Despiertos en la lluvia ED01_11287.indd - Aula Avatares
Despiertos en la lluvia ED01_11287.indd - Aula Avatares
Despiertos en la lluvia ED01_11287.indd - Aula Avatares
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
104<br />
SARA LIDIA NOVAS<br />
–Quieto.<br />
El hombre se da vuelta y lo mira. Lalo lo apunta con una pisto<strong>la</strong>. Fernández<br />
funde sus ojos <strong>en</strong> <strong>la</strong> fría mirada del personal de maestranza. Por su cuerpo<br />
corre un horrible presagio. Vuelve a dar <strong>la</strong> espalda para ayudar a su g<strong>en</strong>te. Lalo<br />
con los ojos fi jos, como un autómata, descarga el revólver <strong>en</strong>cima del abogado<br />
qui<strong>en</strong> se desploma. Un estru<strong>en</strong>do calcu<strong>la</strong>do da por terminado el designio. El<br />
resto del personal se desamarra. Se aba<strong>la</strong>nzan sobre el cuerpo para despojarlo<br />
de sus pert<strong>en</strong><strong>en</strong>cias. Huy<strong>en</strong>. Después de unos minutos llega <strong>la</strong> policía. Ingresan<br />
armados con atacas. Dan <strong>la</strong> voz de alto.<br />
–Tir<strong>en</strong> <strong>la</strong>s armas<br />
Solo el sil<strong>en</strong>cio acurrucado contesta. El cadáver t<strong>en</strong>dido con ojos pasmados<br />
y <strong>la</strong> sangre desori<strong>en</strong>tada los recib<strong>en</strong>.<br />
EL IMPULSO, SU VERDUGO<br />
Como todas <strong>la</strong>s mañanas, Marta sale de su casa. Cierra <strong>la</strong> puerta de calle<br />
mirando para todos <strong>la</strong>dos. Con paso apresurado cruza <strong>la</strong> av<strong>en</strong>ida. Sus cuar<strong>en</strong>ta<br />
y tantos años son llevados con resignación. Es de una estatura agraciada. La<br />
cabellera rubia desplomada sobre su espalda, luce con desparpajo. Camina con<br />
l<strong>en</strong>titud. Sus ojos inclinados hacia el suelo rezan una plegaria. Yo int<strong>en</strong>to descifrar<br />
cada día quién es <strong>en</strong> verdad. Parec<strong>en</strong> dos personas <strong>en</strong> un mismo cuerpo.<br />
Entra a <strong>la</strong> ofi cina. Me saluda con cordialidad.<br />
–Ho<strong>la</strong> Juan, Bu<strong>en</strong> día dice sonri<strong>en</strong>te.<br />
–Bu<strong>en</strong> día, Martita, le contesto.<br />
Es compañera de Lucero Antorchas. Mujer asturiana, servicial por afuera.<br />
Es decir, un tanto impulsiva. También el<strong>la</strong> <strong>en</strong>cierra algo indescifrable <strong>en</strong> sus<br />
gestos que a veces <strong>la</strong> torna abominable. Hace unos meses ambas estuvieron<br />
involucradas <strong>en</strong> un hecho dem<strong>en</strong>cial.<br />
Se los contaré <strong>en</strong> otro mom<strong>en</strong>to. Me necesita mi jefe, disculp<strong>en</strong>. Marta<br />
cruza el pasillo y se si<strong>en</strong>ta fr<strong>en</strong>te a su computadora. Abre una carpeta y comi<strong>en</strong>za<br />
a trabajar. En el escritorio <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tado al suyo se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra Lucero.<br />
Después de casi media hora de sil<strong>en</strong>cio su<strong>en</strong>a el teléfono.<br />
–Alonso Propiedades, Bu<strong>en</strong>os días, ati<strong>en</strong>de Marta.<br />
–Sí, Señor: –Sí, Señor, <strong>en</strong>seguida.