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Simeon Bar Joyai - Zohar 3de5 - Comunidad Israelita Bet Or

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uno en el otro. Todos los que llevan fruto tienen una naturaleza secreta, salvo el manzano;<br />

todos los que no llevan fruto, salvo los sauces del arroyuelo, ss nutren de la misma fuente; y<br />

todos los arbustos pequeños, salvo el hisopo, son de una sola madre. Cada especie de hierba<br />

tiene su contraparte arriba. Por eso está prohibido “sembrar un campo con semilla mezclada”<br />

135 . Y bien, es verdad que todas las cosas tienen sus contrapartes en el cielo, y Dios da a cada<br />

una su nombre, y cuánto más es esto verdad respecto de los hijos de Jacob, las tribus santas,<br />

los pilares del mundo! Y tal es el significado de las palabras “y estos son los nombres...”.<br />

Y estos son los nombres. Cada vez que R. Eleazar ben Araj llegaba a este versículo,<br />

lloraba. Decía que cuando los hijos de Israel fueron al exilio todas las almas de sus<br />

progenitores se reunían en la cueva de Majpelá y clamaban: “Hombre anciano, las aflicciones<br />

de tus hijos son terribles. Ellos han de hacer el trabajo de esclavos y una nación pagana hace<br />

insoportables sus vidas”. Inmediatamente el espíritu de Jacob despertó. Pidió permiso para ir a<br />

Egipto, y fue. Entonces el Santo citó a todas sus huestes celestiales y sus jefes y todos ellos<br />

acompañaron a Jacob y sus hijos. Las tribus bajaron a Egipto con su padre cuando estaban con<br />

vida y de nuevo cuando ya habían muerto. R. Abba dijo: Entonces se cumplieron las palabras:<br />

“Como un padre se apiada de sus hijos” 136 .<br />

R. Judá bar Shalom caminaba un día junto con R. Abba. Llegaron a un lugar donde<br />

decidieron pasar la noche. Después de tomar un alimento, se acostaron a dormir, poniendo sus<br />

cabezas sobre un suelo levantado bajo el cual había una tumba. Antes de dormirse oyeron una<br />

voz desde la tumba, que clamaba: doce años estuve durmiendo aquí, y sólo ahora despierto,<br />

porque ahora veo la imagen de mi hijo. R. Judá le preguntó quién era, y él contestó: Soy un<br />

judío, y estoy bajo excomunión, no pudiendo entrar en las regiones más altas por las<br />

aflicciones de mi hijo, que fue robado por un pagano cuando era muy joven, y es penosamente<br />

maltratado. R. Judá le dijo: ¿Los muertos conocen los sufrimientos de los vivientes? El<br />

respondió: Si no fuera por nosotros, los muertos, que intercedemos ante el ángel de la tumba<br />

por los vivientes, éstos no quedarían con vida ni medio día. Desperté ahora, porque se me dijo<br />

que mi hijo vendría aquí, pero no sé si vendrá vivo o muerto. Entonces R. Judá le preguntó:<br />

¿Qué hacéis en el otro mundo? La tumba se sacudió, y se oyó una voz que decía: ¡Sal de aquí!<br />

Por que en este momento golpean a mi hijo. Corrieron desde allí alrededor de media milla y<br />

se sentaron hasta la mañana. Cuando se levantaron para seguir camino vieron correr a un<br />

hombre que tenía sus espaldas ensangrentadas. Lo detuvieron y él les contó lo que le ocurría.<br />

Ellos le preguntaron su nombre y él dijo: Lajma hijo de Leví. ¡Cómo —dijeron— éste es el<br />

hijo del hombre muerto! Les daba terror conversar con él, y no volvieron al lugar de la tumba.<br />

R. Abba dijo: Que las plegarias de los muertos protegen a los vivientes es cosa que<br />

aprendemos de Caleb, que fue a Hebrón para interceder en favor de los patriarcas 137 . R. Judá<br />

dijo: El Santo hizo dos promesas a Jacob: Una, que El mismo bajaría y permanecería con<br />

Jacob en el exilio. Y la segunda, que El lo haría salir de su tumba para ver el gozo del ejército<br />

santo de seres celestiales que morarían con sus hijos en su cautiverio, como está escrito: “Yo<br />

bajaré contigo al Egipto y de seguro te volveré a sacar” 138 , “haré que salgáis de vuestras<br />

tumbas 139 . “Adonde las tribus subieron” 140 .<br />

Y entonces se levantó un nuevo rey sobre Egipto. R. Simeón dijo: Tan pronto como<br />

135 Levítico XIX, 19.<br />

136 Salmos CIII, 13.<br />

137 Números XIII, 22.<br />

138 Génesis XLVI, 4.<br />

139 Ezequiel XXXVIII, 12.<br />

140 Salmos CXXII, 4.<br />

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