Rafael Ortega Dominguez Parte 1 - Fiestabrava
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<strong>Rafael</strong> <strong>Ortega</strong> Domínguez<br />
R<br />
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El PUERTO de SANTA MARÍA<br />
Apuntes biográficos y profesionales - I<br />
APUNTES BIOGRAFICOS<br />
y<br />
PROFESIONALES<br />
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afael <strong>Ortega</strong> Domínguez,<br />
123456789<br />
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matador de 123456789<br />
toros, nacido en<br />
123456789San<br />
Fernando (Cádiz) 123456789<br />
–<br />
antiguamente conocida como<br />
«Isla de León»-, el (04-07-1921),<br />
casado en segundas nupcias con Pepita<br />
Camacho y padre de siete hijos, falleció a las<br />
3:20 horas de la madrugada del jueves, (18-<br />
12-1997), debido a un cáncer hepático,<br />
después de haber estado ingresado en el<br />
Hospital Universitario de Puerto Real (Cádiz)<br />
durante varias semanas, del que fue<br />
trasladado unas horas antes de morir a su<br />
domicilio, no sin mucho tiempo antes haber<br />
expresado su deseo de morir en su casa de<br />
Cádiz, en la que vivió los últimos treinta años<br />
y tras 22 años de ejercer la profesión. El<br />
viernes, a las doce de la mañana, tras una<br />
misa en la Iglesia de San Francisco, de San<br />
Fernando, fue enterrado en el Cementerio de<br />
esta población gaditana. Se nos fue todo un<br />
torero, que sin duda marcó una época, cuyo<br />
arte no fue valorado en su momento y que sí<br />
lo estamos valorando desde que nos<br />
abandonó.<br />
Tuvo <strong>Rafael</strong> dos ascendientes<br />
taurinos, que fueron sin duda un poco<br />
tardíamente, los que dice que marcarían su<br />
destino. El primero fue su propio padre,<br />
conocido como «el Loro», quien de forma<br />
paraprofesional se encargaba de matar<br />
muchos toros sobreros que no eran lidiados<br />
en la plaza y algún que otro Toro del<br />
Aguardiente, en ambos casos en San<br />
Fernando, donde regenta una lechería. El<br />
segundo su tío Pepe <strong>Ortega</strong>, banderillero que<br />
en otros escritos es conocido como <strong>Rafael</strong><br />
<strong>Ortega</strong> (Cuco de Cádiz), que actuó mucho<br />
en Madrid en las novilladas durante decenas<br />
de años, terminando como auxiliar del rejoneador<br />
José Belmonte, por lo que acaso<br />
influyera en su vocación tal influencia familiar,<br />
pero se inició al toreo con vocación tardía,<br />
vistiéndose de por primera vez de luces en<br />
1945, pero con una sobriedad y pundonor<br />
ejemplares, para terminar siendo un gran<br />
torero y, sobre todo, un hombre cabal. Sus<br />
cualidades humana le hicieron acreedor a<br />
llevarse el profundo y multitudinario cariño que<br />
incontables amigos y aficionados, que<br />
debieron servir de valiosísimo salvoconducto<br />
para disfrutar de pase automático al Paraíso.<br />
Pero hablemos de aquellas jornadas<br />
en la Plaza Militar de Ceuta en la que el<br />
«Torero de la Isla» comenzó a sentir el<br />
raspajeo interior del gusanillo del toreo,<br />
llegando a construir con sus propias manos<br />
una pequeña placita de toros en el interior del<br />
acuartelamiento, por supuesto, con el<br />
permiso de su Capitán, de apellido Entrala,<br />
quien desde el principio confió plenamente<br />
en sus posibilidades. Allí mataba –según nos<br />
han contado, no sin antes intentar lidiar,<br />
cuanto ganado desfilaba para el sostenimiento<br />
proteínico de la tropa, con el consentimiento<br />
del mando. La gran cantidad de reses<br />
estoqueadas y descabelladas en esa época<br />
determinaría sus conocimientos en cuanto al<br />
uso de los aceros. En esta ciudad<br />
norteafricana se viste por primera vez de<br />
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