Despiertos en la lluvia ED01_11287.indd - Aula Avatares
Despiertos en la lluvia ED01_11287.indd - Aula Avatares
Despiertos en la lluvia ED01_11287.indd - Aula Avatares
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
DESPIERTOS EN LA LLUVIA<br />
donde comían también sus hijos. Y otras mañanas que pasó por <strong>la</strong> casa hasta<br />
que su hermano mayor, <strong>la</strong> llevó a trabajar al pueblo.<br />
–¡Pero fíjate che! ¿Quién va a decir? Un pueblito tranquilo, perdido por<br />
ahí, y pasan <strong>la</strong>s mismas barbaridades que acá.<br />
–Lo mismo le decía yo esta tarde. ¡Si vieras cómo estaba <strong>la</strong> g<strong>en</strong>te! No te<br />
imaginás, querían matar<strong>la</strong>.<br />
–Justo ahora que te estabas y<strong>en</strong>do para allá, mirá lo que vas a <strong>en</strong>contrar<br />
–dijo el señor.<br />
–¿P<strong>en</strong>sás ir igual? Mirá que aquello es un lío. Fíjate cómo está todo; el<br />
clima que hay, y <strong>la</strong> g<strong>en</strong>te del pueblo que <strong>la</strong> quiere matar a esa asesina –dijo <strong>la</strong><br />
señora.<br />
–¡No es verdad! alcanzó a decir tímidam<strong>en</strong>te.<br />
–¡¿Qué?!… ¿La televisión va inv<strong>en</strong>tar una noticia como esa? No seas<br />
tonta.<br />
–Acá, s<strong>en</strong>tate acá, cerca de <strong>la</strong> Tami. Este es tu p<strong>la</strong>to, y ellos son tus nuevos<br />
amiguitos. ¿Te gusta el guiso?<br />
¡Si t<strong>en</strong>ía que ir! iba a ir igual, porque extrañaba. Además, estaba tan cansada,<br />
necesitaba estar allá. En el quiosco de <strong>la</strong> terminal miró los diarios, una<br />
revista mostraba <strong>la</strong> cara de <strong>la</strong> Herminia. La señora que se s<strong>en</strong>tó junto a el<strong>la</strong> <strong>en</strong><br />
el micro, le habló del tema; leía <strong>la</strong> misma revista que había visto antes de subir,<br />
le com<strong>en</strong>tó que era del pueblo vecino, y que estas cosas antes no pasaban.<br />
Después le mostró una serie de fotos que <strong>la</strong> impresionaron. Unos adolesc<strong>en</strong>tes,<br />
subieron <strong>en</strong> el camino contando a gritos <strong>la</strong>s últimas novedades. A pesar<br />
del barullo, el<strong>la</strong> se quedó dormida, y soñó que le servían un p<strong>la</strong>to de comida<br />
<strong>en</strong>v<strong>en</strong><strong>en</strong>ada. Cuando despertó, agitada, <strong>la</strong> señora del asi<strong>en</strong>to de al <strong>la</strong>do ya no<br />
estaba. Más tarde, tuvieron que esperar auxilio <strong>en</strong> una estación de servicio<br />
por un desperfecto del micro. En el bar, <strong>la</strong> chica del mostrador miraba absorta<br />
el televisor; <strong>la</strong>s imág<strong>en</strong>es eran <strong>la</strong>s mismas de <strong>la</strong> tarde anterior, y mi<strong>en</strong>tras <strong>la</strong><br />
at<strong>en</strong>día, le dijo que no t<strong>en</strong>ía ninguna duda de que había sido esa mujer, bastaba<br />
con mirar<strong>la</strong>. “Yo lo vi <strong>en</strong> el canal 17, ellos te cu<strong>en</strong>tan todo. ¿Viste los diarios?”<br />
le preguntó. “Fue el<strong>la</strong>, a mí que no me digan”.<br />
Ahí, Paulita, fíjate ahí, esa remerita era de mi hija, a el<strong>la</strong> le queda chica,<br />
llevate<strong>la</strong> y también esa bolsa de pan. P<strong>en</strong>só <strong>en</strong> sus hermanos, <strong>en</strong> <strong>la</strong> próxima<br />
parada compraría golosinas para llevarles.<br />
–¡¿Se da cu<strong>en</strong>ta?!… ¡Qué barbaridad! Con sólo mirar<strong>la</strong> se le nota <strong>en</strong> <strong>la</strong><br />
cara –com<strong>en</strong>tó un señor a una jov<strong>en</strong> que t<strong>en</strong>ía cerca.<br />
43