>la</strong>!<br />
Golpeaba <strong>la</strong>s paredes del rancho, y nadie <strong>la</strong> escuchaba<br />
–¡No me deje ir! ¡Que t<strong>en</strong>go miedo!<br />
Nunca había s<strong>en</strong>tido tanto temor, ni cuando se cayó del naranjo salvaje.<br />
Ni cuando <strong>la</strong> picó esa víbora, y se pasó <strong>la</strong> noche <strong>en</strong>tera rezándole a Lega 4 para<br />
que no le pasara nada. Ni cuando se llevaron a su madre para el hospital y no<br />
volvió más. Nunca, nunca tanto miedo como el que s<strong>en</strong>tía ahora que <strong>la</strong> Mercedes<br />
<strong>la</strong> ll<strong>en</strong>aba de recom<strong>en</strong>daciones. Y le decía que <strong>la</strong> señora que <strong>la</strong> esperaba<br />
era muy exig<strong>en</strong>te. No quiso preguntar qué era eso, pero no le gustó. De seguro<br />
no era algo bu<strong>en</strong>o, porque cuando se lo decía se ponía seria.<br />
Cuando despertó <strong>en</strong> <strong>la</strong> mañana, los musiqueros ya no estaban, ni el señor<br />
con <strong>la</strong> jau<strong>la</strong> de conejos, ni <strong>la</strong> señora con <strong>la</strong>s bolsas de naranjas. Iban llegando<br />
a un lugar desconocido, y <strong>la</strong> g<strong>en</strong>te que subía al tr<strong>en</strong> era muy rara. No dijo una<br />
pa<strong>la</strong>bra, aunque se moría de curiosidad. Si <strong>la</strong> g<strong>en</strong>te de <strong>la</strong> capital era como esa,<br />
no le iba a gustar. Se quedó muda por el resto del viaje, y cuando el tr<strong>en</strong> se<br />
metió <strong>en</strong> ese lugar inm<strong>en</strong>so donde había otros tr<strong>en</strong>es, ya no <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dió nada. En<br />
el andén esperaba una señora muy bonita, alta y rubia.<br />
–¿Esta es <strong>la</strong> chinita Mercedes? Es medio fl acuchita. Espero que sirva.<br />
¿Cómo te l<strong>la</strong>más?<br />
–Cande<strong>la</strong>ria<br />
–Demasiado <strong>la</strong>rgo, te voy a decir Mari. Y espero que apr<strong>en</strong>das rápido.<br />
3 Jasi jateré: personaje de <strong>la</strong> mitología guaraní, con el que se asusta a los niños para que<br />
respet<strong>en</strong> <strong>la</strong> siesta.<br />
4 Lega: modo familiar con el que se nombra a Olegario Álvarez, bandido rural de principios<br />
del siglo XX. Que <strong>en</strong> Sa<strong>la</strong>das, <strong>en</strong> <strong>la</strong> provincia de Corri<strong>en</strong>tes se v<strong>en</strong>era como santo.<br />
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