Despiertos en la lluvia ED01_11287.indd - Aula Avatares
Despiertos en la lluvia ED01_11287.indd - Aula Avatares
Despiertos en la lluvia ED01_11287.indd - Aula Avatares
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
DESPIERTOS EN LA LLUVIA<br />
131<br />
del cuerpo. Nadie supo de <strong>la</strong> historia. Lara despertó <strong>en</strong> su cama, rodeada de<br />
médicos que int<strong>en</strong>taban <strong>en</strong> vano recuperarle <strong>la</strong> memoria. Con los ojos abiertos,<br />
miraba al infi nito, y le corrían <strong>la</strong>s lágrimas por su rostro.<br />
El<strong>la</strong>, jamás pudo decir lo que había visto. Aquel<strong>la</strong> noche los diarios titu<strong>la</strong>ron<br />
“Cuerpo desaparecido <strong>en</strong> el cem<strong>en</strong>terio local”. El panteón de <strong>la</strong> familia<br />
aún hoy conserva tres candados <strong>en</strong> su puerta pesada.<br />
EL ELEGIDO<br />
“Lucharás por voluntad de los dioses”.<br />
Esa fue <strong>la</strong> frase que escuchó al salir del templo. Lo esperaban caminos<br />
<strong>la</strong>rgos y grises, sembrados de odio, viol<strong>en</strong>cia y terror. Ya estaba su destino escrito<br />
y nadie podía volver atrás. Los asesinos andaban sueltos por <strong>la</strong>s ciudades.<br />
Todos comunicados y esperando que apareciera. Ellos sabían que el elegido<br />
estaba listo para def<strong>en</strong>derse. Aun así, se preparaban para el ataque, dispuestos<br />
a terminar con él, ni bi<strong>en</strong> se cruzara <strong>en</strong> sus caminos.<br />
Varias ciudades podían ser su refugio temporal. Nadie le había dicho a<br />
ci<strong>en</strong>cia cierta cuántos eran sus <strong>en</strong>emigos pero él debía reconocerlos y actuar.<br />
Lo prepararon toda <strong>la</strong> vida para ese fi n. Partió temprano por <strong>la</strong> mañana con <strong>la</strong><br />
mochi<strong>la</strong> al hombro, el turbante anudado a su cabeza y <strong>la</strong> espada de su padre a<br />
un costado del cuerpo. Evitó despedirse de su madre. Sabía que ese mom<strong>en</strong>to<br />
iba a ser difícil para el<strong>la</strong> y se lo ahorró.<br />
Caminó por <strong>la</strong> ciudad aún dormida pasando inadvertido <strong>en</strong>tre los pocos<br />
que habían madrugado para recoger agua de <strong>la</strong> fu<strong>en</strong>te. Su apari<strong>en</strong>cia era <strong>la</strong> de<br />
uno más y aun así, se s<strong>en</strong>tía observado. El calor lo agobiaba. Siguió su camino<br />
por el s<strong>en</strong>dero que iba a <strong>la</strong>s afueras. A su alrededor los grises árboles inertes<br />
se ba<strong>la</strong>nceaban acompañando sus pasos. Llegó a Kabul, se alojó <strong>en</strong> <strong>la</strong> Casa de<br />
los Ángeles. Aquel<strong>la</strong> noche durmió plácidam<strong>en</strong>te. Al abrir los ojos estaba ahí,<br />
de<strong>la</strong>nte suyo, el Gran Maestro, saludándolo con una rever<strong>en</strong>cia para darle <strong>la</strong>s<br />
últimas instrucciones.<br />
–Deberás partir ya. No podemos esperar más. Que los dioses te acompañ<strong>en</strong><br />
y guí<strong>en</strong> tus pasos. Recuerda: lucharás contra tu voluntad, salvarás a<br />
nuestro pueblo y a ti mismo, todo dep<strong>en</strong>derá de tu m<strong>en</strong>te. Pi<strong>en</strong>sa, decide, todo<br />
ti<strong>en</strong>e una respuesta. La decisión es tuya. Cada movimi<strong>en</strong>to estará coordinado<br />
para v<strong>en</strong>cer. Aunque creas que fracasas, sigue ade<strong>la</strong>nte. Los dioses están con-