Simeon Bar Joyai - Zohar 3de5 - Comunidad Israelita Bet Or

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Dios los había abandonado. A esa hora el Santo llamó a reunión a todos Sus ejércitos celestiales, a Su séquito de arriba, a todas las carrozas santas, las de abajo y las de arriba, de sus filas, a todo el ejército celestial, y les habló así: “¿Qué hacéis aquí? Mis hijos amados están cautivos en Babilonia, ¿y vosotros permanecéis aquí? Levantaos todos y andad a ellos, y Yo iré con vosotros”. Cuando la Compañía celestial llegó a Babilonia, los cielos se abrieron y el Espíritu Santo de la profecía descendió sobre Ezequiel y él vio su visión maravillosa, y proclamó a los exiliados: “Ved, vuestro Amo está aquí y todos los seres celestiales bajaron para ser vuestros compañeros”. Pero ellos no lo creyeron y así se vio obligado a descubrir ante ellos la totalidad de su visión celestial. Entonces la alegría de ellos fue en extremo grande y ellos no se rehusaron al exilio porque sabían que el Señor mismo estaba en medio de ellos. Todos se llenaron de un amor perfecto a El, dispuestos a sacrificarse por la santidad del Santísimo, Bendito Sea. Por esta razón el profeta descubrió ante ellos todo lo que había visto. Se nos ha enseñado que adonde fuera Israel en cautiverio, la Shejiná iba con él. Esto lo aprendemos en el ejemplo presente de la expresión “hijos del Israel (superior)”, que tomamos aquí como refiriéndose a los ejércitos y carros celestiales, de los que se nos dice “vinieron con Jacob a Egipto”. R. Jiyá citó en relación con esto el versículo: Ven conmigo del Líbano, oh novia mía, conmigo del, Líbano. Desciende desde la cumbre de Amana, desde la cumbre de Senir y de Hermón, desde las guaridas de los leones, desde las montañas de los tigres 5 , dijo: Esto se refiere a la Comunidad de Israel. Cuando la Comunidad de Israel abandonó Egipto y subió al Monte Sinaí para recibir la Ley, el Santo le dijo: “Ven conmigo, novia mía, conmigo, Levaná (literalmente, blanca), tú, luna que recibiste tu luz del sol. Mira recibirás un presente hermoso para tus hijos, desde la cima de Amana, del reino de la Fe superior”;, refiriéndose la última palabra a los hijos de Israel cuando dijeron: “todo lo que el Señor ha dicho haremos y obedeceremos” 6 y que entonces eran como ángeles, perfectamente unidos, de los cuales el salmista canta “bendecid vosotros al Señor, vosotros ángeles, potentes en fuerza, que hacéis sus mandamientos, escuchando la voz de su palabra”. 7 Así Israel recibió un obsequio “'de la cima de Senir y Hermón”, es decir, del Monte Sinaí, junto a cuya parte inferior se encontraban. También “de las guaridas de los leones”, es decir, los hijos de Seir, que rechazaron la Ley cuando les fuera ofrecida. “De las montañas de los leopardos”, es decir, los hijos de Ismael, que igualmente rehusaron, como está escrito: “El Señor vino de Sinaí y se levantó para ellos de Seir; briíllo desde el Monte Paran, y vino de los diez mil santos”. 8 ¿Y cual es el sentido de “El vino de los diez mil santos”? Una tradición antigua lo explica así: cuando el Santo estuvo por dar la Ley a Israel, ejércitos de ángeles protestaron a una voz diciendo: ¡Oh Señor, Señor nuestro, cuan excelente es tu nombre en toda la tierra! ¡Da tu Gloria (la Torá) a los cielos!”. 9 En verdad deseaban la Torá para ellos. El Santo les dijo: “¿Tiene la muerte algún dominio sobre vosotros? Ved, en Mi Ley es la muerte el castigo por ciertos pecados. ¿Conocéis el robo o el hurto? En Mi Ley está escrito: no robarás. ¿Hay deseo sexual entre vosotros? Yo he dicho: No cometerás adulterio. ¿Es posible para vosotros el mentir? Yo he dicho: No darás falso testimonio contra tu vecino. ¿Puede la codicia alojarse en vosotros? Yo he dicho: no codiciarás. Si es así, ¿qué servicio puede prestaros la Ley?”. Directamente cantaron en unión: “Oh Señor, Señor nuestro, cuan excelente es tu nombre en toda la tierra”. 10 No dijeron ya más “da Tu Gloria a los cielos”. 5 Cantar de los Cantares IV, 8. 6 Éxodo XXIV, 7. 7 Salmos CIII, 20. 8 Deuteronomio XXX, 2. 9 Salmos VIII, 1-2. 10 Salmos VIII, 10. 4

R. Yose interpretó el versículo mencionado del Cantar de los Cantares en relación con el descenso de la Shejiná al cautiverio egipcio. Pero R. Simeón encontró en ello una alusión a la unión mística entre Voz y Expresión. Ellas han de formar una unidad, sin ninguna separación. Dependen la una de la otra; no hay voz sin expresión ni expresión sin voz. Esencialmente ambas vienen de “Líbano” (que equivale a Levaná, luna, que simboliza la Sabiduría). “Amana” representa la garganta, de la que viene el aliento para completar la oculta indicación dada primero de “Líbano”. “De la cima de Senir y Hermón” se refiere a la lengua; “de las guaridas de los leones” sugiere los dientes; “de las montañas de los leopardos” es simbólico de los labios, por los que la Expresión se completa. R. Jiyá aplicó a los israelitas que bajaron al Egipto el versículo: “'No comas el pan de aquel que tiene un mal ojo, ni desees sus golosinas”. 11 Dijo: en realidad, el pan o cualquier otra dádiva graciosa ofrendada por un hombre de mal ojo no merece ser compartido o gozado. Los hijos de Israel, al bajar a Egipto, si no hubieran gustado el pan de los egipcios, no habrían permanecido allí en exilio, ni tampoco los egipcios los hubieran oprimido. R. Isaac dijo: ¿No fue ese exilio el cumplimiento de un decreto divino? R. Jiyá dijo, respondiendo: Esto no importa ninguna diferencia, dado que el decreto no menciona en particular al Egipto, y solamente dice: “Tu simiente será extranjera en un país que no es suyo”, 12 y no necesariamente Egipto. R. Isaac dijo: Aunque un hombre tuviera un fuerte apetito y fuese un comilón voraz, si encuentra a tal hombre de mal ojo, sería para él mejor quitarse su vida que participar de su pan. Hay tres tipos de hombres que arrojan la Shejiná del mundo, haciendo imposible que el Santo, Bendito Sea, fije Su morada en el universo, y que hacen que quede sin respuesta la plegaria. Uno es el que cohabita con una mujer en los días de separación. No hay impureza comparable a ésta. El se contamina y contamina todo lo vinculado a él. El niño nacido de tal unión es modelado en impureza, empapa de impureza al espíritu y toda su vida se basa sobre impureza. Luego está él que se relaciona con una mujer pagana, pues con esto profana el sagrado signo del pacto que constituye el sostén del Nombre sagrado y la esencia de la fe. Tan pronto como “la gente cometía prostitución” con las hijas de Moab. se encendió contra Israel la ira del Señor. 13 Los jefes del pueblo que no procuraban evitarlo, debían ser los primeros castigados, 14 y en cada generación son los jefes los que se hacen responsables por todos los ¿miembros de la comunidad con respecto a la profanación del signo del pacto, que es “sol y escudo”; 15 así como el sol da luz al mundo, así el santo signo da luz al cuerpo, y así como el escudo protege, así protege el santo signo. El que lo guarda en pureza es cuidado del mal. Pero el que transfiere este signo de santidad a un dominio extraño, viola el mandamiento “no tendrás otros dioses, sino a Mí”, pues negar el sello del rey equivale a negar al rey mismo. Luego está el que deliberadamente evita que la simiente llegue a fructificar, porque destruye la hechura del Rey y hace que el Santo parta del mundo. Este pecado es la causa de la guerra, el hambre, la peste, e impide que la Shejiná encuentre en el mundo un lugar de reposo. Por esas abominaciones llora el espíritu de santidad. Desdichado aquél que causa eso; mejor habría sido que nunca naciera. Se ha considerado para los israelitas como actitud de justicia el hecho de que aun estando en exilio en el Egipto, se mantuvieron libres de esos pecados y, más aún, sin miedo cumplieron el mandamiento de crecer y multiplicarse. Esto los hizo dignos de ser liberados. 11 Proverbios XXIII, 6. 12 Génesis XVI, 13. 13 Números XXV, 1-3. 14 Números XXV, 4. 15 Salmos LXXXIV, 12. 5

R. Yose interpretó el versículo mencionado del Cantar de los Cantares en relación con<br />

el descenso de la Shejiná al cautiverio egipcio. Pero R. Simeón encontró en ello una alusión a<br />

la unión mística entre Voz y Expresión. Ellas han de formar una unidad, sin ninguna<br />

separación. Dependen la una de la otra; no hay voz sin expresión ni expresión sin voz.<br />

Esencialmente ambas vienen de “Líbano” (que equivale a Levaná, luna, que simboliza la<br />

Sabiduría). “Amana” representa la garganta, de la que viene el aliento para completar la<br />

oculta indicación dada primero de “Líbano”. “De la cima de Senir y Hermón” se refiere a la<br />

lengua; “de las guaridas de los leones” sugiere los dientes; “de las montañas de los leopardos”<br />

es simbólico de los labios, por los que la Expresión se completa.<br />

R. Jiyá aplicó a los israelitas que bajaron al Egipto el versículo: “'No comas el pan de<br />

aquel que tiene un mal ojo, ni desees sus golosinas”. 11 Dijo: en realidad, el pan o cualquier<br />

otra dádiva graciosa ofrendada por un hombre de mal ojo no merece ser compartido o gozado.<br />

Los hijos de Israel, al bajar a Egipto, si no hubieran gustado el pan de los egipcios, no habrían<br />

permanecido allí en exilio, ni tampoco los egipcios los hubieran oprimido. R. Isaac dijo: ¿No<br />

fue ese exilio el cumplimiento de un decreto divino? R. Jiyá dijo, respondiendo: Esto no<br />

importa ninguna diferencia, dado que el decreto no menciona en particular al Egipto, y<br />

solamente dice: “Tu simiente será extranjera en un país que no es suyo”, 12 y no<br />

necesariamente Egipto. R. Isaac dijo: Aunque un hombre tuviera un fuerte apetito y fuese un<br />

comilón voraz, si encuentra a tal hombre de mal ojo, sería para él mejor quitarse su vida que<br />

participar de su pan.<br />

Hay tres tipos de hombres que arrojan la Shejiná del mundo, haciendo imposible que<br />

el Santo, Bendito Sea, fije Su morada en el universo, y que hacen que quede sin respuesta la<br />

plegaria. Uno es el que cohabita con una mujer en los días de separación. No hay impureza<br />

comparable a ésta. El se contamina y contamina todo lo vinculado a él. El niño nacido de tal<br />

unión es modelado en impureza, empapa de impureza al espíritu y toda su vida se basa sobre<br />

impureza. Luego está él que se relaciona con una mujer pagana, pues con esto profana el<br />

sagrado signo del pacto que constituye el sostén del Nombre sagrado y la esencia de la fe. Tan<br />

pronto como “la gente cometía prostitución” con las hijas de Moab. se encendió contra Israel<br />

la ira del Señor. 13 Los jefes del pueblo que no procuraban evitarlo, debían ser los primeros<br />

castigados, 14 y en cada generación son los jefes los que se hacen responsables por todos los<br />

¿miembros de la comunidad con respecto a la profanación del signo del pacto, que es “sol y<br />

escudo”; 15 así como el sol da luz al mundo, así el santo signo da luz al cuerpo, y así como el<br />

escudo protege, así protege el santo signo. El que lo guarda en pureza es cuidado del mal.<br />

Pero el que transfiere este signo de santidad a un dominio extraño, viola el mandamiento “no<br />

tendrás otros dioses, sino a Mí”, pues negar el sello del rey equivale a negar al rey mismo.<br />

Luego está el que deliberadamente evita que la simiente llegue a fructificar, porque destruye<br />

la hechura del Rey y hace que el Santo parta del mundo. Este pecado es la causa de la guerra,<br />

el hambre, la peste, e impide que la Shejiná encuentre en el mundo un lugar de reposo. Por<br />

esas abominaciones llora el espíritu de santidad. Desdichado aquél que causa eso; mejor<br />

habría sido que nunca naciera. Se ha considerado para los israelitas como actitud de justicia el<br />

hecho de que aun estando en exilio en el Egipto, se mantuvieron libres de esos pecados y, más<br />

aún, sin miedo cumplieron el mandamiento de crecer y multiplicarse. Esto los hizo dignos de<br />

ser liberados.<br />

11 Proverbios XXIII, 6.<br />

12 Génesis XVI, 13.<br />

13 Números XXV, 1-3.<br />

14 Números XXV, 4.<br />

15 Salmos LXXXIV, 12.<br />

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