Despiertos en la lluvia ED01_11287.indd - Aula Avatares
Despiertos en la lluvia ED01_11287.indd - Aula Avatares
Despiertos en la lluvia ED01_11287.indd - Aula Avatares
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
42<br />
BEATRIZ FERNÁNDEZ VILA<br />
MIEDOS-MEDIOS<br />
Información que no forma, deforma<br />
y se amontona <strong>en</strong> tu oído.<br />
PAMPA YAKUZA<br />
–¡Mirá Pau<strong>la</strong>!… ¡Parece que es tu pueblo! Dejó <strong>la</strong> p<strong>la</strong>ncha a un <strong>la</strong>do y<br />
miró el televisor.<br />
–Sí… es mi pueblo… –respondió. Y se quedó p<strong>en</strong>sativa, mirando el lugar<br />
que reconocía, pero le resultaba extraño a través de <strong>la</strong> pantal<strong>la</strong>.<br />
–Mirá vos… los de <strong>la</strong> ciudad creemos que <strong>la</strong> inseguridad sólo <strong>la</strong> vivimos<br />
nosotros, y <strong>en</strong> ese pueblo insignifi cante, fi jate <strong>la</strong>s cosas que pasan.<br />
Los noteros le cerraban el paso a una mujer que salía de una casa. Una<br />
muchedumbre le gritaba asesina. Los titu<strong>la</strong>res <strong>en</strong> rojo furioso, hab<strong>la</strong>ban de<br />
justicia por mano propia, y pueb<strong>la</strong>da.<br />
–¿Qué es pueb<strong>la</strong>da? –preguntó inoc<strong>en</strong>te.<br />
–Quiere decir que los vecinos <strong>la</strong> van a linchar-le dijo <strong>la</strong> señora.<br />
A el<strong>la</strong> le pareció reconocer a <strong>la</strong> mujer que int<strong>en</strong>taba evitar los golpes que<br />
le daban, a pesar de <strong>la</strong> custodia policial. El televisor repicó <strong>la</strong> noticia el resto<br />
de <strong>la</strong> tarde, y el<strong>la</strong> se metió <strong>en</strong> <strong>la</strong> cocina a preparar <strong>la</strong> c<strong>en</strong>a. Durante <strong>la</strong> comida,<br />
los patrones com<strong>en</strong>taron el episodio y después pasaron de un canal a otro, para<br />
ver cuál lo cubría mejor. En un mom<strong>en</strong>to que <strong>en</strong>tró al living tuvo <strong>la</strong> certeza de<br />
quién era <strong>la</strong> mujer que había visto por <strong>la</strong> tarde. T<strong>en</strong>ía moretones <strong>en</strong> <strong>la</strong> cara y<br />
<strong>la</strong>s manos esposadas. Un <strong>en</strong>jambre de micrófonos y celu<strong>la</strong>res se aba<strong>la</strong>nzaban<br />
sobre un hombre de traje que explicaba que estaba incomunicada.<br />
–¡Creo que es <strong>la</strong> Herminia! –dijo por lo bajo, y los señores <strong>la</strong> escucharon.<br />
–¡¿Qué… <strong>la</strong> conocés?!<br />
–Me parece que sí –susurró ap<strong>en</strong>as.<br />
–¿Quién es? –dijo el señor.<br />
–Una señora que ti<strong>en</strong>e un comedor. ¿Qué hizo?…<br />
–Secuestró a un n<strong>en</strong>e y lo mató. Parece que lo t<strong>en</strong>ía <strong>en</strong>cerrado mi<strong>en</strong>tras<br />
los padres lo buscaban por todas partes.<br />
El<strong>la</strong> recordó una mañana fría. Un hambre t<strong>en</strong>az que <strong>la</strong> acompañaba. Y un<br />
tazón de leche humeante, que le había servido <strong>la</strong> Herminia <strong>en</strong> <strong>la</strong> misma mesa