Rafael Ortega Dominguez Parte 1 - Fiestabrava
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Apuntes biográficos y profesionales - I<br />
12<br />
<strong>Rafael</strong> <strong>Ortega</strong> Domínguez<br />
Y llegó su muerte para que pasara lo de siempre, que todos reconozcan ahora<br />
sus méritos…, porque el secular desdén de los españoles, desgraciadamente, no lo<br />
aplican sólo a los que por una u otra causa sentimos la crucifixión de tener que emigrar<br />
de España, si no que, semejante e insolidaria forma de ser, también la infringimos<br />
anímicamente a los grandes hombres que están entre nosotros. Por eso, al morir<br />
<strong>Rafael</strong>, la Prensa de España y de Iberoamérica, destacó la irreparable pérdida en<br />
grandes titulares. Y así, al repasar los archivos de recortes de periódicos de aquél<br />
infausto día, encuentro cómo en el A B C de Sevilla, D. José Luis Suárez-Guanes, en<br />
la edición del Viernes (19-12-1997), nos dice que «el matador de toros <strong>Rafael</strong> <strong>Ortega</strong><br />
<strong>Dominguez</strong> murió a las tres y veinte de la madrugada del día anterior jueves, (18-12-<br />
1997), en su domicilio de Cádiz, como consecuencia del cáncer hepático que sufría.»<br />
Reseña después un resumen biográfico y profesional del diestro desaparecido y<br />
algunos de los premios y galardones conseguidos por el diestro.<br />
Destacó D. José Luis «su fama de extraordinario estoqueador –mata<br />
estupendamente al volapié y recibe a muchos toros– ocultan su extraordinario sentido<br />
del toreo y su porte clásico, en el que se conjugan las normas belmontinas de adelantar<br />
los engaños con la ligazón que aportó el toreo manoletista. Solamente una mala<br />
administración y, quizá, que le falló la suerte en algunas corridas claves, con matadores<br />
importantes, le impidió llegar al puesto que merecía de primera figura, tal como le<br />
pasó a Manolo Vázquez y a Antonio Chenel (Antoñete), otros dos grandes toreros de<br />
su tiempo. Su nombre fue ornato de ferias importantes.»<br />
Para el cronista del diario «Meriadiano», de Caracas (Venezuela), <strong>Rafael</strong> <strong>Ortega</strong><br />
fue «uno de los más grandes de todos los tiempos.» Vuelve a recodarnos que, como<br />
la vida de un grandioso torero, como ocurre muchas veces, no fue reconocido en su<br />
tiempo, pero que a la hora de hacer un listado de los diez más grandes toreros de la<br />
historia debería ser incluido. Que su estilo aún inspira a muchos profesionales. Le<br />
recuerdan como un gran estoqueador, olvidando muchos, por desconocimiento me<br />
imagino, que pocos han toreado con capa y muleta como lo hizo él.<br />
En Venezuela –nos reseña el cronista- estuvo actuando la temporada de<br />
1953, y lo hizo en el Nuevo Circo, la tarde de la presentación de Joselito Torres junto a<br />
Antonio Ordóñez. El de Ronda pegó tal petardo que fue multado con mil bolívares y<br />
<strong>Ortega</strong> recibió un puntazo leve en el triángulo de Scarpa. El triunfador, ante los difíciles<br />
guayabiteros, fue Joselito Torres, que le cortó una oreja al toro de su presentación.<br />
También toreó en la Plaza de Toros venezolana de Valencia, en la plaza portátil Parque<br />
de Atracciones, en una temporada organizada por los hermanos madrileños Dominguín.<br />
Entre sus gestas recuerdan los biógrafos la tarde de su alternativa que salió a hombros<br />
-en unión de su padrino Manolo González-, convirtiéndose en una de las grandes<br />
esperanzas de la Fiesta por la pureza de su toreo y por su excepcional manejo de la<br />
espada.»<br />
Por su parte, desde «El País», el cronista D. Joaquín Vidal, en la edición de la<br />
misma fecha que en A B C, reseña el toreo puro de <strong>Rafael</strong> <strong>Ortega</strong>, que «fue director de<br />
la Escuela Taurina de Cádiz, que tenía su sede en la Plaza de Toros de El Puerto de<br />
Santa María. Quizá no se hubiera podido concebir institución más adecuada para que<br />
impartiera sus lecciones el maestro por excelencia. «Toros En el Puerto», anunciaban<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA