Simeon Bar Joyai - Zohar 3de5 - Comunidad Israelita Bet Or
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de un animal castrado 971 . Se ha prohibido a través de todas las generaciones el castrar<br />
cualquier creatura que el Santo creó, porque la castración pertenece eternamente y en iodos<br />
los casos al “otro lado”. Y cuando un hombre se casa con una mujer y él o ella se rehúsan a<br />
generar y, así, entran en el otra mundo sin haber engendrado hijos, entonces “su mujer saldrá<br />
con él”. Esto significa que él experimenta transmigración por sí solo, como varón, y ella por sí<br />
sola como mujer.<br />
El texto continúa: “Si su amo le ha dado una mujer, y ella le ha alumbrado hijos o<br />
hijas, la mujer y sus hijos serán del amo de ella, y él saldrá solo”. “Su amo” es “el Señor de<br />
toda la tierra”; “le ha dado una mujer”: de esto aprendemos que no entra en la discreción del<br />
hombre el tomar una mujer, sino que todas las cosas han de ser 'puestas en la balanza” 972 . ¿Y<br />
quién es la mujer que el Amo le da en este caso? Una que no estaba en realidad en la intención<br />
de que fuera su esposa, sino la mujer de otro a quien él se anticipó en la buena gracia de<br />
Dios, y su Amo le permitió tenerla porque El previo que ella le pariría hijos. Y cuando este<br />
hombre, que ha producido fruto en un jardín que no era justamente suyo, llegará al fin de su<br />
vida terrenal, “la mujer y sus hijos serán del .Amo de ella, y él saldrá solo”. ¡Pobre<br />
desdichado! Así, todo su trabajo fue en vano. El se empeñó por producir fruto en un jardín<br />
ajeno, para obedecer los dictados de su Amo, y debe forzosamente salir vacío. ¡Viejo, viejo!<br />
Confrontado con un problema como este, te pareces a un hombre tirado en el suelo, inerme,<br />
sin fuerzas, qué solamente puede patear la puerta con sus pies. Pero toma coraje, viejo, y no<br />
temas. Y bien, por qué esa pobre alma forzosamente tiene que salir de este mundo vacía y<br />
sola? ¿Es porque ha sembrado en un jardín que no era el suyo? Seguramente no, pues, ¿no fue<br />
el Santo Mismo quien le dio este jardín? Sin embargo, nada hace el Señor que no tenga su<br />
razón y su justicia, y lo que ocurre en todos los otros casos, ocurre también en este. Aquel a<br />
quien el Santo ha dado una esposa y que ha generado con ella no es como los otros que<br />
experimentan trasmigración. Quien en este mundo verdadera y humildemente procura hacer<br />
fructificar el árbol, pero que no tiene éxito en su intento, no es puesto en la misma categoría<br />
que uno que consciente y deliberadamente omitió el deber de engendrar hijos, desarraigando<br />
así el árbol, desparramando su copa y malgastando su fruto. Aquel a quien el Amo dio una<br />
esposa para que pudiese generar hijos, hizo el empeño de enriquecer al árbol, aunque no tuvo<br />
éxito. Por eso, el Santo, conociendo su buena intención, se apiada de él. Después de recuperar,<br />
ante todo, lo que Le es debido, y tomando lo que primero no produjo, le permite salir de<br />
nuevo y obrar por sí mismo para corregir su deficiencia. Además, se ha de recordar que el<br />
hombre ha de experimentar trasmigración porque, en ningún caso, es de gran mérito. Pues si<br />
lo fuera no habría de pasar a otra forma y volver a vivir sobre la tierra, sino que tendría “un<br />
lugar mejor que hijos e hijas”.<br />
Esto en cuanto a les misterios que esté versículo contiene. Pero, viejo, viejo, has<br />
hablado de uno cuya obra fue en vano, y no observaste que tú mismo sólo dijiste vanidad en<br />
todo este discurso, pues cerca de tus talones hay un versículo que derrumba todo tu edificio, e<br />
imaginas que puedes nadar por el mar según tu placer. ¿Cuál es este versículo? “Si el servidor<br />
dijere, llanamente, yo quiero a mi Amo, etc.” Viejo, viejo, no tienes fuerza, tu poder se ha<br />
volado; ¿qué harás? Pensaste que no habría ninguno que te persiguiera y he aquí que este<br />
versículo salta de su matorral, brincando tras tí como una gacela en el campo con trece<br />
brincos, las trece palabras del versículo, hasta que se te impondrá. ¿Qué harás, viejo? No, no<br />
te deprimas. Debes ahora reunir tu fuerza, porque hasta hoy fuiste verdaderamente un potente<br />
guerrero. Viejo, viejo, recuerda ese día de nieve cuando las semillas de la sabiduría fueron<br />
sembradas y hombres poderosos lucharon contra ti y tú sólo te impusiste a trece hambres<br />
971 Levítico XXII, 24.<br />
972 Salmos LXII, 10.<br />
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