Rafael Ortega Dominguez Parte 1 - Fiestabrava
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Apuntes biográficos y profesionales - I<br />
Viene de la página nº 52.<br />
de Felipe Bartolomé y Antonio Vázquez de<br />
testigo, el (29-09-1955). En los festejos<br />
feriados compitieron Antonio Ordóñez y<br />
César Girón. <strong>Rafael</strong> <strong>Ortega</strong> cortó dos orejas,<br />
el (23-04-1955). Antonio Bienvenida triunfó en<br />
la corrida del Hábeas. Primeros espadas del<br />
escalafón: Chicuelo II con cincuenta y dos<br />
corridas, y César Girón con cuarenta y nueve.<br />
Además de los rabos logrados en la<br />
Real Maestranza sevillana por <strong>Rafael</strong> <strong>Ortega</strong>,<br />
en ese tiempo destacaron sus triunfos<br />
repetidos en Las Ventas, de Madrid, como el<br />
de las tres orejas que paseó en 1953.<br />
1956:En 1956 de nuevo prueba el hule con<br />
una grave cogida en la capital.<br />
Agosto:<br />
05:<br />
La reseña de la corrida, celebrada en<br />
la Plaza Real de El Puerto de Santa María, la<br />
tarde veraniega del (05-08-1956), en la que<br />
alternaron los diestros <strong>Rafael</strong> <strong>Ortega</strong><br />
Domínguez, Joselito Huerta –éste torero<br />
mexicano hacía su presentación en nuestro<br />
coso- y Joaquín Bernardó, en la que se<br />
lidiaron a muerte 6 toros de D. Fermín<br />
Bohórquez Gómez, la realizó el cronista a<br />
manera de curiosa preguntas y auto respuestas,<br />
entre él y algún aficionado entendido,<br />
en un diálogo singular:<br />
-¿Qué me cuenta Usted de la corrida?<br />
-¿Qué quiere Usted que le cuente?<br />
Que los toros enviados por D. Fermín<br />
Bohórquez dejaron en muy mal lugar los<br />
colores de su divisa; ya que al parecer todos<br />
apostaron por ser lo más mansos posibles,<br />
y podemos asegurar que salieron empatados.<br />
Entonces, agregamos nosotros, el<br />
«programa» de enviar toros de desecho a la<br />
Plaza Real es algo muy antiguo…, claro que,<br />
conociendo a D. Fermín éste vendía corridas<br />
de calidad si de las pagaban.<br />
-Sí, pero el sexto fue bueno para el<br />
ganadero y para el torero, y hasta puede<br />
decirse que honró la ganadería. Y es que D.<br />
54<br />
<strong>Rafael</strong> <strong>Ortega</strong> Domínguez<br />
Fermín, aunque les comprasen corridas de<br />
saldo, siempre tuvo el pundonor de incluir<br />
algún que otro buen toro.<br />
-Pero sin esa alegría que caracteriza<br />
a los toros bravos de casta andaluza, aunque<br />
como Ud. bien dice, fue el más potable del<br />
encierro; pero, en verdad, sin que mereciera<br />
el calificativo de superior; y los demás, como<br />
Ud. mismo presenció, fueron más huidos que<br />
liebre perseguida por veloces galgos y, por lo<br />
tanto, fuertemente pitados en el arrastre,<br />
luciendo el tercero las banderillas negras –o<br />
las viudas- como humorísticamente yo las<br />
llamo, nos dice el cronista, que no D. José<br />
María Rojas Guillén, que se limita a copiar la<br />
reseña. Pero ¿por qué suspendieron las<br />
banderillas de fuego?<br />
-Sí, que fundaron esperanzas que no<br />
cristalizaron. Pero ¡amigo! Allí estaba el<br />
Belmonte rubio que fue el que sacó a flote la<br />
«corría», a base de mantenerse en plan de<br />
maestro y dando en todo momento lección<br />
práctica del arte de obligar a pasar, cortando<br />
la única oreja de la tarde, a sus segundo, que<br />
brindó a D. José Luis Osborne.<br />
-Como que me llegó a recordar al<br />
pasmo de Triana en aquellas tres verónicas<br />
y media que le propinó en su quite al sexto<br />
de la jornada.<br />
-¡Verdaderamente inmenso! Ese es<br />
el toro grande que estamos olvidando con<br />
tanto preciosismo y que tiene su mejor<br />
intérprete en ese don <strong>Rafael</strong> <strong>Ortega</strong>, el gran<br />
torero de la Isla que nos dio, además, todo<br />
un curo de técnica, de sabiduría y de<br />
inteligencia sacándole a sus toros faenas que<br />
no tenía.<br />
-También me gustó mucho Joaquín<br />
Bernardó en el que cerró plaza, en el que le<br />
ovacionaron sin tasa ni medida en cinco<br />
lances con bonito remate de salida, un gran<br />
quite por chicuelitas, con dos revoleras<br />
torerísimas…<br />
-Sí, entonces fue cuando llegó<br />
Belmonte y lo bordó «tó.»<br />
Pasa a la página nº 56.<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA