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15.05.2013 Views

del surrealismo es su acabado nivel, precisamente estético y artístico, pero no la rigurosidad conceptual; eran artistas, no filósofos, ni mucho menos científicos. Para la necesidad práctica de la estimación del carácter del hombre bastan, en la mayoría de los casos, sus manifestaciones conscientes. (…) La complicación dinámica de un carácter humano no resulta ya explicable por medio de una simple alternativa, como lo quería nuestra vieja teoría moral. (…) ¿Y el valor del sueño para el conocimiento del porvenir? En esto no hay, naturalmente, que pensar. Por gustosos que saludemos, como investigadores modestos y exentos de prejuicios, la tendencia a incluir los fenómenos ocultos en el círculo de investigación científica, mantenemos nuestra convicción de que dichos estudios no llegaran nunca a procurarnos ni la demostración de una segunda existencia en el más allá ni el conocimiento del porvenir. Diríamos, en cambio, que el sueño nos revela el pasado, pues procede de él en todos los sentidos. Sin embargo, la antigua creencia de que el sueño nos muestra el porvenir no carece por completo de verdad. Representándonos un deseo como realizado, nos lleva realmente al porvenir, pero este provenir que el soñador toma como presente esta formado por el deseo indestructible conforme al modelo de dicho pasado.” (Freud, 1985: 646-647) Aunque Freud, se consideraba, ante todo, un hombre de ciencia, y un profesor, que no filosofaba, no puede ocultarse las implicancias filosóficas, teoréticas, de su aporte. Hasta aquí, el análisis de sus teorías, nos clarifica lo que ha sido el psicoanálisis como antecedente ideológico del movimiento surrealista. Al comparar ambos discursos en sus textos fundamentales, aparecen las diferencias de sentido, rigor y orientación. No negamos el carácter científico del trabajo freudiano, ni el carácter artístico del movimiento articulado en torno a Breton 71 . 71 Precisamente lo que nos interesa en señalar los ámbitos específicos y evitar las confusiones y malos entendidos, pues como decía Inmanuel Kant en el siglo XVIII, quien diluye los limites de la ciencia, so pretexto de ampliar su campo, al agregarle imprecisión, le hace un daño (Crítica de la Razón Pura). 98

2.1.3 Movimiento Dada. SENTIRSE amputado –pero no de un miembro (un brazo una pierna) sino de algún órgano vital (¿el corazón? --¿el alma?). El entumecimiento gana avasallador el centro mismo. (¿Presunción de la indiferencia y la indiferenciacion totales?) Emilio A. Westphalen 2004 El antecedente artístico inmediato del surrealismo es Dadá. Eso es lo que los estudios de historia del arte han asumido hasta el momento. Sin embargo, una lectura más acuciosa revelaría una simultaneidad y existencia de intereses afines, con distintas consecuencias. Dada fue un movimiento de anti-arte, con implicancias políticas y culturales, pero lo que mas desarrollo fue su anti-estética que renovó el arte del siglo XX. Nuestra forma de vida, nuestros disparates, nuestros actos heroicos y nuestras polémicas –por provocadores y agresivos que hayan podido ser--estuvieron siempre ligados a una búsqueda incansable. Lo que perseguíamos era el anti-arte, una nueva manera de pensar y de sentir, un nuevo saber: ¡un arte nuevo en una libertad recién descubierta! (…) Dadá ha cosechado la confusión que sembró. (…) Pero esa confusión era solo un pretexto. Nuestras provocaciones, manifestaciones y desafíos no fueron más que un medio encaminado a suscitar la cólera de los pequeños burgueses, a fin de que esa cólera los condujera a una avergonzada revelación de si mismos. En verdad, nuestra autentica fuerza impulsora no era el escándalo por si mismo, ni las contradicciones y los anti per se sino la cuestión fundamental de esa época (y de la nuestra): ¿ADONDE VAMOS? (Richter, 1973: 7-9) Necesariamente, en un siglo que presenciaba el paso del victorianismo decimonónico a la caída de sistemas políticos tradicionales –en el contexto de guerras y revoluciones con que realmente empieza el siglo XX—la búsqueda de libertad paso de las abstracciones estéticas, a las contingencias 99

2.1.3 Movimi<strong>en</strong>to Dada.<br />

SENTIRSE amputado –pero no de un miembro (un brazo una pierna) sino<br />

de algún órgano vital (¿el corazón? --¿el alma?). El <strong>en</strong>tumecimi<strong>en</strong>to gana<br />

avasallador el c<strong>en</strong>tro mismo. (¿Presunción de la indifer<strong>en</strong>cia y la<br />

indifer<strong>en</strong>ciacion totales?)<br />

Emilio A. Westphal<strong>en</strong> 2004<br />

El anteced<strong>en</strong>te artístico inmediato <strong>del</strong> surrealismo es Dadá. Eso es lo que <strong>los</strong><br />

estudios de historia <strong>del</strong> arte han asumido hasta el mom<strong>en</strong>to. Sin embargo,<br />

una lectura más acuciosa revelaría una simultaneidad y exist<strong>en</strong>cia de<br />

intereses afines, con distintas consecu<strong>en</strong>cias. Dada fue un movimi<strong>en</strong>to de<br />

anti-arte, con implicancias políticas y culturales, pero lo que mas desarrollo<br />

fue su anti-estética que r<strong>en</strong>ovó el arte <strong>del</strong> siglo XX.<br />

Nuestra forma de vida, nuestros disparates, nuestros actos<br />

heroicos y nuestras polémicas –por provocadores y agresivos<br />

que hayan podido ser--estuvieron siempre ligados a una<br />

búsqueda incansable. Lo que perseguíamos era el anti-arte, una<br />

nueva manera de p<strong>en</strong>sar y de s<strong>en</strong>tir, un nuevo saber: ¡un arte<br />

nuevo <strong>en</strong> una libertad recién descubierta! (…) Dadá ha<br />

cosechado la confusión que sembró. (…) Pero esa confusión era<br />

solo un pretexto. Nuestras provocaciones, manifestaciones y<br />

desafíos no fueron más que un medio <strong>en</strong>caminado a suscitar la<br />

cólera de <strong>los</strong> pequeños burgueses, a fin de que esa cólera <strong>los</strong><br />

condujera a una avergonzada revelación de si mismos. En<br />

verdad, nuestra aut<strong>en</strong>tica fuerza impulsora no era el escándalo<br />

por si mismo, ni las contradicciones y <strong>los</strong> anti per se sino la<br />

cuestión fundam<strong>en</strong>tal de esa época (y de la nuestra): ¿ADONDE<br />

VAMOS? (Richter, 1973: 7-9)<br />

Necesariam<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> un siglo que pres<strong>en</strong>ciaba el paso <strong>del</strong> victorianismo<br />

decimonónico a la caída de sistemas políticos tradicionales –<strong>en</strong> el contexto<br />

de guerras y revoluciones con que realm<strong>en</strong>te empieza el siglo XX—la<br />

búsqueda de libertad paso de las abstracciones estéticas, a las conting<strong>en</strong>cias<br />

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