Despiertos en la lluvia ED01_11287.indd - Aula Avatares
Despiertos en la lluvia ED01_11287.indd - Aula Avatares
Despiertos en la lluvia ED01_11287.indd - Aula Avatares
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
DESPIERTOS EN LA LLUVIA<br />
115<br />
Me quedé p<strong>en</strong>sando. Aún corría y saltaba los cercos. Si uno ti<strong>en</strong>e los bigotes<br />
b<strong>la</strong>ncos, ¿es compr<strong>en</strong>sible que no siga vivi<strong>en</strong>do? ¿Dónde irá a parar mi<br />
amor por Diana, <strong>la</strong> mascota del diariero? ¿Qué sucederá con Tobías, mi mejor<br />
amigo? T<strong>en</strong>go que contarle lo de <strong>la</strong> l<strong>la</strong>mada. ¿No ver más los juguetes que<br />
logré esconder del Tío Enrique?<br />
Estoy <strong>en</strong>trando <strong>en</strong> un túnel. Veo luz, mucha luz. Me molesta <strong>la</strong> vista. Sigo<br />
caminando. Las patas están curadas. Más luz. Mucha luz…<br />
ENHEBRANDO RECUERDOS<br />
¡Levánt<strong>en</strong>se! decía mi padre con voz suave. Abría mis ojos <strong>en</strong> <strong>la</strong> p<strong>en</strong>umbra<br />
del amanecer, y aún, adormi<strong>la</strong>da, miraba <strong>la</strong>s paredes de los troncos de mi<br />
habitación. Mi hermana apartaba los cobertores y se incorporaba. Cada año<br />
v<strong>en</strong>íamos a pasar un mes del verano. Río Ceballos t<strong>en</strong>ía un atractivo especial<br />
para mis padres. Allí habían ido de luna de miel y se prometieron traernos<br />
cuando tuvies<strong>en</strong> hijos. Queríamos que mamá viniese también, pero no se<br />
animaba a dejar so<strong>la</strong> a <strong>la</strong> abue<strong>la</strong>. Nos <strong>en</strong>tregó un termo y una cámara fotográfi<br />
ca. Bajamos los escalones. Tomamos el s<strong>en</strong>dero hacia el <strong>la</strong>go. El camino era<br />
sinuoso. El fulgor rojizo sobre <strong>la</strong>s copas de los árboles, nos <strong>en</strong>candi<strong>la</strong>ba.<br />
El fi rmam<strong>en</strong>to de tonos naranjas, rosados y ámbar, se nos ofrecía con<br />
toda su belleza. Bril<strong>la</strong>ba allá arriba, una estrel<strong>la</strong> rezagada. La neblina se fue<br />
alzando del <strong>la</strong>go. El paisaje se tornó visible. De pronto, <strong>la</strong> moneda de un sol<br />
resp<strong>la</strong>ndeci<strong>en</strong>te, hizo que todo ganase vida. Un pájaro de pecho rojizo se alzó<br />
desde una oril<strong>la</strong> lejana. En su vuelo abanicó el agua. Unas <strong>la</strong>gartijas pasaron<br />
trepando un tronco, confundiéndose con <strong>la</strong>s hojas. Una pata pasó por el <strong>la</strong>go<br />
con sus retoños trepados sobre su lomo. Era una maravil<strong>la</strong> ver cómo los pequeños<br />
no caían, adheridos a <strong>la</strong>s plumas de su madre. El rápido p<strong>la</strong>neo de un<br />
águi<strong>la</strong>, l<strong>la</strong>mó nuestra at<strong>en</strong>ción. Papá seña<strong>la</strong>ba todo con su dedo, sorpr<strong>en</strong>dido<br />
ante tanta belleza. Un b<strong>en</strong>teveo l<strong>la</strong>maba a su compañera. Ésta vino saltando<br />
de piedra <strong>en</strong> piedra. Después de disfrutar tanta majestuosidad, corríamos a <strong>la</strong><br />
cabaña y nos acostábamos. Papá era el último <strong>en</strong> llegar. Escuchaba sus pasos<br />
desde nuestro dormitorio. Hoy, mes de <strong>en</strong>ero del año 2000, susurro a mis hijos:<br />
¡Vamos! ¡Levánt<strong>en</strong>se! ¡V<strong>en</strong>gan al <strong>la</strong>go!<br />
Sal<strong>en</strong> somnoli<strong>en</strong>tos, aún atraviesan sueños y recib<strong>en</strong> el termo de café<br />
cali<strong>en</strong>te. Admiramos el revoloteo de un pájaro multicolor. Una pata pasa con<br />
sus polluelos sobre <strong>la</strong> espalda.