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Rafael Ortega Dominguez Parte 1 - Fiestabrava

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Apuntes biográficos y profesionales - I<br />

prácticamente con treinta años de edad, pues<br />

nació en Sevilla el (21-12-1921) y once de<br />

alternativa, pues la recibió de manos de<br />

manos de Pepe Mejías (Bienvenida) la tarde<br />

sevillana del (15-08-1940), y en presencia de<br />

Gitanillo de Triana, al cederle Bienvenida el<br />

astado, de nombre Sabihondo, de pelaje<br />

negro, de don Francisco Chica. Se la confirmó<br />

Marcial Lalanda del Pino en Madrid el (20-10-<br />

1940)-, disfrutaba de una gran solidez de<br />

conocimientos, ocupando ya un lugar de<br />

privilegio, nos trajo a los portuenses su toreo<br />

de capa con el fino y exquisito aroma de la<br />

Escuela Sevillana, desprendiéndose «de su<br />

capote maravilloso y que tenía la virtud de<br />

extender y penetrar en la sensibilidad de todos<br />

los espectadores.» Y fueron muy suyas las<br />

verónicas interpretadas a su segundo<br />

enemigo, cuarto de la tarde con el cielo gris,<br />

al que toreó por naturales, sin que lograra<br />

cuajar faena. El cronista reseña que «toreó<br />

mejor al primero con la muleta, pues estuvo<br />

más confiado, rematándolo de una estocada.<br />

En el segundo logró su media habilidosa tras<br />

señalar dos pinchazos, dividiéndose las<br />

opiniones en ambos toros.<br />

<strong>Rafael</strong> <strong>Ortega</strong> dejó en el ánimo de<br />

todos los espectadores «sabor de torero<br />

caro», y es que «El torero de la Isla» traía<br />

aquella tarde amenazando lluvia muchísima<br />

ganas de agradar, recibiendo por su entrega<br />

las más sonadas ovaciones de la tarde. Y es<br />

que tanto con el capote como con la franela<br />

se ciñó valerosamente, valiente, reposado y<br />

artista, y aunque con la espada, extrañamente,<br />

no estuvo a la altura que nos tenía<br />

acostumbrados, siempre ejecutó la suerte<br />

con su habitual limpieza y marcando los<br />

tiempos, con el estilo que sólo saben<br />

paladear los aficionados maduros. El que no<br />

acertara con el acero en las primeras<br />

entradas a sus dos enemigos, no impidió que<br />

la Presidencia, le concediera bondadosamente,<br />

las dos orejas del primero, segundo<br />

de la tarde, y los espectadores le obligaran a<br />

dar la vuelta al ruedo en el quinto, se segundo<br />

enemigo.<br />

42<br />

<strong>Rafael</strong> <strong>Ortega</strong> Domínguez<br />

El largamente esperado por el público<br />

de la Plaza Real, el diestro Miguel Báez (Litri<br />

III), no logró cumplir como de él se esperaba,<br />

pues defraudó con su faena a su primer<br />

enemigo, tercero de la tarde, que,<br />

ciertamente, fue el único astado que dio clara<br />

muestras de mansedumbre. En el sexto,<br />

último y segundo de su lote, estuvo más<br />

afortunado y después de un revolcón, al hacer<br />

un quite de frente por detrás, al quinto, surgió<br />

la nota de color, la que inyecta a todos<br />

anímicamente la emoción, que se rindieron<br />

con sus impecables estatuarios con que inició<br />

la faena al último de la corrida, que fueron<br />

seguidos por dos tandas de naturales modélicos,<br />

en ejecución y valentía, a su peculiar<br />

estilo de citar desde larga distancia. Y no<br />

pueden olvidarse sus impecables molinetes<br />

de rodillas, y sus comprometedoras y elegantes<br />

manoletinas, mirando al público. Con dos<br />

pinchazos y un descabello al segundo intento<br />

acabó su postrera faena al segundo de su<br />

lote, concediéndosele una oreja, por lo que<br />

<strong>Ortega</strong> y Litri salieron a hombros.<br />

Cartel en la siguiente página<br />

1951:<br />

Junio:<br />

22:<br />

Este año fue especialmente amargo<br />

para nuestro paisano, ya que el (22-06-1951),<br />

toreando en la Plaza de Toros de Lima (Perú),<br />

uno toro de D. Salvador Guardiola, le hirió<br />

gravemente en la pierna derecha, y un mes<br />

después, el 25 de agosto de ese año, otro<br />

toro, en esta ocasión de Concha y Sierra le<br />

causó una herida grave en la pierna izquierda.<br />

Al final esta temporada había logrado sumar<br />

veintiocho corridas toreadas.<br />

En 1951, <strong>Rafael</strong> <strong>Ortega</strong> sufrió otras<br />

dos cornadas, una en La Línea de la<br />

Concepción y otra en Cádiz, volviendo a dejar<br />

su número de contrataciones por debajo de<br />

la treintena. Pero el tremendo castigo de los<br />

toros no amilanó a <strong>Rafael</strong>.<br />

Pasa a la página nº. 44.<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA

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