Rafael Ortega Dominguez Parte 1 - Fiestabrava

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Apuntes biográficos y profesionales - I 80 Rafael Ortega Domínguez Viene de la página nº. 78. siempre estuvo atento a evitar sustos con pureza de su toreo. Rafael Ortega sólo pudo contratar 5 corridas de toros en la temporada de 1960, lo que le empujó a retirarse de los ruedos. Desde entonces, gustó de ayudar en sus inicios a varios novilleros, entre ellos, a sus paisanos Francisco Rivera (Paquirri) y Ruiz Miguel, que tuvieron mucho que agradecerle. Siguiendo con Rafael Ortega, volví a verlo en 1961, esta vez en el cortijo de Bolaños, de don José Luis Osborne Vázquez, inolvidable amigo con el que muchas veces, en la sacristía de las Bodegas Osborne de El Puerto de Santa María, compartí con él el aromático Fino Coquinero, platicando de toros -o bien en la sacristía de las Bodegas de González Byass, charlando sobre el Parque Nacional de Doñana y su rica fauna silvestre, con el señor marqués de Bonanza, don Manuel María González Gordon, dueño de las Bodegas, al que los suyos y este servidor le llamábamos «Tío Manolo», pues tal era su inmensa categoría humana y sencillez-, cada vez que durante las vacaciones, iba a El Puerto y a Jerez a pasar unos días de descanso con la que después sería mi querida esposa, doña Alicia Abreu Portillo. Allí estaba Rafael Ortega, con don José María Pemán y José Luis Osborne, cuando llegamos todos los asambleístas del XIV Congreso Internacional de la Unión de Estudiantes de Veterinaria, del que fue Presidente el después notabilísimo político español, el doctor don Luis Mardones Sevilla y este servidor de ustedes, Secretario organizador. Rafael estuvo llevando con el ilustre ganadero la tienta de las becerras que nos ofrecieron, seguida de los correspondientes capotazos y muletazos deshilvanados por parte de los congresistas más atrevidos. Hasta algunos estudiantes de detrás de la entonces cortina de acero, hicieron sus pinitos con el percal... , como el joven Tabakobich, y probaron las amarguras de los revolcones, pero Rafael Ortega oportunos y brillantes quites, que todos los asistentes extranjeros jalearon. Platicando después de la tienta con mi paisano Rafael -sin dejar de saborear la riquísima paella de mariscos obsequiada por las Bodegas Osborne, que siempre se ha distinguido por sus atenciones… ¡Y así siguen!-, sobre la calidad biológica tan deficientes de muchas becerras tentadas, él manifestó su preocupación por la flojedad que presentaron... y ¡fíjate! -decía-, que las más bravas y nobles, las mejores, son las que más se caen... Lo cual resulta de lo más lógico, ya que a mayor temperamento y casta, más desequilibrio se presenta entre las órdenes emanadas del centro cerebral de la bravura y la incapacidad de los órganos motores para cumplirlas. Las añojas menos tempe-ramentales, las menos nerviosas, y a la vez más disminuida en acometividad, lógicamente, no se caían tanto. 1966: La reaparición de Rafael en 1966 fue como la de «Antoñete» en Madrid, con casi 45 años de edad logró que la nueva crítica le diera el sitio que no le habían dado los cronistas de los años 50. En San Isidro de 1967 cuajó una de las faenas imborrables que han tenido lugar en la Monumental de Las Ventas, que realiza a un toro de Higuero, y en Barcelona el 1 de octubre, el toro llamado; Capuchino», de la ganadería de Hoyo de la Gitana, le pegó una cornada gravísima que lo puso al borde de la muerte . Este percance, una cornada que le atravesó el muslo izquierdo, precipitó su retirada en 1968. Tuve el privilegio, cita un cronista, de conocerle, allá en su Isla de San Fernando. Juntos, en compañía del periodista salmanquino Alfonso Navalón y del matador Francisco Ruiz Miguel, participamos en un tentadero en casa de Manolo Camacho, donde fuimos en compañía del querido amigo Oscar Aguerrevere Vegas, entonces alto El PUERTO de SANTA MARÍA

Rafael Ortega Domínguez ejecutivo de Viasa. El levante hizo que los bisoños nos tapáramos, pero la lección del maestro fue grande en el dominio de los elementos y de las reses. Al día siguiente nos refugiamos con Rafael Ortega y su primo Paco Ortega en La Venta de Vargas, el sitio más torero de toda Andalucía. Estuvo locuaz, sentencioso, habló del toreo de ayer, del arte de siempre. Los cuadros de Franconeti y del Silverio, como las fotos de la Paquera de Jerez y de La Niña de los Peines y las de aquellos toreros antiguos que cuelgan sus pesados trajes dorados de las viejas paredes de la Cádiz torera, fueron los oídos de la última lección del toreó que le escuché a Rafael Ortega. Marzo: 24: El (24-03-1966), luego de una faena brillante al bravo y noble toro, de nombre Martincho, de la ganadería de Manuel Martínez, en la Monumental «Plaza México» –la más grande del Mundo-, con el corte de dos orejas, el diestro Rafael Ortega se ganó la Oreja de Oro. Julio: 10: Rafael Ortega, que en la temporada de 1960 tan sólo se vistió de torero en cinco ocasiones, ninguna de ellas en la Plaza Real –en ésta toreó la última corrida de su primera etapa la tarde (02-08-1959)-, decidiendo abandonar la profesión, cuya noticia hizo pensar a los aficionados que la Fiesta perdería un gran valor por su hombría y pundonor, en la que tantos triunfos lograra, dejó gratamente sorprendido a todos los aficionados cuando la temporada de 1966 retornó a los ruedos para, en lucha con su edad y su excesivo peso, continuar exitosamente su carrera taurina. El acontecimiento, que resultó un «triple triunfo y gran cartel», tuvo lugar en la Plaza Real de El Puerto de Santa María, el (10-07-1966), en cuya corrida toreó ganado de D. Carlos Núñez, alternando con Juan El PUERTO de SANTA MARÍA Apuntes biográficos y profesionales - I García (Mondeño) y Sebastián Palomo (Linares), logrando cortar las dos orejas y el rabo a su segundo enemigo, antes de salir a hombros del emblemático coso. Y es que, necesitado económicamente, tuvo que volver a los toros, en la sexta de las 8 veces que volvió a cruzar la Puerta Grande y en la que logró cortar un total 24 orejas y 3 rabos-, en presencia de dos jóvenes valientes como Juan García (Mondeño) y Palomo Linares. Pero para no perder su desgraciado sino de verse siempre perseguido por las cornadas, un toro le fracturó un brazo en la plaza malagueña de Motril a final de temporada. Pero vayámos a la reseña de D. José María Rojas Guillén, para decir que el la tarde del citado 10 de julio, los Herederos del ganadero gaditano D. Carlos Núñez embarcaron en su dehesa de Los Derramaderos una corrida terciadita en peso y trapío, pero de uniforme exterior, brava para los montados, con destino a la Plaza Real de El Puerto de Santa María, siendo los mejores toros los lidiados en tercero y cuarto lugares, que lidiaron los diestros Rafael Ortega Domínguez, Juan García (Mondeño) y Sebastián Palomo (Linares). «El Torero de la Isla» -que fue saludado entusiásticamente por la concurrencia en agradecimiento a su regreso a El Puerto, manifestación que agradeció cruzando sus brazos en el pecho con el cariño y afecto que él prodigaba como nadie-, veroniqueó de salida a sus dos enemigos de la forma clásica a que nos tenía acostumbrados. Fue, sin duda, por lo que brindó su primer enemigo a todo el público, toreándolo muy bien por la derecha, muy ceñido al toro y de forma reposada, iluminando a todos con su veteranía. El toro le puntea en un buen número de pases de pecho y al ligar el otro se le vence su enemigo, que lo remató con media estocada en corto y por derecho, saliendo rebotado. Otros dos pinchazos y el se echó el bicho. Vuelta al ruedo. A su segundo le dobló muy bien por bajo y le citó al natural para ejecutar una buena serie de muletazos que abrochó 81

Apuntes biográficos y profesionales - I<br />

80<br />

<strong>Rafael</strong> <strong>Ortega</strong> Domínguez<br />

Viene de la página nº. 78. siempre estuvo atento a evitar sustos con<br />

pureza de su toreo. <strong>Rafael</strong> <strong>Ortega</strong> sólo pudo<br />

contratar 5 corridas de toros en la temporada<br />

de 1960, lo que le empujó a retirarse de los<br />

ruedos. Desde entonces, gustó de ayudar en<br />

sus inicios a varios novilleros, entre ellos, a<br />

sus paisanos Francisco Rivera (Paquirri) y<br />

Ruiz Miguel, que tuvieron mucho que agradecerle.<br />

Siguiendo con <strong>Rafael</strong> <strong>Ortega</strong>, volví a<br />

verlo en 1961, esta vez en el cortijo de<br />

Bolaños, de don José Luis Osborne Vázquez,<br />

inolvidable amigo con el que muchas veces,<br />

en la sacristía de las Bodegas Osborne de El<br />

Puerto de Santa María, compartí con él el<br />

aromático Fino Coquinero, platicando de<br />

toros -o bien en la sacristía de las Bodegas<br />

de González Byass, charlando sobre el<br />

Parque Nacional de Doñana y su rica fauna<br />

silvestre, con el señor marqués de Bonanza,<br />

don Manuel María González Gordon, dueño<br />

de las Bodegas, al que los suyos y este<br />

servidor le llamábamos «Tío Manolo», pues<br />

tal era su inmensa categoría humana y<br />

sencillez-, cada vez que durante las<br />

vacaciones, iba a El Puerto y a Jerez a pasar<br />

unos días de descanso con la que después<br />

sería mi querida esposa, doña Alicia Abreu<br />

Portillo.<br />

Allí estaba <strong>Rafael</strong> <strong>Ortega</strong>, con don<br />

José María Pemán y José Luis Osborne,<br />

cuando llegamos todos los asambleístas del<br />

XIV Congreso Internacional de la Unión de<br />

Estudiantes de Veterinaria, del que fue<br />

Presidente el después notabilísimo político<br />

español, el doctor don Luis Mardones Sevilla<br />

y este servidor de ustedes, Secretario<br />

organizador. <strong>Rafael</strong> estuvo llevando con el<br />

ilustre ganadero la tienta de las becerras que<br />

nos ofrecieron, seguida de los correspondientes<br />

capotazos y muletazos deshilvanados<br />

por parte de los congresistas más<br />

atrevidos. Hasta algunos estudiantes de<br />

detrás de la entonces cortina de acero,<br />

hicieron sus pinitos con el percal... , como el<br />

joven Tabakobich, y probaron las amarguras<br />

de los revolcones, pero <strong>Rafael</strong> <strong>Ortega</strong><br />

oportunos y brillantes quites, que todos los<br />

asistentes extranjeros jalearon.<br />

Platicando después de la tienta con<br />

mi paisano <strong>Rafael</strong> -sin dejar de saborear la<br />

riquísima paella de mariscos obsequiada por<br />

las Bodegas Osborne, que siempre se ha<br />

distinguido por sus atenciones… ¡Y así<br />

siguen!-, sobre la calidad biológica tan<br />

deficientes de muchas becerras tentadas, él<br />

manifestó su preocupación por la flojedad que<br />

presentaron... y ¡fíjate! -decía-, que las más<br />

bravas y nobles, las mejores, son las que<br />

más se caen... Lo cual resulta de lo más<br />

lógico, ya que a mayor temperamento y<br />

casta, más desequilibrio se presenta entre<br />

las órdenes emanadas del centro cerebral de<br />

la bravura y la incapacidad de los órganos<br />

motores para cumplirlas. Las añojas menos<br />

tempe-ramentales, las menos nerviosas, y a<br />

la vez más disminuida en acometividad,<br />

lógicamente, no se caían tanto.<br />

1966:<br />

La reaparición de <strong>Rafael</strong> en 1966 fue<br />

como la de «Antoñete» en Madrid, con casi<br />

45 años de edad logró que la nueva crítica le<br />

diera el sitio que no le habían dado los<br />

cronistas de los años 50. En San Isidro de<br />

1967 cuajó una de las faenas imborrables que<br />

han tenido lugar en la Monumental de Las<br />

Ventas, que realiza a un toro de Higuero, y en<br />

Barcelona el 1 de octubre, el toro llamado;<br />

Capuchino», de la ganadería de Hoyo de la<br />

Gitana, le pegó una cornada gravísima que lo<br />

puso al borde de la muerte . Este percance,<br />

una cornada que le atravesó el muslo<br />

izquierdo, precipitó su retirada en 1968.<br />

Tuve el privilegio, cita un cronista, de<br />

conocerle, allá en su Isla de San Fernando.<br />

Juntos, en compañía del periodista<br />

salmanquino Alfonso Navalón y del matador<br />

Francisco Ruiz Miguel, participamos en un<br />

tentadero en casa de Manolo Camacho,<br />

donde fuimos en compañía del querido amigo<br />

Oscar Aguerrevere Vegas, entonces alto<br />

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