15.05.2013 Views

Despiertos en la lluvia ED01_11287.indd - Aula Avatares

Despiertos en la lluvia ED01_11287.indd - Aula Avatares

Despiertos en la lluvia ED01_11287.indd - Aula Avatares

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

34<br />

DOLORES FERNÁNDEZ<br />

perdido <strong>en</strong> conquistarme. Que bochorno, recordar <strong>la</strong>s salidas. Adiós fl ores secas,<br />

guardadas <strong>en</strong> los libros. Exorcizarán recuerdos con tijeras fi losas. C<strong>la</strong>ra, <strong>la</strong><br />

novia eterna, que guarda a desgano su pureza. Harta del respeto anticuado de<br />

<strong>la</strong> espera. Querrá olvidar besos. Abrazos. Seducciones frustradas. Maullidos<br />

de gata callejera.<br />

Con el<strong>la</strong>, saldé todas mis deudas. Ya no más <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tros <strong>en</strong> <strong>la</strong> ar<strong>en</strong>a Basta<br />

de pa<strong>la</strong>bras y caricias <strong>la</strong>stimeras. Recuerdo <strong>la</strong> tarde adolesc<strong>en</strong>te, cuando fi ngí<br />

perder pie <strong>en</strong> el arroyo. Corriste a salvarme. Recordaste <strong>la</strong>s c<strong>la</strong>ses de primeros<br />

auxilios. Tu boca <strong>en</strong> mí boca. El miedo <strong>en</strong> tu cara. Lágrimas. Hubiese muerto<br />

<strong>en</strong> ese instante. El más feliz. El único. Estabas aterrado. Tosí para que supieras<br />

que me habías salvado. Murmuré, Santiago…<br />

Rodamos por el pasto, como cachorros festejando <strong>la</strong> vida.<br />

Llegamos a casa acalorados. Gritando pa<strong>la</strong>brotas que escandalizaron a<br />

nuestras madres y alborotaron a <strong>la</strong>s chicas, que no querían quedar afuera del<br />

festejo. Si me atrevo a decirlo. Si te atreves a oírme. T<strong>en</strong>dremos que huir, a una<br />

vida de amores escondidos.<br />

–Agustín. ¿Te falta mucho? ¿P<strong>en</strong>sás dejar a <strong>la</strong> novia p<strong>la</strong>ntada <strong>en</strong> <strong>la</strong> Iglesia?<br />

–Ya voy, Santiago. Ya voy.<br />

A LA HORA DEL ÁNGELUS<br />

Delfín, provocó dolor desde el mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> que fue concebido.<br />

Su madre, casi niña, saboreo amarguras desde el atardecer <strong>en</strong> que volvió<br />

sangrando, temblorosa de miedo, deshabitada.<br />

Fue <strong>la</strong>rgo el embarazo, sintió brazas <strong>en</strong> el vi<strong>en</strong>tre. El rostro mor<strong>en</strong>o se<br />

agrieto <strong>en</strong> lágrimas. El cuerpo arqueado por el peso pérfi do, con olor a barro<br />

del arroyo, que perduró <strong>en</strong> el tiempo, como marca imborrable. Cuando aquel<strong>la</strong><br />

tarde, fue elegida, no <strong>en</strong>contró abrazos de consuelo a su regreso. La madre<br />

bajó <strong>la</strong> mirada y siguió amasando el pan, que por primera vez, fue amargo. Los<br />

perros aul<strong>la</strong>ron. El padre montó su zaino y no regresó, hasta que los ijares del<br />

animal no soportaron más. En el otoño, alucinó, vi<strong>en</strong>do l<strong>la</strong>mas <strong>en</strong>tre <strong>la</strong>s hojas<br />

muertas. La escarcha, le quemó <strong>la</strong>s manos toscas y l<strong>la</strong>gó los pies <strong>en</strong> fuga. El<br />

calor ardi<strong>en</strong>te de diciembre, <strong>la</strong> <strong>en</strong>volvió <strong>en</strong> miedos. Com<strong>en</strong>zó a sangrar. De

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!