Rafael Ortega Dominguez Parte 1 - Fiestabrava

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Apuntes biográficos y profesionales - I De Rafael Ortega no es a estas alturas necesario decir que dejó al descubierto como siempre su gran dominio de los toros y su inteligencia para realizar faenas a toros que nada ofrecen. Se hizo aplaudir en sus dos novillos, a los que también tumbó las orejas, paseándolas en triunfo entre incesantes ovaciones, saliendo también a hombros junto a Juan Antonio. De Manolo Vázquez estamos obligados a decir, mal que nos pese, que no rayó a la altura de sus compañeros, y no en desagravio del sevillano, que a su primero se lo corrieron mal de salida y a su segundo se lo estropearon definitivamente en el tercio de varas. Por ello anduvo bastante desconfiado por falta de materia prima, brillando por su ausencia ese su reconocido buen arte. Pero, bueno, fue el festival muy interesante, pues hubo de todo, y del que, al final, salieron los espectadores contentos, que es lo verdaderamente importante. (Cartel en la siguiente página). 1957: Agosto: 04: Al estudiar el largo pasado taurino de nuestra hermosa y emblemática Plaza Real, nos vemos obligados, desgraciadamente, a pensar que acarrea una extraña enfermedad: la de no ser debidamente tratada por propios y extraños, encontrándose entre éstos, desde muy antiguo, los ganaderos españoles, es decir, lo mismo los del entorno que los de centenares de kilómetros de El Puerto, que envían sus desechos ganaderos, salvo muy escasas excepciones. Y así, una vez más, la tarde del domingo (04-08-1957), en la que sin duda brillaría con la reaparición en España del madrileño Luis Miguel Dominguín, respondiendo la afición casi llenando el bello coso casi hasta los banderines del tejado, el ganadero salmantino, don Antonio Pérez (hijo) de San Fernando, cuyos seis toros estaban anunciados a su nombre, sólo se lidiaron dos 58 Rafael Ortega Domínguez toros, pues tres fueron rechazados por chicos y otro, que salió en tercer lugar, fue devuelto a los corrales por su escasa presencia. Los salmantinos fueron una becerrada en toda regla. Ante tales circunstancia –no sabemos los esfuerzos que fueron necesarios realizar para impedir un desaguisado- fueron lidiados cuatro toros de don José Luis Osborne Vázquez, de preciosas hechuras, relucientes de gordos, bien armados y cargados de bravura y buena casta, pues hicieron brava pelea con los montados y, después, se dejaron torear. El cartel lo encabezaba Antonio Bienvenida y Rafael Ortega ocupaba el tercer lugar. Siguiendo la reseña –que nos ofrece D. José María Rojas Guillén- sin conocer la fuente original de procedencia, diremos que «Antonio Bienvenida, vestido de tabaco y oro, no hizo nada son su primer choto de A. P., al que dio seis pases de muleta, en medio de un griterío imponente, matándolo de media atravesada y baja. Al cuarto, un buen mozo de D. José Luis Osborne, lo toreó finamente con el capote y le clavó tres buenos pares de banderillas, Con la muleta realizó una buena faena con la derecha, cortita, para acabar con él de dos pinchazos y media estocada. Hubo aplausos para el torero y para el toro…, más para la brava y noble fiera que para su Gilgamesh. Luis Miguel, de verde y oro, no logró cortar ningún trofeo en la esperada tarde de su reaparición –éste actuó por primera vez en la Plaza Real el (03-08-1952)- por haber fallado con el estoque, pues de haber acertado con la tizona, las dos orejas del segundo hubiesen ido a sus manos. La sola presencia de su primer toro en el ruedo levantó una unánime protesta, ya que ni con lupa podía verse el astado, lo que pudo originar un serio conflicto, por el escaso trapío de las reses. Los minitoros comenzaron a anunciar su masiva presencia. El madrileño, pese a todo, quiso hacerle faena y hasta le sacó cuatro naturales buenos. Pero el diestro Pasa a la página nº 60. El PUERTO de SANTA MARÍA

Rafael Ortega Domínguez El PUERTO de SANTA MARÍA Apuntes biográficos y profesionales - I 59

Apuntes biográficos y profesionales - I<br />

De <strong>Rafael</strong> <strong>Ortega</strong> no es a estas<br />

alturas necesario decir que dejó al descubierto<br />

como siempre su gran dominio de los<br />

toros y su inteligencia para realizar faenas a<br />

toros que nada ofrecen. Se hizo aplaudir en<br />

sus dos novillos, a los que también tumbó<br />

las orejas, paseándolas en triunfo entre<br />

incesantes ovaciones, saliendo también a<br />

hombros junto a Juan Antonio.<br />

De Manolo Vázquez estamos<br />

obligados a decir, mal que nos pese, que no<br />

rayó a la altura de sus compañeros, y no en<br />

desagravio del sevillano, que a su primero se<br />

lo corrieron mal de salida y a su segundo se<br />

lo estropearon definitivamente en el tercio de<br />

varas. Por ello anduvo bastante desconfiado<br />

por falta de materia prima, brillando por su<br />

ausencia ese su reconocido buen arte. Pero,<br />

bueno, fue el festival muy interesante, pues<br />

hubo de todo, y del que, al final, salieron los<br />

espectadores contentos, que es lo verdaderamente<br />

importante. (Cartel en la siguiente<br />

página).<br />

1957:<br />

Agosto:<br />

04:<br />

Al estudiar el largo pasado taurino de<br />

nuestra hermosa y emblemática Plaza Real,<br />

nos vemos obligados, desgraciadamente, a<br />

pensar que acarrea una extraña enfermedad:<br />

la de no ser debidamente tratada por propios<br />

y extraños, encontrándose entre éstos, desde<br />

muy antiguo, los ganaderos españoles, es<br />

decir, lo mismo los del entorno que los de<br />

centenares de kilómetros de El Puerto, que<br />

envían sus desechos ganaderos, salvo muy<br />

escasas excepciones.<br />

Y así, una vez más, la tarde del<br />

domingo (04-08-1957), en la que sin duda<br />

brillaría con la reaparición en España del<br />

madrileño Luis Miguel Dominguín, respondiendo<br />

la afición casi llenando el bello coso<br />

casi hasta los banderines del tejado, el<br />

ganadero salmantino, don Antonio Pérez (hijo)<br />

de San Fernando, cuyos seis toros estaban<br />

anunciados a su nombre, sólo se lidiaron dos<br />

58<br />

<strong>Rafael</strong> <strong>Ortega</strong> Domínguez<br />

toros, pues tres fueron rechazados por chicos<br />

y otro, que salió en tercer lugar, fue devuelto<br />

a los corrales por su escasa presencia. Los<br />

salmantinos fueron una becerrada en toda<br />

regla. Ante tales circunstancia –no sabemos<br />

los esfuerzos que fueron necesarios realizar<br />

para impedir un desaguisado- fueron lidiados<br />

cuatro toros de don José Luis Osborne<br />

Vázquez, de preciosas hechuras, relucientes<br />

de gordos, bien armados y cargados de<br />

bravura y buena casta, pues hicieron brava<br />

pelea con los montados y, después, se<br />

dejaron torear. El cartel lo encabezaba Antonio<br />

Bienvenida y <strong>Rafael</strong> <strong>Ortega</strong> ocupaba el tercer<br />

lugar.<br />

Siguiendo la reseña –que nos ofrece<br />

D. José María Rojas Guillén- sin conocer la<br />

fuente original de procedencia, diremos que<br />

«Antonio Bienvenida, vestido de tabaco y oro,<br />

no hizo nada son su primer choto de A. P., al<br />

que dio seis pases de muleta, en medio de<br />

un griterío imponente, matándolo de media<br />

atravesada y baja. Al cuarto, un buen mozo<br />

de D. José Luis Osborne, lo toreó finamente<br />

con el capote y le clavó tres buenos pares de<br />

banderillas, Con la muleta realizó una buena<br />

faena con la derecha, cortita, para acabar con<br />

él de dos pinchazos y media estocada. Hubo<br />

aplausos para el torero y para el toro…, más<br />

para la brava y noble fiera que para su<br />

Gilgamesh.<br />

Luis Miguel, de verde y oro, no logró<br />

cortar ningún trofeo en la esperada tarde de<br />

su reaparición –éste actuó por primera vez<br />

en la Plaza Real el (03-08-1952)- por haber<br />

fallado con el estoque, pues de haber<br />

acertado con la tizona, las dos orejas del<br />

segundo hubiesen ido a sus manos. La sola<br />

presencia de su primer toro en el ruedo<br />

levantó una unánime protesta, ya que ni con<br />

lupa podía verse el astado, lo que pudo<br />

originar un serio conflicto, por el escaso trapío<br />

de las reses. Los minitoros comenzaron a<br />

anunciar su masiva presencia. El madrileño,<br />

pese a todo, quiso hacerle faena y hasta le<br />

sacó cuatro naturales buenos. Pero el diestro<br />

Pasa a la página nº 60.<br />

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