Simeon Bar Joyai - Zohar 3de5 - Comunidad Israelita Bet Or
Simeon Bar Joyai - Zohar 3de5 - Comunidad Israelita Bet Or Simeon Bar Joyai - Zohar 3de5 - Comunidad Israelita Bet Or
darles luz” 390 . Todos los caminos emitían aromas curativo? que entraban en sus cuerpos, y el canto de las huestes celestiales entraba en sus almas, llenando sus espíritus con gozo y alegría. Y Faraón y sus ejércitos y todos los principados celestiales del Egipto y las otras naciones paganas los seguían de atrás, hasta que llegaron a Etham, al borde del desierto. Y aconteció... que Dios no los condujo por el camino del país de los filisteos, porque estaba cerca. Es decir, estaban en peligro cercano de quebrar el juramento que había administrado a Abraham el rey Abimélec de Jerar en el país de los filisteos, de que trataría a su pueblo “de acuerdo con la bondad que Yo te he hecho” 391 . Observad el maravilloso castigo que cayó sobre los enemigos de Israel. En la noche del “éxodo” hubo tres matanzas en Egipto. Primero, los primogénitos mataban a quien quiera sobre el cual pusieran sus manos; luego, el Santo ejecutó Su juicio a medianoche; y, por último, Faraón, al ver el estrago que sufrió su propia casa, se levantó y con amargura y furia castigó a los príncipes y nobles que le habían aconsejado perseguir a Israel. Se levantó a medianoche y he aquí que aun a la hora y el momento en que el Santo comenzó Su juicio 392 , Faraón se levantó también en ira y mató a sus funcionarios y nobles, como un perro que irritado por una pedrada muerde a otro perro. Después de haber hecho esto. Faraón merodeó por los lugares de los mercados gritando “Levantaos y salid de en medio de mi pueblo” 393 . Y por temor agregó: “Y bendecidme también” 394 , como si hubiera dicho “dejadme vivir”. Entonces estuvo tan ansioso por quitárselos de encima que él mismo los acompañó, como está dicho “él mandó al pueblo afuera”. Y Dios condujo al pueblo alrededor por el camino del desierto del Mar Rojo. Esto fue para preparar el camino para la manifestación del poder Divino en el Mar Rojo. R. Judá preguntó: ¿Por qué cuando los hijos de Israel aún estaban en Egipto, y todavía no eran circuncidados ni se hallaban en plena comunión con el Santo, El, sin embargo, los trató como “mi pueblo” 395 y “mi primogénito Israel” 396 , mientras que ahora que eran circuncisos y habían sacrificado debidamente el cordero pascual y se habían unido plenamente al Santo, la referencia a ellos es meramente como “el pueblo”? La respuesta es que se habló de ellos —no solamente aquí, sino en muchos otros lugares, por ejemplo en Éxodo XXXII, 1, 35*— como “el pueblo” a causa de la “multitud mezclada” que salió con ellos. R. Isaac y R. Judá estaban una vez marchando desde Usha a Lida y con ellos estaba un cierto Yose conduciendo una caravana de camellas cargadas. En el camino este Yose se apartó a un lado y tuvo mala conducta con una mujer pagana que estaba reuniendo hierbas en un campo cercano. R. Isaac y R. Judá se sintieron muy impresionados y el segundo exclamó: Abandonemos este viaje, pues Dios nos ha dado una señal de que no hemos de asociarnos con este hombre malvado ni tener con él ningún trato más. Así fue que ellos cambiaron su dirección. Al hacer averiguaciones encontraron que la madre de él era una mujer pagana y que su padre había nacido ilegítimamente, y ellos bendijeron a Dios por salvarlos de él. R. Isaac recordó el versículo: “No te incomodes por causa de los malhechores” 397 Dijo: los malhechores como opuestos a los “pecadores” o “malvados”, son los que se 390 Éxodo XIII, 21. 391 Génesis XXI, 23, 24. 392 Éxodo XII, 30. 393 Éxodo XII, 31. 394 Éxodo XIII, 32. 395 Éxodo XII, 1. 396 Éxodo IV, 22. 397 Salmos XXXVII, 1. 74
contaminan a sí mismos y a todos los que con ellos entran en contacto. R. Judá dijo: uno debe efectivamente cuidarse de hacer amigos entre los malhechores, pues uno puede sufrir de sus actos y ser incluido en el juzgamiento aplicado a ellos. Observad esto. Si no hubiera sido por esa “multitud mezclada”, que se unió y mezcló con los israelitas, el pecado del “becerro de oro” nunca se habría cometido y los hijos de Israel no habrían sufrido, como sufrieron, por él. Y si no hubiera sido por ese pecado Israel habría sido entonces y por siempre lo que el Santo le ordenó que fuese, un pueblo de hombres puros como los ángeles y libres de todo mal: libres de la muerte y libres del dominio de poderes terrenales. Pero ese pecado trajo sobre ellos muerte y sumisión y por él las tablas fueron quebradas y muchos miles fueron muertos. Todo esto ocurrió a causa de su asociación con la “multitud mezclada”. Y fue por esta causa que aquí se los llamara, no “hijos de Israel”, ni “Israel”, ni “mi pueblo”, sino simplemente “el pueblo”. En cuanto a la expresión, en el mismo versículo, “Y los hijos de Israel salieron enjaezados del país de Egipto” se refiere al período antes de que se les uniera la “multitud mezclada”. R. Yose objetó que en el Mar Rojo dijo Moisés a los israelitas: “a los egipcios a quienes habéis visto hoy no los volveréis a ver más” 398 , y, sin embargo, según la interpretación da R. Isaac ellos vieron cada día la “multitud mezclada”. A esto respondió R. Judá que la “multitud mezclada” no era de egipcios, sino de miembros de otros pueblos que vivían en Egipto. Más afín, todos ellos habían sido circuncidados y por eso en ningún caso cabía llamarlos egipcios. Se los aceptó como prosélitos por la autoridad de Moisés. Por esta razón en un pasaje posterior se dice: “Anda, sigue hacia abajo, porque tu pueblo que sacaste de Egipto se ha corrompido” 399 . Y los hijos de Israel subieron fortalecidos (jamushim). Esto significa que la “multitud mezclada” era de uno en cada cinco (ja-mishah). Según R. Yose, por cada cinco israelitas puros había uno que pertenecía a la multitud mezclada. R. Judá dijo uno en cincuenta (jamishim). R. Simeón vio en la palabra jamushim una referencia al “Jubileo” que los condujo fuera del Egipto. Por la misma razón debían pasar cincuenta días antes de que los israelitas recibieran la Torá en el Monte Sinaí, pues también la Torá procedía de esa misma región del “Jubileo”. Y Moisés tomó consigo los huesos de José. ¿Por qué lo hizo Moisés y no algún otro? Porque José había sido el jefe en el descenso al exilio. Más aún, esto fue una señal de redención para él, porque José “había hecho jurar estrictamente sobre eso a los hijos de Israel”, cuyo significado ya se explicó en otro lugar. Bendito sea Moisés, el cual, cuando los hijos de Israel se ocupaban de retirar joyas de los egipcios, se ocupó de cumplir la promesa dada a José. Algunos dicen que el ataúd de José estaba en el río Nilo y Moisés le sacó de allí con el poder del Nombre Santo, y que también dijo: “¡José, levántate! Ha llegado el tiempo de la redención de Israel”. Algunos dicen que su cuerpo fue sepultado entre los reyes de Egipto y que hubo de ser sacado de allí. Otros, a su vez sostienen que su cuerpo fue colocado en el Nilo a fin de que los egipcios no lo adoraran como a un dios y que Seraj, la hija de Asher, mostró a Moisés el lugar exacto donde estaba. Y el Señor iba delante de ellos de día. R. Yose discurrió sobre el versículo: Al músico principal, en el final de la mañana” 400 . Dijo: grande es el amor que el Santo, Bendito Sea, prodigó a la Torá, en cuanto que todos los que se dedican a ella son bendecidos en mérito de ella. Quien la estudia diligentemente encontrará favor en las esferas superiores e inferiores y el Santo escuchará las palabras de un tal y nunca lo abandonará en este mundo o en el mundo 398 Exodo XIV, 13. 399 Éxodo XXXII, 7. 400 Salmos XXII, 1. 75
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canto de las huestes celestiales entraba en sus almas, llenando sus espíritus con gozo y alegría.<br />
Y Faraón y sus ejércitos y todos los principados celestiales del Egipto y las otras naciones<br />
paganas los seguían de atrás, hasta que llegaron a Etham, al borde del desierto.<br />
Y aconteció... que Dios no los condujo por el camino del país de los filisteos, porque<br />
estaba cerca. Es decir, estaban en peligro cercano de quebrar el juramento que había<br />
administrado a Abraham el rey Abimélec de Jerar en el país de los filisteos, de que trataría a<br />
su pueblo “de acuerdo con la bondad que Yo te he hecho” 391 .<br />
Observad el maravilloso castigo que cayó sobre los enemigos de Israel. En la noche<br />
del “éxodo” hubo tres matanzas en Egipto. Primero, los primogénitos mataban a quien quiera<br />
sobre el cual pusieran sus manos; luego, el Santo ejecutó Su juicio a medianoche; y, por<br />
último, Faraón, al ver el estrago que sufrió su propia casa, se levantó y con amargura y furia<br />
castigó a los príncipes y nobles que le habían aconsejado perseguir a Israel. Se levantó a<br />
medianoche y he aquí que aun a la hora y el momento en que el Santo comenzó Su juicio 392 ,<br />
Faraón se levantó también en ira y mató a sus funcionarios y nobles, como un perro que<br />
irritado por una pedrada muerde a otro perro. Después de haber hecho esto. Faraón merodeó<br />
por los lugares de los mercados gritando “Levantaos y salid de en medio de mi pueblo” 393 . Y<br />
por temor agregó: “Y bendecidme también” 394 , como si hubiera dicho “dejadme vivir”.<br />
Entonces estuvo tan ansioso por quitárselos de encima que él mismo los acompañó, como está<br />
dicho “él mandó al pueblo afuera”.<br />
Y Dios condujo al pueblo alrededor por el camino del desierto del Mar Rojo. Esto fue<br />
para preparar el camino para la manifestación del poder Divino en el Mar Rojo. R. Judá<br />
preguntó: ¿Por qué cuando los hijos de Israel aún estaban en Egipto, y todavía no eran<br />
circuncidados ni se hallaban en plena comunión con el Santo, El, sin embargo, los trató como<br />
“mi pueblo” 395 y “mi primogénito Israel” 396 , mientras que ahora que eran circuncisos y<br />
habían sacrificado debidamente el cordero pascual y se habían unido plenamente al Santo, la<br />
referencia a ellos es meramente como “el pueblo”? La respuesta es que se habló de ellos —no<br />
solamente aquí, sino en muchos otros lugares, por ejemplo en Éxodo XXXII, 1, 35*— como<br />
“el pueblo” a causa de la “multitud mezclada” que salió con ellos.<br />
R. Isaac y R. Judá estaban una vez marchando desde Usha a Lida y con ellos estaba un<br />
cierto Yose conduciendo una caravana de camellas cargadas. En el camino este Yose se<br />
apartó a un lado y tuvo mala conducta con una mujer pagana que estaba reuniendo hierbas en<br />
un campo cercano. R. Isaac y R. Judá se sintieron muy impresionados y el segundo exclamó:<br />
Abandonemos este viaje, pues Dios nos ha dado una señal de que no hemos de asociarnos con<br />
este hombre malvado ni tener con él ningún trato más. Así fue que ellos cambiaron su<br />
dirección. Al hacer averiguaciones encontraron que la madre de él era una mujer pagana y que<br />
su padre había nacido ilegítimamente, y ellos bendijeron a Dios por salvarlos de él.<br />
R. Isaac recordó el versículo: “No te incomodes por causa de los malhechores” 397<br />
Dijo: los malhechores como opuestos a los “pecadores” o “malvados”, son los que se<br />
390 Éxodo XIII, 21.<br />
391 Génesis XXI, 23, 24.<br />
392 Éxodo XII, 30.<br />
393 Éxodo XII, 31.<br />
394 Éxodo XIII, 32.<br />
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