Despiertos en la lluvia ED01_11287.indd - Aula Avatares
Despiertos en la lluvia ED01_11287.indd - Aula Avatares
Despiertos en la lluvia ED01_11287.indd - Aula Avatares
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
DESPIERTOS EN LA LLUVIA<br />
117<br />
Froto <strong>la</strong>s manos <strong>en</strong> el de<strong>la</strong>ntal descosido. Si<strong>en</strong>to que el corazón va a partirse<br />
<strong>en</strong> dos pedazos como cuando preparo los jugos sin azúcar y pret<strong>en</strong>do<br />
ll<strong>en</strong>ar los vasos sin lograrlo.<br />
–Lo capturamos cuando int<strong>en</strong>tó asaltar <strong>la</strong> pollería de don Ramón.<br />
–No puede ser.<br />
–V<strong>en</strong>ga con nosotros.<br />
–¿Y los gurises? Hay barro. Llueve mucho.<br />
–Los llevamos. El viaje se hace interminable. Los vidrios están empañados.<br />
Faros pot<strong>en</strong>tes iluminan el camino pantanoso. Una comadreja cruza<br />
de<strong>la</strong>nte de nosotros. Llegamos a un edifi cio que no conozco. Obligada a bajar,<br />
dejo a los pequeños con un cabo. Camino por pasillos. Oigo puertas que se<br />
cierran. Hay un murmullo insoportable. La atmósfera es asfi xiante. Si<strong>en</strong>to el<br />
vi<strong>en</strong>tre pesado. Se deti<strong>en</strong><strong>en</strong> ante una celda oscura. Otra puntada <strong>en</strong> <strong>la</strong> barriga<br />
me hace proferir un grito. Vi<strong>en</strong><strong>en</strong> más ag<strong>en</strong>tes y soy acostada <strong>en</strong> el suelo. Una<br />
mujer vestida de azul, les dice que vi<strong>en</strong>e el bebé. Lloro y grito. Las contracciones<br />
son cada vez más fuertes. Algui<strong>en</strong> pide que puje.<br />
–Es un varón– dice <strong>la</strong> mujer policía. Giro mi cuerpo y aprieto <strong>la</strong>s rejas de<br />
hierro. No te veo. Acostumbro <strong>la</strong> vista, hay escasa luminosidad. Algo humano<br />
se tambalea desde un caño de una de <strong>la</strong>s paredes. Acercan más ve<strong>la</strong>s que<br />
amplían <strong>la</strong> imag<strong>en</strong> movediza sobre <strong>la</strong> pared.<br />
UN CUERPO DE CALLES SIN ATAJOS<br />
Un hombre <strong>la</strong> espera detrás del paredón. El<strong>la</strong> acude, es que no sabe de otra<br />
cosa. O porque paga culpas aj<strong>en</strong>as.<br />
La llevan a <strong>la</strong> corrupción hechos que sucedieron antes de su primer l<strong>la</strong>nto.<br />
En su alma se mezc<strong>la</strong>n el ayer y el hoy. El afuera y el ad<strong>en</strong>tro. El negro y<br />
el b<strong>la</strong>nco. No lo conoce, también ignora al otro que pagará después.<br />
Las si<strong>en</strong>es palpitan y el<strong>la</strong> crea una historia que no acontecerá.<br />
Mi<strong>en</strong>tas camina con sus tacones altos y su falda corta, lo pi<strong>en</strong>sa, lo arma,<br />
lo imagina. Alto, delgado, sonri<strong>en</strong>te. ¿Qué más da?<br />
Deletrea <strong>en</strong> <strong>la</strong>s estrel<strong>la</strong>s <strong>la</strong>s sí<strong>la</strong>bas de cualquier nombre. Algui<strong>en</strong> que recorrerá<br />
su cuerpo de calles sin atajos. Ese ser, un cuarto precario, un cigarrillo,<br />
unas pa<strong>la</strong>bras. Una esperanza para su alma atorm<strong>en</strong>tada.