La superación del dogmatismo surrealista en los ... - Cybertesis

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15.05.2013 Views

medida el surrealismo es una gran teoría sobre el pensamiento--uno de cuyos niveles es el inconsciente--, imaginación creadora –de poiein: creación, en griego y el lenguaje, vehículo de codificación y simbolización comunicante y representacional Dentro de la dimensión del inconsciente (Breton, 2002: 21-22) el papel del trabajo onírico y sus consecuencias, es relevante. Y es relevante puesto que –si asumimos el postulado fundacional surrealista consiste en la dinámica del “funcionamiento real del pensamiento”, aquello que nos es conocido por sus objetivaciones externas y que en tanto es conocido mediante la introspección o el análisis de la psyche, brinda conocimiento sobre nosotros mismos y sobre los ocultos cimientos de nuestras construcciones culturales. El problema del inconsciente retorna al ámbito de lo estético/ artístico con una intensificación de su dinamismo 100 y, así es entendido por el creadores y consumidores de productos culturales. En tanto exista una superestructura “cultural” que se deba a lo económico y en tanto el ser humano posea la intima dimensión de su psyche, seguiremos hablando de discursos, interpretaciones y lenguajes que conjuguen lo formal y lo concreto. 1. Dentro de los límites en que se produce (o se cree que se produce), el sueño es, según todas las apariencias, continuo y con trazas de tener una organización o estructura. Únicamente la memoria se irroga el derecho de imponerle lagunas, de no tener en cuenta las transiciones, y de ofrecernos antes una serie de sueños que el sueño propiamente dicho. Del mismo modo, únicamente tenemos una representación fragmentaria de las realidades, representación cuya coordinación depende de la voluntad. Aquí, es importante señalar que nada puede justificar el proceder a una mayor dislocación de los elementos 100 Desborda lo estético /artístico, y se relaciona con el problema de la funcionalidad social del hombre, con el problema de la salud integral de personas responsables cohesionadas por fines prácticos que van de lo económico, lo político, a lo intrínsecamente subjetivo y privado. 124

constitutivos del sueño. Lamento tener que expresarme mediante unas formulas que, en principio, excluyen el sueño. ¿Cuándo llegara, señores lógicos, la hora de los filósofos durmientes? Quisiera dormir para entregarme a los durmientes, del mismo modo que me entrego a quienes me leen, con los ojos abiertos, para dejar de hacer prevalecer, en esta materia, el ritmo consciente de mi pensamiento. Acaso mi sueño de la ultima noche sea continuación del sueño de la precedente, y prosiga, la noche siguiente, con un rigor harto plausible. Es muy posible (…) ¿Por qué no espero de los indicios del sueño mas de lo que espero de mi grado de consciencia, de día en día mas elevado? ¿No cabe acaso emplear también el sueño para resolver los problemas fundamentales de la vida? ¿Estas cuestiones son las mismas tanto en un estado como en el otro, y, en el sueño, tienen ya el carácter de tales cuestiones? ¿Conlleva el sueño menos sanciones que cuando no sea sueño? Envejezco, y quizá sea sueño, antes que esta realidad a la que creo ser fiel, y quizá sea la indiferencia con que contemplo el sueño lo que me hace envejecer. (Breton, 2002: 22-23) Esta reivindicación de lo onírico, como fundamento de una postura radical y libertaria, en tanto se la entienda como fundamento teórico, mas allá de contingencias coyunturales, es valido. ¿Por qué el surrealismo se dio en una sociedad determinada –europea y en un tiempo determinado –siglo XX, entreguerras--? Sin pretender explicar la historia de modo mecanicista, podemos suponer que es la modernidad europea, con sus recursos económicos y socio-culturales, por ejemplo la escritura, que se pudo dar dicha manifestación, pues la escritura ha sido en la historia de la humanidad, la depositaria de la memoria y el espejo cuya reflexión ha dado sentido al quehacer humano. Además, solo en la tradición europea, en la que el arte es primariamente político-estético, se ha podido dar tal discusión sobre el rol de la conciencia, del proceso onírico y de sus interesantes consecuencias. La especulación bretoniana (Breton, 2002: 23) alcanza profundidades brillantes. Si para Berkeley, el Dios pensaba la realidad del mundo y por 125

constitutivos <strong>del</strong> sueño. <strong>La</strong>m<strong>en</strong>to t<strong>en</strong>er que expresarme mediante<br />

unas formulas que, <strong>en</strong> principio, excluy<strong>en</strong> el sueño. ¿Cuándo<br />

llegara, señores lógicos, la hora de <strong>los</strong> filósofos durmi<strong>en</strong>tes?<br />

Quisiera dormir para <strong>en</strong>tregarme a <strong>los</strong> durmi<strong>en</strong>tes, <strong>del</strong> mismo<br />

modo que me <strong>en</strong>trego a qui<strong>en</strong>es me le<strong>en</strong>, con <strong>los</strong> ojos abiertos,<br />

para dejar de hacer prevalecer, <strong>en</strong> esta materia, el ritmo<br />

consci<strong>en</strong>te de mi p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to. Acaso mi sueño de la ultima<br />

noche sea continuación <strong>del</strong> sueño de la preced<strong>en</strong>te, y prosiga, la<br />

noche sigui<strong>en</strong>te, con un rigor harto plausible. Es muy posible<br />

(…) ¿Por qué no espero de <strong>los</strong> indicios <strong>del</strong> sueño mas de lo que<br />

espero de mi grado de consci<strong>en</strong>cia, de día <strong>en</strong> día mas elevado?<br />

¿No cabe acaso emplear también el sueño para resolver <strong>los</strong><br />

problemas fundam<strong>en</strong>tales de la vida? ¿Estas cuestiones son las<br />

mismas tanto <strong>en</strong> un estado como <strong>en</strong> el otro, y, <strong>en</strong> el sueño,<br />

ti<strong>en</strong><strong>en</strong> ya el carácter de tales cuestiones? ¿Conlleva el sueño<br />

m<strong>en</strong>os sanciones que cuando no sea sueño? Envejezco, y quizá<br />

sea sueño, antes que esta realidad a la que creo ser fiel, y quizá<br />

sea la indifer<strong>en</strong>cia con que contemplo el sueño lo que me hace<br />

<strong>en</strong>vejecer. (Breton, 2002: 22-23)<br />

Esta reivindicación de lo onírico, como fundam<strong>en</strong>to de una postura radical y<br />

libertaria, <strong>en</strong> tanto se la <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>da como fundam<strong>en</strong>to teórico, mas allá de<br />

conting<strong>en</strong>cias coyunturales, es valido. ¿Por qué el surrealismo se dio <strong>en</strong> una<br />

sociedad determinada –europea y <strong>en</strong> un tiempo determinado –siglo XX,<br />

<strong>en</strong>treguerras--? Sin pret<strong>en</strong>der explicar la historia de modo mecanicista,<br />

podemos suponer que es la modernidad europea, con sus recursos<br />

económicos y socio-culturales, por ejemplo la escritura, que se pudo dar<br />

dicha manifestación, pues la escritura ha sido <strong>en</strong> la historia de la humanidad,<br />

la depositaria de la memoria y el espejo cuya reflexión ha dado s<strong>en</strong>tido al<br />

quehacer humano. Además, solo <strong>en</strong> la tradición europea, <strong>en</strong> la que el arte es<br />

primariam<strong>en</strong>te político-estético, se ha podido dar tal discusión sobre el rol<br />

de la conci<strong>en</strong>cia, <strong>del</strong> proceso onírico y de sus interesantes consecu<strong>en</strong>cias.<br />

<strong>La</strong> especulación bretoniana (Breton, 2002: 23) alcanza profundidades<br />

brillantes. Si para Berkeley, el Dios p<strong>en</strong>saba la realidad <strong>del</strong> mundo y por<br />

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