Simeon Bar Joyai - Zohar 3de5 - Comunidad Israelita Bet Or

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15.05.2013 Views

Santo, Bendito Sea, para la recepción de la humanidad. Los hombres de quienes se pueden registrar buenas acciones y arrepentimiento tienen el privilegio de ser inscriptos en el rollo del lado que es vida y produce vida y quien esté en su lado es inscripto para vida. Y aquellos cuyas obras son malas son asignados al otro lado, que es muerte. Pero a veces acontece que el mundo es exactamente equilibrado entre los dos. Entonces si hay una persona justa para mover la balanza, el mundo es salvado. Pero si hay un malvado, el mundo todo es condenado a muerte. Y justamente1 en tal condición eran los asuntos de los hombres en el tiempo de Job, cuando el Acusador “estuvo ante el Señor”, deseoso de denunciar al mundo. Inmediatamente el Santo le preguntó: “¿Has considerado a mi servidor Job?” Y tan pronto como Satán oyó este nombre, concentró en él toda su atención. Por esta razón se nos enseña que es malo que uno se aislé y se separe del cuerpo de la comunidad, pues entonces uno puede ser singularizado y acusado en el reino superior. Por eso la mujer Shunamita dijo “Yo resido entre mi pueblo” 319 , queriendo significar que no tenía deseo de separarse de la mayoría, habiendo morado hasta entonces entre el pueblo y siendo conocida arriba como una con el pueblo. En cambio, Job era conocido aparte de su pueblo: fue destacado, y ésta fue la oportunidad de Satán. Dijo: “¿Job teme a Dios por nada? ¿No has hecho una valla alrededor de él y alrededor de su casa?... 320 que significa: “retira todas las buenas cosas con que lo has dotado, y él te va a maldecir en tu cara: te abandonará y se ligará al otro lado. Ahora él come tu pan; retíralo y pronto veremos de qué sustancia está hecho y a quién se plegará!” A lo cual “el señor dijo a Satán, He aquí que todo lo que él tiene está en tu mano” 321 . Así se le dio a Satán permiso de perseguir a Job y mostrar que sus motivos no eran realmente puros. Pues tan pronto como se lo sometió a prueba abandonó el camino recto y no permaneció firme: “El no pecó con sus labios” 322 pero pecó en su mente, y después también con su lenguaje. Pero no fue tan lejos como para ligarse al “otro lado”, como Satán predijo. Sus pruebas duraron doce meses, porque éste es el tiempo concedido al “otro lado”, pues, según la tradición, los pecadores son juzgados en la Guehena durante doce meses. Y como Job no se apegó al “otro lado”, “el Señor bendijo el postrer estado de Job más que al primero” 323 . R. Simeón dijo: El Santo, Bendito Sea, no tentó a Job de la misma manera en que tentó a otros hombres justos. No se dice a su respecto, como se dice acerca de Abraham 324 que Dios lo tentó. Abraham condujo con sus propias manos su único hijo para ser sacrificado al Santo, pero Job nada le dio a El. En realidad no se le ordenó que hiciera nada de esa clase, como que Dios sabía que no estaría a la altura de la prueba. Meramente se lo libró al Acusador, y el Santo espoleó a Satán, por medio del atributo de la Justicia, para ponerlo a prueba, como está dicho: “¿Has considerado a mi servidor Job?” R. Simeón dijo: respecto de Caín está escrito que é] trajo un sacrificio “en los días postreros” 325 y hemos asentado que esta expresión indica el “otro lado”. Y de Abel está dicho que “él también trajo de los primerizos de su rebaño y de sus gordos” 326 . La expresión “él también” sugiere que, a diferencia de Caín, él trajo su ofrenda primordialmente al Santo y sólo reservó “los gordos” para el “otro lado”, mientras que Caín ofrendó primordialmente al “otro lado” y sólo dio una parte al Santo, y por eso su sacrificio no fue aceptado. Leemos respecto de Job que “sus hijos fueron y celebraron ... y enviaron y llamaron por sus tres 319 II Reyes IV, 13. 320 Job I, 9-10. 321 Job II 12. 322 Job II, 10. 323 Job XLII, 12. 324 Génesis XXII, 1. 325 Génesis IV, 8. 326 Génesis IV, 4. 62

hermanas para comer y beber con ellos” 327 . Mientras ellos así festejaron y se pusieron alegres, el Acusador estuvo diariamente presente en medio de ellos, pero no pudo prevalecer contra ellos, como está escrito: “¿No has hecho una valla en torno de él y en torno de su casa?” Y cuando Job hizo sacrificios, no dio a Satán parte alguna, pues está dicho: “El ofrendó ofrendas de holocausto de acuerdo al número de todos ellos 328 siendo ésta una ofrenda que asciende enteramente a lo alto de modo que nada dio al “otro lado”. Si lo hubiera hecho, el Acusador no habría sido capaz de prevalecer contra él. De ahí que al fin, él tomó solamente lo que le era debido. En cuanto a la pregunta que cabe plantear de por qué Dios permitió que Job sufriera tanto, la respuesta podría ser que si hubiera dado a Satán su debido, el “lado no santo” se habría separado del santo y permitido que este último ascendiera, sin ser turbado, a las esferas más altas. Pero como no obró así, el Santo hizo que se ejecutara sobre él la justicia. Observad esto. Como Jacob mantuvo el mal separado del bien y no los fusionaba, fue juzgado de la manera correspondiente: primero experimentó el bien, luego experimentó lo que es malo y luego de nuevo el bien. Pues el hombre ha de conocer a ambos, el bien y el mal, y convertir el mal en bien. Este es un principio profundo de la fe. R. Simeón continuó: Ahora cuadra revelar misterios relacionados con lo que es arriba y lo que es abajo. ¿Por qué está escrito aquí “ven (bo) a Faraón”? ¿No debía decir más bien “anda” (lej)? Es para indicar que el Santo, Bendito Sea, guió a Moisés a través de un laberinto derechamente a la morada de cierto poderoso dragón superior —es decir, al representante celestial del Egipto— del cual emanan muchos dragones menores. Moisés estaba aterrado de acercársele, porque sus raíces están en regiones superiores, y él solamente se acercaba a sus corrientes subsidiarias. Cuando el Santa vio que Moisés temía al dragón y que ninguno de los mensajeros superiores era capaz de superarlo, El proclamó: “Pues, yo estoy contra ti, Faraón, rey de Egipto, el gran dragón (tanin) que yace en medio de sus ríos, que ha dicho: mi río es mi propiedad, y yo lo hice para mí” 329 . Cierto es que en verdad el Señor hubo de librar guerra contra este dragón, el Señor mismo, y no un ser menor. Este os el misterio del “gran Dragón” para aquellos que tienen familiaridad con la ciencia esotérica. R. Simeón dijo además: Está escrito: “Y Dios creó los grandes dragones y toda creatura viviente que se mueve, que las aguas produjeron abundantemente, según su especie” 330 . Dijo: Ya hemos comentado este versículo, pero las palabras “El creó los grandes dragones” contienen un misterio aún más especial y particular: ellas se refieren al Leviatán y su pareja, que la última fue matada, y es preservada por el Santo para recreo de las justos en los días del Mesías. El gran dragón descansa entre nueve ríos, cuyas aguas son turbulentas. Y hay un décimo río cuyas aguas son calmas y en cuya profundidad descienden las bendiciones de las aguas del Paraíso tres veces al año. El dragón entra en este río y hace allí su morada. Y de allí sale y nada hacia el mar, bajando, y devora peces de todas las especies, y luego vuelve de nuevo al río. Los nueve ríos rápidos están bordeados de árboles y tienen flores a sus orillas. El río padre salía del Lado Izquierdo y de él caían tres gotas en cierto canal, y cada una de las tres se dividía de nuevo en tres; y cada gota se tornaba un río. Estos son los nueve ríos que corren por todos los firmamentos. Y de la humedad final que quedaba cuando todas las gotas salieron, se formaba otra gota, que salía suavemente, y de esta gota se formaba ese décimo río que corre en calma. En este río también corre una gota de las bendiciones derramadas del lado de la Derecha por la “corriente que fluye perpetuamente”, y es mayor que todo el resto. Cuando los cuatro ríos que fluyen del Jardín de Edén se dividen, uno llamado Pisón fluye hacia adentro y se fusiona con el décimo río calmo del cual hemos hablado. Del río calmo, así aumentado, se alimentan 327 Job I, 4. 328 Job I, 5. 329 Ezequiel XXIX, 3. 330 Génesis I, 21. 63

hermanas para comer y beber con ellos” 327 . Mientras ellos así festejaron y se pusieron<br />

alegres, el Acusador estuvo diariamente presente en medio de ellos, pero no pudo prevalecer<br />

contra ellos, como está escrito: “¿No has hecho una valla en torno de él y en torno de su<br />

casa?” Y cuando Job hizo sacrificios, no dio a Satán parte alguna, pues está dicho: “El<br />

ofrendó ofrendas de holocausto de acuerdo al número de todos ellos 328 siendo ésta una<br />

ofrenda que asciende enteramente a lo alto de modo que nada dio al “otro lado”. Si lo hubiera<br />

hecho, el Acusador no habría sido capaz de prevalecer contra él. De ahí que al fin, él tomó<br />

solamente lo que le era debido. En cuanto a la pregunta que cabe plantear de por qué Dios<br />

permitió que Job sufriera tanto, la respuesta podría ser que si hubiera dado a Satán su debido,<br />

el “lado no santo” se habría separado del santo y permitido que este último ascendiera, sin ser<br />

turbado, a las esferas más altas. Pero como no obró así, el Santo hizo que se ejecutara sobre él<br />

la justicia. Observad esto. Como Jacob mantuvo el mal separado del bien y no los fusionaba,<br />

fue juzgado de la manera correspondiente: primero experimentó el bien, luego experimentó lo<br />

que es malo y luego de nuevo el bien. Pues el hombre ha de conocer a ambos, el bien y el mal,<br />

y convertir el mal en bien. Este es un principio profundo de la fe.<br />

R. Simeón continuó: Ahora cuadra revelar misterios relacionados con lo que es arriba<br />

y lo que es abajo. ¿Por qué está escrito aquí “ven (bo) a Faraón”? ¿No debía decir más bien<br />

“anda” (lej)? Es para indicar que el Santo, Bendito Sea, guió a Moisés a través de un laberinto<br />

derechamente a la morada de cierto poderoso dragón superior —es decir, al representante<br />

celestial del Egipto— del cual emanan muchos dragones menores. Moisés estaba aterrado de<br />

acercársele, porque sus raíces están en regiones superiores, y él solamente se acercaba a sus<br />

corrientes subsidiarias. Cuando el Santa vio que Moisés temía al dragón y que ninguno de los<br />

mensajeros superiores era capaz de superarlo, El proclamó: “Pues, yo estoy contra ti, Faraón,<br />

rey de Egipto, el gran dragón (tanin) que yace en medio de sus ríos, que ha dicho: mi río es mi<br />

propiedad, y yo lo hice para mí” 329 . Cierto es que en verdad el Señor hubo de librar guerra<br />

contra este dragón, el Señor mismo, y no un ser menor. Este os el misterio del “gran Dragón”<br />

para aquellos que tienen familiaridad con la ciencia esotérica. R. Simeón dijo además: Está<br />

escrito: “Y Dios creó los grandes dragones y toda creatura viviente que se mueve, que las<br />

aguas produjeron abundantemente, según su especie” 330 . Dijo: Ya hemos comentado este<br />

versículo, pero las palabras “El creó los grandes dragones” contienen un misterio aún más<br />

especial y particular: ellas se refieren al Leviatán y su pareja, que la última fue matada, y es<br />

preservada por el Santo para recreo de las justos en los días del Mesías. El gran dragón<br />

descansa entre nueve ríos, cuyas aguas son turbulentas. Y hay un décimo río cuyas aguas son<br />

calmas y en cuya profundidad descienden las bendiciones de las aguas del Paraíso tres veces<br />

al año. El dragón entra en este río y hace allí su morada. Y de allí sale y nada hacia el mar,<br />

bajando, y devora peces de todas las especies, y luego vuelve de nuevo al río. Los nueve ríos<br />

rápidos están bordeados de árboles y tienen flores a sus orillas. El río padre salía del Lado<br />

Izquierdo y de él caían tres gotas en cierto canal, y cada una de las tres se dividía de nuevo en<br />

tres; y cada gota se tornaba un río. Estos son los nueve ríos que corren por todos los<br />

firmamentos. Y de la humedad final que quedaba cuando todas las gotas salieron, se formaba<br />

otra gota, que salía suavemente, y de esta gota se formaba ese décimo río que corre en calma.<br />

En este río también corre una gota de las bendiciones derramadas del lado de la Derecha por<br />

la “corriente que fluye perpetuamente”, y es mayor que todo el resto. Cuando los cuatro ríos<br />

que fluyen del Jardín de Edén se dividen, uno llamado Pisón fluye hacia adentro y se fusiona<br />

con el décimo río calmo del cual hemos hablado. Del río calmo, así aumentado, se alimentan<br />

327 Job I, 4.<br />

328 Job I, 5.<br />

329 Ezequiel XXIX, 3.<br />

330 Génesis I, 21.<br />

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