Rafael Ortega Dominguez Parte 1 - Fiestabrava

Rafael Ortega Dominguez Parte 1 - Fiestabrava Rafael Ortega Dominguez Parte 1 - Fiestabrava

fiestabrava.es
from fiestabrava.es More from this publisher
15.05.2013 Views

Apuntes biográficos y profesionales - I 10 Rafael Ortega Domínguez decidían con fijeza por ninguno. Fue también Rafael un especialista en desbaratar los planes defensivos de los toros abantos o medrosos, que de bravucones pasaban, con su mágico trasteo, a ser bravos Él «sacaba de ondas», lo mismo a los toros quedados que a los gazapones, y les rompía sus planes a los que pretendían aquerenciarse. Y todas estas virtudes, innatas en él, pasaban desapercibidas, desgraciadamente, para una gran mayoría de aficionados. ¡Y qué no decir de sus conocimientos!... sobre los terrenos de la plaza, los del toro y los que él podía ocupar en cada momento de la lidia. Con todo ello dejó de manifiesto que no era en modo alguno empresa imposible desarrollar los principios plásticos sobre los que elaboró sus faenas, con el precioso toreo artístico clásico, interpretadas de forma muy personal. En él todo cuanto hacía era torear, porque conocía todas las maneras de hacerlo, comenzando por interpretar con precisión los tres tiempos de las suertes: citando, cargando y rematando. Sin embargo, lo que solía ocurrir es que, llegado el momento de ejecutar la suerte suprema, lo hacía con tal perfección y acierto que una gran mayoría se olvidaba de la magistratura con que había realizado la faena. Y como ser agradecido es de bien nacido, no pierdo la oportunidad de felicitar a un extraordinario aficionado, D. José María Rojas Guillén, quien con su obra enciclopédica titulada «Un Día de Toros», integrada por más de 1200 páginas, reseña igual número de festejos celebrados en la Plaza Real de El Puerto de Santa María, acompañado con un DVD en el que se encuentran los correspondientes carteles. Todo un minucioso y concienzudo trabajo, de muchos años de apasionado cariño hacia su querida Ciudad y la Fiesta Brava, que nos ha facilitado enriquecer extremadamente la presente publicación. D. José María Rojas Guillén es para esta autor el «José María de Cossío», el nuestro particular, específicamente de El Puerto de Santa María. Su voluminosa obra se ha convertido en un libro de consulta fundamental para quien quiera saber la historia taurina de la Plaza Real, desde el año de su fundación, en 1880, hasta el 2005. Para este autor, tener entre sus manos y poder analizar y estudiar lo escrito en «Un Día de Toros» es un gustazo difícil de comparar con nada. ¡Gracias!, D. José María, por lo mucho que estoy disfrutando con tu trabajo y por el enriquecimiento que me ofrecerá cada vez que una de mis publicaciones tenga que incluir lo sucedido taurina y cronológicamente en la Plaza Real, como ha ocurrido ya en varias ocasiones. Rafael Ortega Domínguez (El Torero de la Isla), desde el privilegiado lugar que debe estar disfrutando, también te lo agradecerá al ver su nombre en tantas corridas que él lidió en El Puerto, al que tanto quería, y recordar sus carteles. El Autor El PUERTO de SANTA MARÍA

Rafael Ortega Domínguez 123456789 R 123456789 Introducción El PUERTO de SANTA MARÍA Apuntes biográficos y profesionales - I 123456789eseñar lo mucho que se ha escrito sobre 123456789 «El Torero de la Isla» haría estos «apuntes» interminables, y en 123456789 eso no podemos caer, porque 123456789 nuestro interés es sacar a la red Internet una especie 123456789 de primera parte, 123456789 para una vez que hayamos recopilado más información y fotos 123456789 de algunos amables lectores, escribir una segunda y hasta tercera edición en la web. Y en esta Introducción, además de lo ya resumidamente escrito, queremos agregar la visión de algunos críticos taurinos que observaron cómo Rafael Ortega gozaba del «secreto, de adelantar el engaño y dejar caer el peso de su cuerpo sobre la pierna contraria, cargando la suerte, tanto de capote como de muleta.» Para repetir que fue «su don el de la estocada, sencillamente extraordinario el volapié y cuando alguna vez lo hacía recibiendo remataba con un pase de pecho; que ambas ejecutadas generalmente en la suerte natural. A los buenos aficionados jamás les importó que pinchara un toro, así decían, por tener la oportunidad de poder verle de nuevo interpretar «su» particular suerte de matar. Maestro de maestros, siempre mantuvo el respecto, el aprecio y la admiración tanto de la crítica, de los buenos aficionados y de todos sus propios compañeros de profesión.» El Premio Cervantes 2004, D. Rafael Sánchez Ferlosio, le escribiría tres artículos en 1980 en el Diario 16 titulados El As de Espadas, sobrenombre por el que también fue conocido dentro y fuera de nuestras fronteras, donde llamaba al ángulo que su figura y su estoque formaban a la hora de matar el «inmortal», y parodiando una frase de Rafael Guerra Bejarano (Guerrita), decía:»……con la espada en los últimos 30 años el primero Rafael Ortega después «nadie», y después de «nadie», media docena de buenos estoqueadores». De haber nacido en otra época, donde la suerte de matar era la absoluta protagonista de la fiesta, hubiese sido primera figura indiscutible. El Rubio Torero, llamado en sus inicios «el Tesoro de la Isla», fue director de la primera Escuela Taurina de la Diputación de Cádiz en 1985, la misma que le otorgara la Placa de Plata de la Provincia. Su libro de cabecera, El Toreo Puro, con prólogo de Ángel Fernando Mayo, corto, pero intenso, es toda una referencia para profesionales y aficionados que disfrutan con la auténtica verdad de este arte. Todo un torero, sin duda de época, cuyo arte no fue valorado en su momento y que sí lo harán generaciones venideras. 11

<strong>Rafael</strong> <strong>Ortega</strong> Domínguez<br />

123456789<br />

R<br />

123456789<br />

Introducción<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA<br />

Apuntes biográficos y profesionales - I<br />

123456789eseñar<br />

lo mucho que se ha escrito sobre 123456789<br />

«El Torero de la Isla» haría<br />

estos «apuntes» interminables, y en 123456789<br />

eso no podemos caer, porque<br />

123456789<br />

nuestro interés es sacar a la red Internet una especie 123456789<br />

de primera parte,<br />

123456789<br />

para una vez que hayamos recopilado más información y fotos 123456789<br />

de<br />

algunos amables lectores, escribir una segunda y hasta tercera edición<br />

en la web. Y en esta Introducción, además de lo ya resumidamente escrito, queremos<br />

agregar la visión de algunos críticos taurinos que observaron cómo <strong>Rafael</strong> <strong>Ortega</strong><br />

gozaba del «secreto, de adelantar el engaño y dejar caer el peso de su cuerpo<br />

sobre la pierna contraria, cargando la suerte, tanto de capote como de muleta.»<br />

Para repetir que fue «su don el de la estocada, sencillamente extraordinario el volapié<br />

y cuando alguna vez lo hacía recibiendo remataba con un pase de pecho; que ambas<br />

ejecutadas generalmente en la suerte natural. A los buenos aficionados jamás les<br />

importó que pinchara un toro, así decían, por tener la oportunidad de poder verle de<br />

nuevo interpretar «su» particular suerte de matar. Maestro de maestros, siempre<br />

mantuvo el respecto, el aprecio y la admiración tanto de la crítica, de los buenos<br />

aficionados y de todos sus propios compañeros de profesión.»<br />

El Premio Cervantes 2004, D. <strong>Rafael</strong> Sánchez Ferlosio, le escribiría tres<br />

artículos en 1980 en el Diario 16 titulados El As de Espadas, sobrenombre por el<br />

que también fue conocido dentro y fuera de nuestras fronteras, donde llamaba al<br />

ángulo que su figura y su estoque formaban a la hora de matar el «inmortal», y<br />

parodiando una frase de <strong>Rafael</strong> Guerra Bejarano (Guerrita), decía:»……con la espada<br />

en los últimos 30 años el primero <strong>Rafael</strong> <strong>Ortega</strong> después «nadie», y después de<br />

«nadie», media docena de buenos estoqueadores». De haber nacido en otra época,<br />

donde la suerte de matar era la absoluta protagonista de la fiesta, hubiese sido<br />

primera figura indiscutible.<br />

El Rubio Torero, llamado en sus inicios «el Tesoro de la Isla», fue director de<br />

la primera Escuela Taurina de la Diputación de Cádiz en 1985, la misma que le<br />

otorgara la Placa de Plata de la Provincia. Su libro de cabecera, El Toreo Puro, con<br />

prólogo de Ángel Fernando Mayo, corto, pero intenso, es toda una referencia para<br />

profesionales y aficionados que disfrutan con la auténtica verdad de este arte. Todo<br />

un torero, sin duda de época, cuyo arte no fue valorado en su momento y que sí lo<br />

harán generaciones venideras.<br />

11

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!