Simeon Bar Joyai - Zohar 3de5 - Comunidad Israelita Bet Or
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contaminan a sí mismos y a todos los que con ellos entran en contacto. R. Judá dijo: uno debe<br />
efectivamente cuidarse de hacer amigos entre los malhechores, pues uno puede sufrir de sus<br />
actos y ser incluido en el juzgamiento aplicado a ellos. Observad esto. Si no hubiera sido por<br />
esa “multitud mezclada”, que se unió y mezcló con los israelitas, el pecado del “becerro de<br />
oro” nunca se habría cometido y los hijos de Israel no habrían sufrido, como sufrieron, por él.<br />
Y si no hubiera sido por ese pecado Israel habría sido entonces y por siempre lo que el Santo<br />
le ordenó que fuese, un pueblo de hombres puros como los ángeles y libres de todo mal: libres<br />
de la muerte y libres del dominio de poderes terrenales. Pero ese pecado trajo sobre ellos<br />
muerte y sumisión y por él las tablas fueron quebradas y muchos miles fueron muertos. Todo<br />
esto ocurrió a causa de su asociación con la “multitud mezclada”. Y fue por esta causa que<br />
aquí se los llamara, no “hijos de Israel”, ni “Israel”, ni “mi pueblo”, sino simplemente “el<br />
pueblo”. En cuanto a la expresión, en el mismo versículo, “Y los hijos de Israel salieron<br />
enjaezados del país de Egipto” se refiere al período antes de que se les uniera la “multitud<br />
mezclada”. R. Yose objetó que en el Mar Rojo dijo Moisés a los israelitas: “a los egipcios a<br />
quienes habéis visto hoy no los volveréis a ver más” 398 , y, sin embargo, según la<br />
interpretación da R. Isaac ellos vieron cada día la “multitud mezclada”. A esto respondió R.<br />
Judá que la “multitud mezclada” no era de egipcios, sino de miembros de otros pueblos que<br />
vivían en Egipto. Más afín, todos ellos habían sido circuncidados y por eso en ningún caso<br />
cabía llamarlos egipcios. Se los aceptó como prosélitos por la autoridad de Moisés. Por esta<br />
razón en un pasaje posterior se dice: “Anda, sigue hacia abajo, porque tu pueblo que sacaste<br />
de Egipto se ha corrompido” 399 .<br />
Y los hijos de Israel subieron fortalecidos (jamushim). Esto significa que la “multitud<br />
mezclada” era de uno en cada cinco (ja-mishah). Según R. Yose, por cada cinco israelitas<br />
puros había uno que pertenecía a la multitud mezclada. R. Judá dijo uno en cincuenta<br />
(jamishim). R. Simeón vio en la palabra jamushim una referencia al “Jubileo” que los condujo<br />
fuera del Egipto. Por la misma razón debían pasar cincuenta días antes de que los israelitas<br />
recibieran la Torá en el Monte Sinaí, pues también la Torá procedía de esa misma región del<br />
“Jubileo”.<br />
Y Moisés tomó consigo los huesos de José. ¿Por qué lo hizo Moisés y no algún otro?<br />
Porque José había sido el jefe en el descenso al exilio. Más aún, esto fue una señal de<br />
redención para él, porque José “había hecho jurar estrictamente sobre eso a los hijos de<br />
Israel”, cuyo significado ya se explicó en otro lugar. Bendito sea Moisés, el cual, cuando los<br />
hijos de Israel se ocupaban de retirar joyas de los egipcios, se ocupó de cumplir la promesa<br />
dada a José. Algunos dicen que el ataúd de José estaba en el río Nilo y Moisés le sacó de allí<br />
con el poder del Nombre Santo, y que también dijo: “¡José, levántate! Ha llegado el tiempo de<br />
la redención de Israel”. Algunos dicen que su cuerpo fue sepultado entre los reyes de Egipto y<br />
que hubo de ser sacado de allí. Otros, a su vez sostienen que su cuerpo fue colocado en el Nilo<br />
a fin de que los egipcios no lo adoraran como a un dios y que Seraj, la hija de Asher, mostró a<br />
Moisés el lugar exacto donde estaba.<br />
Y el Señor iba delante de ellos de día. R. Yose discurrió sobre el versículo: Al músico<br />
principal, en el final de la mañana” 400 . Dijo: grande es el amor que el Santo, Bendito Sea,<br />
prodigó a la Torá, en cuanto que todos los que se dedican a ella son bendecidos en mérito de<br />
ella. Quien la estudia diligentemente encontrará favor en las esferas superiores e inferiores y<br />
el Santo escuchará las palabras de un tal y nunca lo abandonará en este mundo o en el mundo<br />
398 Exodo XIV, 13.<br />
399 Éxodo XXXII, 7.<br />
400 Salmos XXII, 1.<br />
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