Simeon Bar Joyai - Zohar 3de5 - Comunidad Israelita Bet Or

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Nunca hubo una generación de hombres ni nunca habrá tal en este mundo, sin esta mala simiente, y el Santo, Bendito Sea, libra Su guerra contra ella. A su respecto está escrito: “Que los pecadores sean consumidos de sobre la tierra y que no haya más inicuos. ¡Bendice al Señor, Oh alma mía. Aleluya!” 612 . 612 Salmos CIV, 35. 114

JETRO Éxodo, XVIII, 1 - XX, 23 Y Jetró, sacerdote de Midian, suegro de Moisés, oyó todo lo que había hecho Dios por Moisés y por Israel. R. Ezequías comenzó aquí un discurso sobre el versículo: Y Aarón alzó su mano hacia el pueblo y los bendijo 613 . Dijo: El empleo de la palabra “mano”, en singular, indica que quería levantar su mano derecha encima de su izquierda, y esto por cierta razón esotérica. Encontramos en el libro del Rey Salomón que quien levanta su mano hacia el cielo sin ninguna intención devota de enunciar una plegaria o una bendición, será perseguido por diez poderes celestiales, los “'diez potentados que hay en la ciudad” 614 , es decir, los diez seres superiores designados sobre la “Extensión de las manos”, para recibir las bendiciones o plegarias ofrecidas con ellas, y para dotarlos con un poder a través del cual el nombre santo, Adonai, es glorificado y bendecido desde arriba y es así glorificado de todos los lados. Y estos “diez potentados” tomarán las bendiciones arriba y las derramarán sobre el de abajo. Por eso, cuando el hombre levanta su mano al cielo, debe cuidar que su intención sea orar o bendecir o suplicar, porque si la levanta vanamente, esos poderes que cavilan sobre la “Extensión de las manos” lo van a maldecir con doscientas cuarenta y ocho maldiciones. De uno así está escrito “y amó la maldición y ésta llegóse a él” 615 . Más aún, el espíritu de impureza se posa en tales manos, porque acostumbra merodear sobre un lugar vacío y la bendición no permanece allí. Por lo tanto, la mano debe ser alzada al cielo solamente como una expresión de oración o de bendición. Realmente, esta “extensión de las manos” tiene un profundo significado simbólico. Cuando un hombre extiende sus manos y las alza en plegaria y súplica se puede decir que glorifica al Santo de varias maneras. Simbólicamente —las dos manos contienen diez dedos une las diez Palabras (Sefirot), unificando con ello el todo y bendiciendo debidamente al Nombre Santo. También, une las carrozas internas y las Carrozas externas, de modo que el Nombre Santo puede ser bendecido de todos los lados, y todo se vuelve uno, lo de arriba y lo de abajo. Los diez poderes de que hemos hablado son las diez Palabras (Sefirot) de abajo, simbolizadas por las letras inscriptas que corresponden a las de arriba, y en primera instancia tienen a su cargo el levantar los dedos en plegaria. Y cuando todo el lado de la santidad se une arriba, los “otros lados” están sometidos, y también ellos confiesan y alaban al Rey Santo. Observad esto. En la doctrina mística del Nombre Santo hablamos de Rey y Sacerdote, ambos arriba y abajo. El Rey arriba es el místico Santo de los santuarios —Biná— y debajo de él hay un Sacerdote, la mística Luz Primordial, que actúa ante él en apoyo; él es el sacerdote llamado “grande” y se halla estacionado a la mano derecha. Hay un Rey abajo, en la semejanza del Rey arriba, que es rey sobre todo lo de abajo. Y debajo de él hay un Sacerdote que le ayuda: es ese al que se llama Mijael, el Sumo Sacerdote, que está a la derecha. Todo esto constituye el verdadero objeto de la fe, la del lado de la santidad. Al “otro lado”, el lado que no es santo, hay también un rey, ese al que se llama “un rey viejo y un necio” 616 , y el sacerdote, que está bajo él y le auxilia, es On (nada, idolatría); a él se alude en el versículo: “Y Efraím dijo: Aunque me he vuelto rico, me he encontrado sin poder”, es decir, el no santo poder celestial que presidió sobre el acto de idolatría que cometió Jeroboam 617 , sin el cual no habría podido ocurrir. Y bien, cuando este rey y este sacerdote del “otro lado” están sometidos y su poder quebrantado, todos los “otros lados” les siguen, y también están sometidos y 613 Levítico IX, 22. 614 Eclesiastés VII, 19. 615 Salmos CIX, 17. 616 Eclesiastés IV, 13. 617 I Reyes XII, 28. 115

Nunca hubo una generación de hombres ni nunca habrá tal en este mundo, sin esta mala<br />

simiente, y el Santo, Bendito Sea, libra Su guerra contra ella. A su respecto está escrito: “Que<br />

los pecadores sean consumidos de sobre la tierra y que no haya más inicuos. ¡Bendice al<br />

Señor, Oh alma mía. Aleluya!” 612 .<br />

612 Salmos CIV, 35.<br />

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