15.05.2013 Views

Comadres - Telecable

Comadres - Telecable

Comadres - Telecable

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

4<br />

Para mi madre el café era sagrado, todo un rito el café de puchero.<br />

Tenía un cazo especialmente destinado, tan negro como la manga de<br />

colar. Le quedaba cargado, denso y estimulante y no le gustaba mezclarlo<br />

con achicoria, ni los sucedáneos, así que siempre discutía por eso<br />

con Lola (bueno, daba bufonazos y trastazos, ni por esas se le oía palabra).<br />

Así que si estaba mi abuela, por no discutir echaba más achicoria,<br />

que era barata, y menos café; pero si no andaba cerca doblaba la dosis<br />

permitida. Lola era muy amiga de estipularlo todo, de hacer reparticiones<br />

exactas. Contaba hasta las patatas por plato («y los granos de arroz,<br />

como la dejes» decía Manola) y siempre consideraba innecesarios todos<br />

los gastos.<br />

Libertad también era ahorradora, pero tenía sus pequeños vicios.<br />

Uno era el café, otro la colonia. Quizá como no hablaba había desarrollado<br />

más el olfato, quizá quería evitar o eliminar el olor a sudor que le<br />

dejaba tanto trabajo físico, o solamente era in memoriam de su padre, pero<br />

era la única frivolidad que se permitía. Cuando no estaba trabajando<br />

podías verla en el porche con su taza en la mano mirando el cielo. Era la<br />

primera que se levantaba y preparaba café para todas. El olor ascendía<br />

por las rendijas del suelo, traspasaba las puertas e inundaba las habitaciones<br />

entrando hasta en los sueños. Aún ahora el olor del café me despierta,<br />

es un avisador olfativo que tengo improntado. Como la capacidad<br />

para el silencio, que descubrí cuando los suyos cesaron para siempre.<br />

[65]

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!