Rafael Ortega Dominguez Parte 1 - Fiestabrava
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Apuntes biográficos y profesionales - I<br />
Viene de la página nº 66.<br />
El ganado, en general, tuvo poder y<br />
codicia con los de a caballos, siendo los<br />
mejores el tercero, quinto y sexto. Sin<br />
embargo, el festejo no llegó ni siquiera a<br />
entretener y los espectadores aguantaron con<br />
paciencia el encierro, si bien Girón fue el<br />
triunfador y la nota colorista y humana la protagonizaron<br />
tres maletillas que se arrojaron<br />
con sus muletillas, porque del dormilón<br />
espectáculo, lo destacable lo llevaron a cabo<br />
los picadores, realizando su trabajo con<br />
sanguinaria alevosía y premeditación, para<br />
dejar en la mínima expresión el poder y la<br />
codicia iniciales de los toros, que abusaron<br />
con el descarado consentimiento de los<br />
desganados jefes.<br />
La labor de los banderilleros consistió,<br />
al parecer, como recreándose en dar<br />
capotazos sin ton ni son, en el más absurdo<br />
desorden. Con unos diestros sin concentrarse<br />
anímicamente en su labor, todo<br />
termina desluciéndose y hasta los toros,<br />
1958:<br />
Agosto:<br />
31:<br />
El quinto de los festejos a «Plaza<br />
Partida», se celebró en la Plaza Real de El<br />
Puerto de Santa María, el (31-08-1958) y en<br />
esta ocasión fueron 6 toros y 6 novillos, todos<br />
ellos de D. Carlos Núñez, de Tarifa (Cádiz),<br />
que fueron lidiados, los toros, por <strong>Rafael</strong><br />
<strong>Ortega</strong>, Gregorio Sánchez y Juan Antonio<br />
Romero, y los novillos por Pepe Álvarez, de<br />
El Puerto; Emilio Oliva (padre), de Chiclana<br />
de la Frontera (Cádiz) y <strong>Rafael</strong> de Paula, de<br />
Jerez de la Frontera (Cádiz). El ganadero<br />
gaditano presentó bravos, nobles y<br />
manejables toros y novillos, siendo<br />
únicamente protestado el quinto de la tarde,<br />
segundo de Gregorio Sánchez. Los programa<br />
de mano hacían curiosas advertencias. Por<br />
ejemplo, que la corrida sería presidida y<br />
asesorada de la forma ordinaria, y que para<br />
la novillada habría una delegación de la<br />
68<br />
<strong>Rafael</strong> <strong>Ortega</strong> Domínguez<br />
Presidencia, por lo que los cambios de<br />
suertes y demás, serían ordenados por cada<br />
una de ellas con distintos toques de clarines.<br />
La división de la Plaza estaba ya hecha antes<br />
del desfile de las cuadrillas, que en esta<br />
ocasión lo hicieron por puertas distintas y<br />
recorridos diferentes. Igualmente había doble<br />
puerta de toriles. Los tres primeros toros se<br />
lidiaron en la media Plaza, correspondiente a<br />
los tendidos de Sombra, y los tres últimos a<br />
los del Sol, simultaneándose la lidia de cada<br />
toro con la de un novillo. También había dos<br />
bandas de música, una por cada mitad de la<br />
Plaza. En este espectáculo se cubrieron los<br />
tendidos y las gradas en su totalidad, siendo<br />
los precios de 190 pesetas el tendido de<br />
Sombra y 90 pesetas el de Sol. Y finalmente<br />
se hacía la advertencia de que para el caso<br />
de que algún astado saltase la valla, habría<br />
habilitada en ésta dos puertas comunicantes,<br />
para facilitar la vuelta del animal a su mitad<br />
de ruedo correspondiente.<br />
La reseña de ambos festejos<br />
podemos resumirla diciendo: Que <strong>Rafael</strong><br />
<strong>Ortega</strong> fue el único triunfador al cortar una<br />
oreja, pero en sus dos faenas no puso el<br />
entusiasmo de otras veces, tal vez por lo<br />
descastados que llegaron sus toros a la<br />
muleta. El segundo en la terna, Gregorio<br />
Sánchez, como en la corrida de su presentación,<br />
estuvo desganado, carente de sitio,<br />
pese a que en ambas ocasiones le tocaron<br />
buenos toros. Al tercero, Juan Antonio<br />
Romero, como otras veces, su decidido<br />
empeño por agradar le hizo lucir su valentía,<br />
escuchando aplausos en las banderillas y al<br />
torear de rodillas, pero falló con la espada,<br />
usándola con mal estilo.<br />
En las novilladas –recordamos que<br />
al finalizar la muerte de las seis primeras<br />
reses se permutaron las cuadrillas para<br />
lidiarse los otros seis cornúpetas-, Pepe<br />
Álvarez escuchó ölés en su primero, que<br />
toreó sin pararse, sufriendo por lo desconfiado<br />
más de un desarme. Cuenta el cronista que<br />
brindó su segundo a D. Eduardo Ruiz, y<br />
Pasa a la página nº 70.<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA