Rafael Ortega Dominguez Parte 1 - Fiestabrava
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Apuntes biográficos y profesionales - I<br />
Viene de la página nº 46.<br />
D. Vicente Muriel (3), dieron en canal 229 kilos,<br />
lo que quiere decir, haciéndoles un favor a<br />
los mini toros, que no llegaron a los 460 kilos<br />
de peso vivo. ¡Cuántos nos gustaría saber el<br />
cronista original de la que sacó tan ortodoxa<br />
ironía la que nos escribe D. José María Rojas<br />
Guillén!<br />
La corrida de seis toros -en una tarde<br />
con un clima espléndido, buen aforo,<br />
ambiente festivo y expectación lógica en los<br />
tendidos, hacia presagiar una gloriosa tarde-<br />
, fue sometida a la valentía y arte de la terna<br />
compuesta por los diestros Domingo López<br />
<strong>Ortega</strong>, Jesús Córdoba –torero mexicanonorteamericano-<br />
y <strong>Rafael</strong> <strong>Ortega</strong> Domínguez,<br />
destacando éste último que, como siempre<br />
volvía a El Puerto «con deseos de hacer un<br />
mito del respeto que las canas merecen,<br />
actuando por tercera vez de las ocho que pisó<br />
la Plaza Real. Este vez, el <strong>Ortega</strong> de Borox,<br />
que no el de San Fernando, recibió cariñosos<br />
aplausos de bienvenida, quien descubrió su<br />
alba cabellera al corresponder a los.<br />
aficionados desde el tercio, que debió<br />
recordar a los buenos aficionados la añeja<br />
estampa del rondeño Pedro Romero.<br />
Todos los bureles dieron muestras de<br />
acrisolada mansedumbre y uno nada más<br />
colaboró en la lidia, aunque en nada colaboró<br />
con el toledano «el viejo», «cuyo toreo soso y<br />
mandón, no vamos a descubrir a estas<br />
alturas. Sin embargo, al final, mereció algunas<br />
palmas de pura simpatía.» En su segundo,<br />
cuarto de la tarde más propia para bostezar<br />
–entonces no había nacido aún la «ola»-, la<br />
lidia circuló entre brotes de protestas por el<br />
ridículo tamaño del toro, que es posible no<br />
alcanzara ni los 440 kilos, sin que pudiera<br />
salvarse ningún detalle, que no fuera el<br />
general aburrimiento.<br />
Jesús Córdoba ni siquiera observó a<br />
su primer enemigo y a su segundo, quinto de<br />
la tarde, «después de ver cómo pasaba en<br />
unas verónicas de <strong>Rafael</strong> <strong>Ortega</strong>, se confió<br />
tantito y logró algunos pases con ambas<br />
manos, que fueron bien recibidos por unos<br />
48<br />
<strong>Rafael</strong> <strong>Ortega</strong> Domínguez<br />
espectadores con evidentes ganas, por lo<br />
menos, de aplaudir, pero remató mal y el<br />
cuento se ha terminado.<br />
¡Cómo no!, nuestro paisano de San<br />
Fernando, mostró su habitual buena voluntad,<br />
con su borregote, pero sin lograr nada; si bien<br />
toreó a su primero, tercero de la tarde y fue<br />
justamente ovacionada su entrega al rematar<br />
la faena. Cuenta el cronista que la muerte de<br />
su segundo enemigo se la brindó a<br />
respetable, pero el aprendiz a bicharraco dijo<br />
que «nanai de la China», cuando ya el cronista<br />
no quiso ni saber más del asunto. Pero por lo<br />
menos la gente se quedó con el regusto<br />
auditivo de los estupendos clarines de la Plaza<br />
Real, esos que elogiara D. Gregorio Corrochano.<br />
Y la nota desagradable de la tarde la<br />
protagonizó, desgraciadamente, el picador<br />
portuense Manuel Atalaya Reina (Pacurri),<br />
que resultó herido en la planta del pie derecho,<br />
que le impidió continuar la lidia.<br />
En perspectiva histórica, en la<br />
temporada de 1953, estuvieron en activo los<br />
matadores siguientes: Domingo López<br />
<strong>Ortega</strong>, que se retiró en 1954; Pepe<br />
Bienvenida, que se hizo matador con 17 años,<br />
manteniendo su cartel de torero largo y<br />
poderoso, hasta retirarse en 1954. En ese<br />
mismo sentido, en la plaza de toros de la Real<br />
Maestranza de Caballería de Sevilla, fue<br />
aumentando el número de festejos a medida<br />
que avanzaba la década de los años<br />
cincuenta.<br />
En 1953 se celebraron veintiocho:<br />
nueve corridas y diecinueve novilladas,<br />
además de cuatro festivales. Curiosamente<br />
este año no hubo doctorados en La<br />
Maestranza, cuando en la década se logró<br />
una marca todavía no superada, de catorce<br />
alternativas. En el caso del Baratillo, triunfaron<br />
ese año Calerito, que logró dos orejas frente<br />
a una impresionante miurada, y el mexicano<br />
Jesús Córdoba, que cortó una oreja, ambos<br />
en Feria de Abril, y Juan Posada, que resultó<br />
gravemente herido; Niño de la Palma II y el<br />
rejoneador Ángel Peralta, en los festejos de<br />
Pasa a la página nº 50.<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA