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Simeon Bar Joyai - Zohar 3de5 - Comunidad Israelita Bet Or

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de otro lugar” 910 es decir, de la región de la impureza. Así, los divorcios se unen como uno, el<br />

divorcio de este mundo y el divorcio del otro mundo. Porque la mujer que primero se hallaba<br />

en la semejanza de la forma superior, ahora se ha ligado a la forma de abajo. El es llamado<br />

“otro” (ajer) y es llamado “último” (afrón), como está dicho, “y si el último marido la odia”<br />

911 “si el último marido muere”. Y bien, ¿por qué al segundo marido de la mujer divorciada se<br />

lo llama “último”, y no '“segundo”? Como lo hemos dicho es porque tiene una significación<br />

más elevada, siendo el “otro” y también el “último”. Y bien, la piedra rueda en el canasto, es<br />

decir, hay una dificultad. Primero, ¿por qué se lo llama “otro” cuando todo el edificio de la<br />

relación conyugal con el primer marido fue destruido y hecho polvo?, y luego, ¿por qué se lo<br />

llama “el último”? Si él es la persona justa, bien está, pero si no, habrá otro desarrollo, y él no<br />

será el último.<br />

Pero observad esto. Está escrito: “y vio Dios todo lo que haba hecho y he aquí que era<br />

muy bueno” 912 y “bueno” se ha interpretado como refiriéndose al ángel del bien, “muy” al<br />

ángel de la muerte. Y bien, el Santo ha preparado un remedio para todos los males. Está<br />

escrito: “y un río salía de Edén para irrigar el Jardín” 913 . Este “río” nunca deja de procrear y<br />

de extenderse para producir fruto. Pero el “otro dios”, el principio del mal, está mutilado y no<br />

desea procrear y no multiplica ni trae fruto, porque si fructificara, reduciría todo el mundo al<br />

caos. Por eso el hombre que hace que “el otro lado” multiplique, rechazando conscientemente<br />

el mandamiento de la procreación, se llama “un malo”, y nunca jamás verá al linaje de la<br />

Shejiná, porque está escrito: “el mal no mora en ti” 914 . Un hombre que experimenta la<br />

metamorfosis del alma, si peca y se une al “otro dios” que no produce fruto y no engendra<br />

hijos, se llama por eso “otro”; el segundo marido que hace lo mismo es llamado “el último”<br />

por el Santo, y no meramente “el segundo”, a fin de advertir sobre un augurio que indica la<br />

destrucción del segundo edificio también. La Escritura nos enseña esta lección, pues llama al<br />

segundo Templo “último” 915 para evitar el presagio. Por eso el primer marido que la despidió<br />

no puede tomarla de nuevo para que sea su mujer, después de que ella fue contaminada”. 916<br />

No dice “no debe” sino “no puede”, porque, como la mujer se unió con otro hombre y fue<br />

sujeta a un grado inferior, el Santo no quiere que el primer marido se rebaje uniéndose con un<br />

grado que no es el suyo. Y observad esto. Si esa mujer, habiendo sido divorciada, no volvió a<br />

casarse, aunque se hubiese conducido mal con muchos hombres, el marido, si lo desea, puede<br />

tomarla de nuevo, pero no cuando ella se ha casado legalmente con otro hombre. Una vez que<br />

se ha unido con un grado inferior, el primer marido, que pertenece al grado del “bien”, no<br />

puede asociarse más con ella ni tampoco extenderse a ese lado. Otros hombres pueden casarse<br />

con ella, pues es posible que ella encuentre de nuevo pareja adecuada. Un hombre que tiene<br />

hijos de su primera mujer, y trae a una mujer así a su casa, se une con una espada flamígera,<br />

de dos maneras: primero, porque dos ya han entrado y han sido violentamente expulsados, y<br />

ahora él es el tercero; y, segundo, ¿cómo puede dejar que su espíritu entre en un navío que ya<br />

fue usado por otros, asociarse con ella y apegarse a ella? No es que eso esté prohibido; es que<br />

al hacerlo elige para sí una mala compañía. R. Levitas, de Kfar Oni, solía burlarse de una<br />

persona que se casaba con una mujer de esta clase, aplicándole las palabras: “y ella se ríe de<br />

los días venideros” 917 significando que el “último” que se une con una mujer así estará en<br />

ridículo.<br />

910 Job VIII, 18.<br />

911 Deuteronomio XXIV, 3.<br />

912 Génesis I, 31.<br />

913 Génesis II, 10.<br />

914 Salmos V, 5.<br />

915 Haggeo II, 9.<br />

916 Deuteronomio XXIV, 4.<br />

917 Proverbios XXXI, 25.<br />

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