Simeon Bar Joyai - Zohar 3de5 - Comunidad Israelita Bet Or
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sean el camino y la hora en que esto me ocurrió! Este incidente dio a R. Eleazar alegría por<br />
muchos días, pero nada dijo a sus colegas. Mientras estaban continuando el camino, pasaron<br />
junto a un pozo del cual bebieron. R. Eleazar dijo: Benditos son los justos. Jacob huyó de su<br />
hermano y tuvo la suerte de encontrar un pozo; tan pronto como lo vio, las aguas reconocieron<br />
a su dueño y ascendieron para encontrarlo, y allí él encontró a su esposa. Moisés se sintió<br />
seguro cuando vio que el agua subía hacia él; entonces supo que encontraría allí a su futura<br />
esposa. Además, el espíritu santo nunca lo abandonó, y por inspiración supo que Zipora sería<br />
su mujer. Pensó: “Seguramente, Jacob vino a este lugar y las aguas subieron a él, y entonces<br />
vino un hombre y lo llevó a su casa y lo proveyó para todas sus necesidades; lo mismo me<br />
acontecerá a mí”. El hombre que los acompañaba dijo: Se nos enseñó que Jetró fue un<br />
sacerdote pagano y tan pronto como vio que no había verdad en el paganismo, renunció a él y<br />
dejó de adorar a los ídolos, y entonces su pueblo lo excomulgó y cuando la gente de su pueblo<br />
vio a sus hijas se las llevaron, porque antes los pastores acostumbraban pastorear los rebaños<br />
de Jetró. Cuando Moisés vio a través del espíritu santo que los pastores actuaban como lo<br />
hacían por causa de su religión idólatra, inmediatamente se puso de pie y ayudó a las hijas y<br />
dio de beber a sus rebaños, actuando plenamente por fervor hacia Dios en todas las cosas. R.<br />
Eleazar le dijo: Hace tiempo que estás con nosotros y aún no conocemos tu nombre. El<br />
contestó: mi nombre es Yoezer ben Jacob. Los colegas se le acercaron y lo besaron. Ellos<br />
dijeron: Estás con nosotros hace ya tiempo, y no te conocíamos. Caminaron juntos el día<br />
entero y luego lo acompañaron tres millas por su ruta.<br />
Y dijeron, un egipcio nos libró de la mano de los pastores. R. Jiyá dijo: los<br />
compañeros han afirmado que al emplear la palabra “egipcio” hablaron en un rapto de<br />
inspiración, diciendo palabras cuyo verdadero alcance ellos mismos no conocían. En realidad<br />
eran como un hombre que reside en el desierto y que raras veces saboreó vianda, pero un día,<br />
cuando un oso perseguía a un cordero pasando frente a su residencia, salvó al cordero del oso,<br />
para luego matarlo para tener de él comida, de modo que fue el oso el medio de proporcionar<br />
vianda al hombre. Así fue cómo debido al egipcio a quien Moisés mató, se salvaron las hijas<br />
de Jetró.<br />
La siguiente es una explicación alternativa de Éxodo I, 1: Y estos son los nombres de<br />
los hijos de Israel. R. Judá comenzó con las palabras: “morena soy, pero bella” 111 . Dijo que<br />
ellas se refieren a la comunidad de Israel, que es “negra” a causa de su cautividad, y, “bella” a<br />
causa de la Torá y las buenas acciones, por las que será digna de heredar la Jerusalem de las<br />
alturas. Aunque ella es “como las tiendas de Kedar”, es decir, “negra” (kedar), ella es “como<br />
los atrios de Salomón”, esto es, ella pertenece al Rey de la paz perfecta (Shalom).<br />
R. Jiyá el Grande visitó una vez a los maestros de la ciencia esotérica para aprender de<br />
ellos. Vino a la casa de R. Simeón ben Yojai y la encontró cerrada con una cortina. R. Jiyá se<br />
sintió avergonzado y dijo: permaneceré aquí y oiré lo que dice. Y oyó que R. Simeón decía:<br />
Date prisa, Oh amado mío, y sé como el corzo o como el cervato, sobre las montañas de los<br />
aromas 112 . Esto significa el anhelo de Israel del Santo, Bendito Sea: ella le implora que no<br />
parta de ella a una distancia, sino que sea como un corzo y un cervato. Estos animales, a<br />
diferencia de otros, cuando corren lo hacen en un camino corto, y miran hacia atrás, volviendo<br />
sus rostros hacia el lugar de donde vienen. Luego corren de nuevo, y vuelven a darse vuelta<br />
para mirar atrás. Así los israelitas dicen al Santo, Bendito Sea: “Si nuestros pecados fueron la<br />
causa de que Tú nos abandonaras, que Tu placer sea correr como un corzo o un cervato, y<br />
mirar hacia atrás a nosotros”. Y, efectivamente, está escrito: “mas ni aun por todo esto,<br />
estando ellos en la tierra de sus enemigos, los habré deshechado, ni los habré detestado, de<br />
111 Cantar de los Cantares I, 5.<br />
112 Cantar de los Cantares VIII, 14.<br />
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