La superación del dogmatismo surrealista en los ... - Cybertesis

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15.05.2013 Views

Una biblioteca quiere decir actualmente la acumulación de muchas tradiciones en potencia –en potencia, porque todo depende de lo que se haga con ellas. De igual manera, no esta lejano el día en que para el arte (para la pintura de caballete, al menos) haya la misma posibilidad. La divulgación de los medios de reproducción pictórica y el adelanto que se ha conseguido en la fidelidad de la replica de los colores, convierten en muy factible la formación de grandes archivos de las obras de la pintura de muchas épocas y de muchas civilizaciones. Estaríamos ante un paso de ese Museo Imaginario que Malraux ve como lugar de cita ideal de todas las obras significativas para nosotros en todos los estilos del arte. (Westphalen, 1996: 249) Incluso existiendo legados canónicos, consagrados, siempre quedara en la elección del creador artístico la posibilidad de evolucionar o no hacia el presente desde su obra. Esto no quiere decir, desconocer la formación cultural y su valor, sino que la prueba de fuego para un real artista, consiste en poder superar el legado de los maestros y ser el mismo un formador de escuelas. Todo el legado cultural reconocido de la humanidad, es relevante en la medida que sirve de referente para los cuestionamientos de una verdadera vanguardia de renovación, cuyas preguntas hallan sentido en el quehacer directo de la obra y su efecto. La precisión de nuestro autor 166 es importante porque relaciona obra artística y capitalismo, pues el arte y su mercado, tal como se los entiende en el mundo occidental son símbolo de poder y riqueza, convenciones sociales que dinamizan el mundo globalizado y que fundamentan sus proceso histórico. Sin embargo, el que las obras artísticas hayan sido hasta ahora emblema de poder político y económico, no impide que en un futuro la sociedad avance hacia un proceso de real socialización de la riqueza y el conocimiento, regido por la justicia, en el 166 Westphalen, 1996: 249-250) 186

que necesariamente las artes y su dinámica tendrán un sentido diferente del actual. Una obra de arte dentro de una cultura, y en la vida del individuo, ha estado siempre destinada a llenar una función, (…) como componente imprescindible de lo que entendemos por condición humana (...) Este recogimiento en las profundidades, este hundirse en las esencias del ser, que para nosotros es la apreciación del arte, no parece que esta alentado por esa institución de los museos. (Westphalen, 1996: 250) Este reconocimiento de los valores intrínsecos de la obra de arte 167 , se da por definición, superando los límites de la ortodoxia tradicionalista, abriendo el espacio para la mentalidad crítica, esfuerzo con el cual se crean nuevas dimensiones y discursos en diálogo. Aquí 168 el problema es que debemos separar la mirada occidental, de las propias formas de auto percibirse de los pueblos que habiendo sido colonizados y dominados, comienzan a elaborar críticas al sistema hegemónico y desarrollan sus propios relatos, convenciones y sentires. La verdadera independencia, valorada por toda vanguardia, surgirá de este cuestionamiento por lo verdadero. El arte innovador (Westphalen, 1996: 250) 169 en tanto cuestionador de paradigmas vigentes es siempre incomodo para las elites consagradas. Reconociendo que esta crítica surge en la esfera específica de las artes y que desde ahí irradia su influencia en las demás zonas de la vida, 167 Es importante, como pasamos en el tiempo de una concepción como la kantiana, en que la finalidad estética era “finalidad sin fin” a una explicitación de los valores cognoscitivos, reflexivos, comunicacionales, terapéuticos, etc. de la obra artística. 168 Westphalen, 1996: 250 169 Esta acción política no partidista, legítima y coherente, es el compromiso del arte responsable con una sociedad y un ser humanos que perfeccionan su historia, mediante el trabajo y la modificación consciente del entorno y la ilusión. 187

que necesariam<strong>en</strong>te las artes y su dinámica t<strong>en</strong>drán un s<strong>en</strong>tido difer<strong>en</strong>te <strong>del</strong><br />

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Una obra de arte d<strong>en</strong>tro de una cultura, y <strong>en</strong> la vida <strong>del</strong><br />

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Este reconocimi<strong>en</strong>to de <strong>los</strong> valores intrínsecos de la obra de arte 167 , se da<br />

por definición, superando <strong>los</strong> límites de la ortodoxia tradicionalista,<br />

abri<strong>en</strong>do el espacio para la m<strong>en</strong>talidad crítica, esfuerzo con el cual se crean<br />

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debemos separar la mirada occid<strong>en</strong>tal, de las propias formas de auto<br />

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consagradas. Reconoci<strong>en</strong>do que esta crítica surge <strong>en</strong> la esfera específica de<br />

las artes y que desde ahí irradia su influ<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> las demás zonas de la vida,<br />

167 Es importante, como pasamos <strong>en</strong> el tiempo de una concepción como la kantiana, <strong>en</strong> que<br />

la finalidad estética era “finalidad sin fin” a una explicitación de <strong>los</strong> valores cognoscitivos,<br />

reflexivos, comunicacionales, terapéuticos, etc. de la obra artística.<br />

168 Westphal<strong>en</strong>, 1996: 250<br />

169 Esta acción política no partidista, legítima y coher<strong>en</strong>te, es el compromiso <strong>del</strong> arte<br />

responsable con una sociedad y un ser humanos que perfeccionan su historia, mediante el<br />

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