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15.05.2013 Views

en un abundancia de toda clase de anomalías respecto al tiempo, al espacio, a la identidad, a la causalidad (…) Al análisis se nos revelara que en la técnica literaria de Kafka lo que es importante no son seres ni cosas, sino la dinámica que puede ponernos en relación, la tensión de las fuerzas que los imantan, los funcionamientos posibles. Con mucho tino lo ha señalado Hannah Arendt: la impresión de irrealidad y de modernidad con que nos sorprenden los relatos de Kafka, se debe principalmente a la preocupación suprema que tiene por el funcionamiento, combinada con su despreocupación total por los aspectos y con su falta de interés en la descripción del mundo como fenómeno y apariencia. 153 Ante la dureza de los hechos, el ser humano se arma de intelecto y construye un artefacto simbólico que explica las cosas y modula su interacción social: la teoría. Inevitablemente, el arte, en tanto discurso simbólico, se relaciona con la teoría y permite la reflexión sobre tópicos mundanos y humanos. Tanto el arte, como la teoría (científica o filosófica) así como la historia, la poesía, el mito o la religión, constituyen aquella dimensión de la espiritualidad que se transmite por tradición y que así educa al ser humano, quien dotado de la correspondiente capacidad biológica, del lenguaje y el pensamiento, puede articular su psyche y conectarse con la realidad, haciéndose plenamente humano. Para los sórdidos seres que odian la crítica, el arte y las producciones culturales en general, 154 solo puede albergar insultos para sus modelos vitales. Esa ha sido una dificultad a través de la historia que el arte solo ha podido superar cuando las sociedades, mediante la introspección han llegado al autoconocimiento y a confrontarse con sus carencias y limitaciones. 153 (Franz Kafka: A Revaluation”, Partisan Review, New York, Fall, 1944) En: Westphalen, 1996: 377) 154 Como en el cuento de Jorge Luís Borges “Los Teólogos”, 1993: 10 178

Podemos hacer notar, por ejemplo, que ese mundo de pesadilla, ese mundo absurdo e inaceptable contra el cual vuelca Kafka toda su cólera y su burla, es el mundo de la Autoridad, de todos los que en una u otra manera ejercen el poder y exigen la obediencia (y que ésta no será difícil identificar con tales o cuales poderes terrestres o celestiales) (…)—y comenta Hannah Arendt: “no tenia amor por el mundo como se le ofrecía y tampoco tenia amor por la naturaleza. Él deseaba construir un mundo de acuerdo con las necesidades humanas, un mundo donde las acciones del hombre estén determinadas por él mismo y que se rija por sus leyes y no por misteriosas fuerzas que emanen de lo alto o de lo bajo. (Westphalen, 1996: 379) Mas allá de su contexto centroeuropeo, la obra de Kafka 155 ilumina la crisis de la modernidad y permite avizorar un futuro en que el diálogo y entendimiento, se dan entre individuos y colectivos, libremente constituidos y solidarios. Esta lectura le permite a Westphalen desde la objetividad del análisis critico, el fundamentar uno de los aspectos esenciales de su propio planteamiento: no es la intolerancia ni la ceguera intelectual aquello que hace avanzar a la sociedad, sino más bien la consolidación del espíritu crítico, dialogante y pluralista. Es desde el reconocimiento de nuestro derecho a la diversidad, asumido de modo consciente que podemos desarrollar nuestras sociedades que en el estrato del intelecto y la cultura, evolucionan necesariamente de irracionalismos dogmáticos a sentidos de tolerancia y respeto por la divergencia. He ahí, creemos, lo notable de la superación del dogma surrealista parisino desde América latina: ¡Ni calco ni copia, sino creación heroica! Como diría el Amauta. 155 Un narrador como Kafka, vinculado al expresionismo, es reivindicado por Westphalen, en la medida que este aprecia la esencia del arte de este escritor judío: la critica a la violencia autoritaria que desde la creación, exige un mundo basado en valores positivos, libres y constructivos. 179

<strong>en</strong> un abundancia de toda clase de anomalías respecto al tiempo,<br />

al espacio, a la id<strong>en</strong>tidad, a la causalidad (…) Al análisis se nos<br />

revelara que <strong>en</strong> la técnica literaria de Kafka lo que es importante<br />

no son seres ni cosas, sino la dinámica que puede ponernos <strong>en</strong><br />

relación, la t<strong>en</strong>sión de las fuerzas que <strong>los</strong> imantan, <strong>los</strong><br />

funcionami<strong>en</strong>tos posibles. Con mucho tino lo ha señalado<br />

Hannah Ar<strong>en</strong>dt: la impresión de irrealidad y de modernidad con<br />

que nos sorpr<strong>en</strong>d<strong>en</strong> <strong>los</strong> relatos de Kafka, se debe principalm<strong>en</strong>te<br />

a la preocupación suprema que ti<strong>en</strong>e por el funcionami<strong>en</strong>to,<br />

combinada con su despreocupación total por <strong>los</strong> aspectos y con<br />

su falta de interés <strong>en</strong> la descripción <strong>del</strong> mundo como f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o<br />

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Ante la dureza de <strong>los</strong> hechos, el ser humano se arma de intelecto y construye<br />

un artefacto simbólico que explica las cosas y modula su interacción social:<br />

la teoría. Inevitablem<strong>en</strong>te, el arte, <strong>en</strong> tanto discurso simbólico, se relaciona<br />

con la teoría y permite la reflexión sobre tópicos mundanos y humanos.<br />

Tanto el arte, como la teoría (ci<strong>en</strong>tífica o fi<strong>los</strong>ófica) así como la historia, la<br />

poesía, el mito o la religión, constituy<strong>en</strong> aquella dim<strong>en</strong>sión de la<br />

espiritualidad que se transmite por tradición y que así educa al ser humano,<br />

qui<strong>en</strong> dotado de la correspondi<strong>en</strong>te capacidad biológica, <strong>del</strong> l<strong>en</strong>guaje y el<br />

p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to, puede articular su psyche y conectarse con la realidad,<br />

haciéndose pl<strong>en</strong>am<strong>en</strong>te humano. Para <strong>los</strong> sórdidos seres que odian la crítica,<br />

el arte y las producciones culturales <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, 154 solo puede albergar<br />

insultos para sus mo<strong>del</strong>os vitales. Esa ha sido una dificultad a través de la<br />

historia que el arte solo ha podido superar cuando las sociedades, mediante<br />

la introspección han llegado al autoconocimi<strong>en</strong>to y a confrontarse con sus<br />

car<strong>en</strong>cias y limitaciones.<br />

153<br />

(Franz Kafka: A Revaluation”, Partisan Review, New York, Fall, 1944) En: Westphal<strong>en</strong>,<br />

1996: 377)<br />

154 Como <strong>en</strong> el cu<strong>en</strong>to de Jorge Luís Borges “Los Teólogos”, 1993: 10<br />

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