15.05.2013 Views

Despiertos en la lluvia ED01_11287.indd - Aula Avatares

Despiertos en la lluvia ED01_11287.indd - Aula Avatares

Despiertos en la lluvia ED01_11287.indd - Aula Avatares

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

DESPIERTOS EN LA LLUVIA<br />

113<br />

Gloria se s<strong>en</strong>tó <strong>en</strong> otro asi<strong>en</strong>to, junto a <strong>la</strong> v<strong>en</strong>tanil<strong>la</strong>. El aire golpeaba <strong>en</strong><br />

<strong>la</strong>s mejil<strong>la</strong>s como si fuese el a<strong>la</strong> de un pájaro. Era cansino el sonido del motor.<br />

A medida que <strong>la</strong>s compañeras iban bajando, Gloria p<strong>en</strong>só que <strong>en</strong> veinte minutos<br />

estaría <strong>en</strong> su hogar. Seguro que nacerían esperanzas para el alma atorm<strong>en</strong>tada.<br />

Pronto desc<strong>en</strong>dería. Se decía que el detective era efi caz, para s<strong>en</strong>tir<br />

mayor sosiego. De pronto, el paisaje no le fue familiar. Tal vez el conductor<br />

habría tomado un atajo. Gloria se dirigió al hombre del vo<strong>la</strong>nte.<br />

–Ya estamos llegando. Cambié el camino porque Doña Sara va a <strong>en</strong>tregarme<br />

una vianda. Regresó al asi<strong>en</strong>to. No notó que el pelo corto y rubio no se<br />

debía a que el chaufeur siguiera <strong>la</strong> moda. Tampoco vio <strong>la</strong> pelotita que mi<strong>en</strong>tras<br />

conducía con <strong>la</strong> mano derecha, manipu<strong>la</strong>ba con <strong>la</strong> izquierda.<br />

ELLOS CREÍAN<br />

No sé de dónde apareció el camión. Sabía que no debía atravesar <strong>la</strong>s calles<br />

solo. Reconozco que soy rebelde. La bocina del camión sonó como una fl auta.<br />

Ya era tarde. Estoy <strong>en</strong> una clínica. Me ll<strong>en</strong>aron de cables. Fui conectado a muchos<br />

aparatos que hac<strong>en</strong> rayas raras. Una doctora le dijo a mis patrones: –Se<br />

nos va –A cada rato levantan un párpado y me miran con una linterna. Niegan<br />

con <strong>la</strong> cabeza. El director, el Dr. Márquez, le dijo a todos que <strong>en</strong>tré <strong>en</strong> estado<br />

de coma. Es ahora cuando me doy cu<strong>en</strong>ta quién es quién.<br />

Doña Mercedes: –No podemos seguir pagando. Que le apliqu<strong>en</strong> una inyección.<br />

No somos millonarios. Es una lástima que no se haya muerto el mes<br />

pasado, al ingerir v<strong>en</strong><strong>en</strong>o.<br />

Don Alfredo: –Siempre te fastidió. Tus quejas son continuas. Me resulta<br />

incompr<strong>en</strong>sible por qué no pudiste darle amor.<br />

Hija: –Es sólo un perro, papá.<br />

Don Alfredo: –Sí. Es sólo un perro. Es por eso que es muy importante. No<br />

ti<strong>en</strong><strong>en</strong> s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>tos. A veces, no los compr<strong>en</strong>do.<br />

Hijo: –Acordate cuando mordió a Enrique. T<strong>en</strong>és ma<strong>la</strong> memoria. Pasó<br />

ses<strong>en</strong>ta días v<strong>en</strong>dado, protegido por un guante quirúrgico.<br />

Sí. Atrapé con los di<strong>en</strong>tes <strong>la</strong> mano del Tío Enrique. Me molestaba. Le gustaba<br />

quitarme los juguetes que traía mi amo. Después no los devolvía. Hice lo<br />

que debía. T<strong>en</strong>ía r<strong>en</strong>cor porque fui recogido de <strong>la</strong> calle. Él ti<strong>en</strong>e un Rottwailler<br />

registrado. Lo pagó <strong>en</strong> dó<strong>la</strong>res. Recuerdo todo. No soporto ver a un racista.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!