La superación del dogmatismo surrealista en los ... - Cybertesis

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15.05.2013 Views

¿Cómo puede ser coherente, la pretensión surrealista de negar la censura racional ética y estética y a la vez, dotar a la obra de intención cuestionadora, crítica, contestataria, radical, etc.? Si bien en su devenir el surrealismo señaló que el automatismo no era el único medio surrealista a utilizar, siempre reivindico la espontaneidad, pero ¿es posible la espontaneidad en la creación artística, que implica autoconocimiento (del talento), dominio técnico, conciencia de referentes estéticos, temáticos, gusto educado, etc.? 62 En algún fragmento de los manifiestos, se plantea que el surrealismo ha de reemplazar a la ciencia, en cuanto al conocimiento de los procesos mentales y ha de renovar la crítica, la filosofía y de proporcionar solución a los problemas fundamentales de la vida. Más allá del exceso retórico, hay que definir el surrealismo sobre todo como una construcción histórica, propia de su tiempo –y de los avances culturales de este pues, incluso sus excesos, están condicionados por ejemplo., por el debate político-ideológico dentro del marxismo internacional, del que el surrealismo fue parte y testigo. 63 El sueño concede al sujeto atormentado por sufrimientos físicos y morales aquello que la realidad le negaba –bienestar y dicha--, y del mismo modo surgen en los enfermos mentales las mas rientes imágenes de felicidad, poderío, riqueza y suntuosidad. El contenido principal del delirio se halla constituido muchas veces por la imaginada posesión de bienes o realización de deseos, cuya perdida, ausencia o negación en la realidad nos dan la 62 Quizá deberíamos recordar que el mundo de las ideas –y de los procesos inconscientes no es precisamente la esfera socio-cultural de la producción artística, si bien ambos forman parte del mundo de la vida. 63 Habría que preguntarse el real provecho social de una técnica artística que simulase síntomas de locura y perversión (recordemos la admiración surrealista por el Marqués de Sade), como un simple juego privado, totalmente incomunicativo y arbitrario – independientemente del valor estético posiblemente logrado. 90

azón psíquica de la locura. La madre que ha perdido un hijo querido vuelve a vivir, en su delirio, todas las alegrías maternales; el que ha experimentado perdidas económicas se cree extraordinariamente rico, y la joven engañada se ve amada con infinita ternura” (Este pasaje de Radestock es la síntesis de una sutil exposición de Griesinger (p.111), que descubre con toda claridad la realización de deseos como un carácter de la representación, común al sueño y a la psicosis. Mis propias investigaciones me han mostrado que en esta hipótesis puede hallarse la clave de una teoría psicológica del sueño y la psicosis. (Freud, 1985: 141-143) Ciertamente, el sueño como el arte, serian satisfacciones suplementarias ante la incompletitud de la vida cotidiana y concreta. Pero ¿el acceso a una sociedad justa, sin división de clases, marcada por lo económico, anularía los conflictos internos, las angustias, los debates e interrogaciones a niveles de pensamiento, de ideología, de reflexión, etc.? 64 El sueño y la locura se caracterizan principalmente por el barroquismo de las asociaciones y la debilidad de juicio” en ambos fenómenos hallamos una exagerada estimación de rendimientos anímicos propios, que nuestro juicio normal considera insensatos; a la rápida sucesión de las representaciones oníricas corresponde la fuga de ideas de la psicosis. En ambas falta toda medida de tiempo. La disociación que la personalidad experimenta en la vida onírica, y que, por ejemplo, distribuye el conocimiento del sujeto entre su yo onírico y otra persona ajena, la cual rectifica en el sueño al primero, es por completo equivalente a la conocida división de la personalidad en la paranoia alucinatoria; el sujeto del sueño oye también sus propios pensamientos, expresados por voces ajenas.(…). Los enfermos curados de un delirio suelen manifestar que todo el periodo de su dolencia se les aparece como un sueño, a veces nada desagradable, e incluso que aun durante la enfermedad misma sospecharon, en ocasiones, hallarse soñando, como con gran frecuencia sucede al durmiente. (Freud, 1985: 142) 64 El pretender el final de los debates y diferencias a nivel de pensamiento y convicción, seria un intolerante e intolerable modelo de mundo estático, dominado por la pulsión de muerte. 91

azón psíquica de la locura. <strong>La</strong> madre que ha perdido un hijo<br />

querido vuelve a vivir, <strong>en</strong> su <strong>del</strong>irio, todas las alegrías<br />

maternales; el que ha experim<strong>en</strong>tado perdidas económicas se<br />

cree extraordinariam<strong>en</strong>te rico, y la jov<strong>en</strong> <strong>en</strong>gañada se ve amada<br />

con infinita ternura” (Este pasaje de Radestock es la síntesis de<br />

una sutil exposición de Griesinger (p.111), que descubre con<br />

toda claridad la realización de deseos como un carácter de la<br />

repres<strong>en</strong>tación, común al sueño y a la psicosis. Mis propias<br />

investigaciones me han mostrado que <strong>en</strong> esta hipótesis puede<br />

hallarse la clave de una teoría psicológica <strong>del</strong> sueño y la<br />

psicosis. (Freud, 1985: 141-143)<br />

Ciertam<strong>en</strong>te, el sueño como el arte, serian satisfacciones suplem<strong>en</strong>tarias<br />

ante la incompletitud de la vida cotidiana y concreta. Pero ¿el acceso a una<br />

sociedad justa, sin división de clases, marcada por lo económico, anularía<br />

<strong>los</strong> conflictos internos, las angustias, <strong>los</strong> debates e interrogaciones a niveles<br />

de p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to, de ideología, de reflexión, etc.? 64<br />

El sueño y la locura se caracterizan principalm<strong>en</strong>te por el<br />

barroquismo de las asociaciones y la debilidad de juicio” <strong>en</strong><br />

ambos f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>os hallamos una exagerada estimación de<br />

r<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>tos anímicos propios, que nuestro juicio normal<br />

considera ins<strong>en</strong>satos; a la rápida sucesión de las<br />

repres<strong>en</strong>taciones oníricas corresponde la fuga de ideas de la<br />

psicosis. En ambas falta toda medida de tiempo. <strong>La</strong> disociación<br />

que la personalidad experim<strong>en</strong>ta <strong>en</strong> la vida onírica, y que, por<br />

ejemplo, distribuye el conocimi<strong>en</strong>to <strong>del</strong> sujeto <strong>en</strong>tre su yo<br />

onírico y otra persona aj<strong>en</strong>a, la cual rectifica <strong>en</strong> el sueño al<br />

primero, es por completo equival<strong>en</strong>te a la conocida división de<br />

la personalidad <strong>en</strong> la paranoia alucinatoria; el sujeto <strong>del</strong> sueño<br />

oye también sus propios p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>tos, expresados por voces<br />

aj<strong>en</strong>as.(…). Los <strong>en</strong>fermos curados de un <strong>del</strong>irio suel<strong>en</strong><br />

manifestar que todo el periodo de su dol<strong>en</strong>cia se les aparece<br />

como un sueño, a veces nada desagradable, e incluso que aun<br />

durante la <strong>en</strong>fermedad misma sospecharon, <strong>en</strong> ocasiones,<br />

hallarse soñando, como con gran frecu<strong>en</strong>cia sucede al<br />

durmi<strong>en</strong>te. (Freud, 1985: 142)<br />

64 El pret<strong>en</strong>der el final de <strong>los</strong> debates y difer<strong>en</strong>cias a nivel de p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to y convicción,<br />

seria un intolerante e intolerable mo<strong>del</strong>o de mundo estático, dominado por la pulsión de<br />

muerte.<br />

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