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Simeon Bar Joyai - Zohar 3de5 - Comunidad Israelita Bet Or

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Simeón ben Lekunia, su suegro. Al levantar R. Eleazar su cabeza vio a R. Jiyá. Este último<br />

dije: ¿Cuál es el sentido de las palabras “Sus caminos son caminos de dulzura” 519 . El<br />

contestó: Cuan necios son los hombres que ni conocen ni prestan atención a !as palabras de la<br />

Torá. Estas palabras son los “caminos” por los cuales uno merece “la dulzura del Señor” de la<br />

cual habla el Salmista 520 . Como lo hemos señalado en otra ocasión, la Torá y sus caminos<br />

emanan de esa “dulzura”. R. Jiyá dijo: Tenemos una tradición de que cuando el Santo,<br />

Bendito Sea, dio la Torá a Israel salió una luz de la esfera que se llama “Dulzura”,, una luz<br />

con la cual el Santo se coronó a Sí mismo, y desde la cual fueron irradiados todos los mundos,<br />

todos los firmamentos y todas las coronas, y acerca de la cual está escrito: “¡Salid, Oh hijas de<br />

Sion y ved al rey Salomón, con la diadema con que lo coronó su madre en el día de sus<br />

desposorios y en el día de la alegría de su corazón!” 521 . Cuando estuvo completado el edificio<br />

del Templo, el Santo, Bendito Sea, se coronó a Sí Mismo con esta corona y Se sentó a Su<br />

Trono. Pero desde la destrucción del Templo, El no vistió esta corona, y la “Dulzura” está<br />

oculta y escondida. R. Eleazar dijo: Cuando Moisés entró en la nube 522 como un hombre que<br />

atraviesa la región del Espíritu, cierto ángel grande, cuyo nombre, según la tradición es<br />

Kemuel, y que está designado guardián y jefe sobre doce mil mensajeros, trató de atacarlo. A<br />

esto Moisés abrió la boca y pronunció las doce letras del Nombre Santo que el Santo le<br />

enseñó en el matorral y el ángel partió de él a una distancia de doce mil parasangas. Y Moisés<br />

caminó en medio de la nube, y sus ojos llameaban como carbones de fuego. Entonces lo<br />

encontró otro ángel, más grande y más eminente que el primero. Su nombre, según la<br />

tradición, es Hadraniel, y está colocado encima de los otros ángeles y de las cohortes<br />

celestiales y aun está separado de ellas por una distancia de mil y sesenta miríadas de<br />

parasangas, y su voz, cuando él proclama la voluntad del Señor, penetra a través de doscientos<br />

mil firmamentos que están rodeados de un fuego blanco. Al verlo, Moisés enmudeció de<br />

temor y se habría arrojado desde la nube, pero el Santo, Bendito Sea, le advirtió, diciéndole:<br />

Moisés, hablaste mucho conmigo en el matorral y querías que Yo te revelara el Nombre<br />

Santo, y no temiste, y ahora estás aterrado ante uno de Mis servidores”.<br />

Cuando Moisés oyó estas palabras de la voz de su Amo, se sintió alentado. Abrió su<br />

boca y pronunció el Nombre Supremo de setenta y dos letras. Ante esto, Hadraniel tembló y<br />

se acercó a Moisés y exclamó: “Feliz ciertamente es tu suerte, Oh Moisés, porque se te ha<br />

otorgado conocimiento en una medida que es negada hasta a los ángeles superiores”.<br />

Entonces fue caminando con Moisés hasta que llegaron a un potente fuego perteneciente a un<br />

ángel cuyo nombre es Sandalfón y el cual, según cuenta la tradición, está apartado de sus<br />

colegas ángeles por la magnitud de su esplendor a una distancia de quinientos años y el cual<br />

se encuentra detrás de la “cortina” de su Amo y el cual teje de las plegarias de Israel coronas<br />

para su señor, y cuando una corona así es colocada sobre la cabeza del Rey Santo, El recibe<br />

las súplicas de Israel y todos los ejércitos celestiales empiezan a temblar de temor y a<br />

exclamar: “Bendita sea la gloria del Señor desde Su lugar” 523 . Hadraniel le dijo a Moisés:<br />

“Moisés, no puedo seguir estando contigo, pues puede quemarme el potente fuego de<br />

Sandalfón”. En ese momento Moisés empezó a temblar con gran pavor, pero el Santo lo<br />

sostuvo y lo hizo sentar ante El y le enseñó la Torá y tendió sobre él la radiación de esa<br />

“dulzura”, de modo que su rostro brilló en todos esos firmamentos. Todos los ejércitos del<br />

cielo temblaron ante él cuando descendió con la Torá. Cuando los israelitas cometieron el<br />

pecado del Becerro de <strong>Or</strong>o abajo, el Santo retiró de Moisés mil partes de ese esplendor y los<br />

ángeles superiores y todos esos ejércitos vinieron a quemarlo. Cuando el Santo le dijo: “Baja,<br />

519 Proverbios III, 17.<br />

520 Salmos XXVII, 5.<br />

521 Cantar de los Cantares III, 1.<br />

522 Éxodo XXIV, 18.<br />

523 Ezequiel III, 12.<br />

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