Comadres - Telecable
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A las nueve llamamos a Perla desde una cafetería, debía de estar sentada al lado del teléfono porque no llegó a sonar ni una vez y ya estaba llorando cuando lo descolgó. Reyna temblaba a mi lado, mientras esperábamos que viniera a recogernos en coche. Habíamos quedado en que yo sintetizaría lo ocurrido y ella le daría los detalles posteriormente, a solas. Prometí que intercedería, la ayudaría, a cambio de que ella retomara los estudios, se desintoxicara y empezara de nuevo con su madre. Afortunadamente no estaba enamorada ni embarazada (las Valtueña siempre fueron muy prácticas), y eso, sin duda, simplificaría las cosas. Nos encerramos en mi casa con todos los diarios. Era posible que su participación en los hechos pasara desapercibida. Aun había sitio para la redención si la policía, los juzgados, los periódicos, lo permitían. Los diarios cubrían ampliamente la noticia. El escándalo que conmovió hasta los más profundos cimientos de Salitre tuvo repercusiones internacionales y fue conocida como operación Ariadna. La organización para la que Manfredo trabajaba cayó bajo el efecto dominó, de hecho detuvieron a decenas de personas en distintos países. La red fue descubierta y desmantelada, pero el cerebro logró escaparse. Sólo en Toro identificaron a más de doscientos sospechosos de intermediación en tráfico de pornografía infantil. De ellos, el Grupo de Delitos Informáticos de Alta Tecnología remitió ocho casos a las autoridades judiciales. Tras diecisiete meses la investigación reunió más de 300 000 imágenes. Nunca quedó claro que no fuera él quien se había disparado, algunos medios hablaban de castigo ejemplar y merecido, de la posibilidad de que hubiera sido por propia mano, una especie de suicidio por remordimientos. También hubo quienes insistieron durante una temporada en la presencia de otra persona en el lugar de autos, incluso algún lince especuló sobre la [233]
posibilidad de algún familiar de los menores implicados, pero pronto perdería interés su muerte ante la dimensión de la trama. Los titulares y reportajes se sucedieron hasta que la siguiente noticia luctuosa, más o menos un mes después, relegó el suceso a sucintas notas en páginas interiores. Una vez más, la población también tuvo algo que decir. Hubo una multitudinaria manifestación de protesta, todo Salitre salió a la calle y las mujeres adquirieron un papel protagonista: sus denuncias llevaron a los tribunales al presidente de la Fundación de Bienestar Social, y aunque el alcalde negó hasta el final cualquier implicación, se vio obligado a dimitir por ética. Iniciado ya el proceso electoral y su foto impresa en los carteles, el cambio de candidato organizó una buena en la ciudad. Pero la gente le aplaudió la decencia de retirarse, era lo menos que podía hacer. Ya volvería. Pero Perla y Reyna no estaban allí. Yo había llamado a Erik y él había conseguido que sus amigos Hans e Ilke le dejaran una casa en la gran llanura adonde solamente iban durante el verano. Allí se enclaustraron las dos durante mes y medio. Al principio fue duro, Reyna estaba muy nerviosa, descentrada, pero Perla no se separaba de ella ni un instante. Le había dado tiempo para hablar con el psicólogo antes de salir y tenía las consignas muy claras. La convenció de que podía superar la dependencia, que por mucha coca, caballo o sintético que se hubiera metido era demasiado joven; que los daños eran por tanto mínimos y reversibles, sus células todavía se regeneraban con rapidez; que la raíz del problema no eran las drogas o su vida disoluta, eso era sólo el efecto, la causa estaba en ella, eso era lo que tenía que atajar de raíz y para eso estaban allí. [234]
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perdería interés su muerte ante la dimensión de la trama. Los titulares y<br />
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menos un mes después, relegó el suceso a sucintas notas en páginas interiores.<br />
Una vez más, la población también tuvo algo que decir. Hubo una<br />
multitudinaria manifestación de protesta, todo Salitre salió a la calle y las<br />
mujeres adquirieron un papel protagonista: sus denuncias llevaron a los<br />
tribunales al presidente de la Fundación de Bienestar Social, y aunque el<br />
alcalde negó hasta el final cualquier implicación, se vio obligado a dimitir<br />
por ética. Iniciado ya el proceso electoral y su foto impresa en los carteles,<br />
el cambio de candidato organizó una buena en la ciudad. Pero la<br />
gente le aplaudió la decencia de retirarse, era lo menos que podía hacer.<br />
Ya volvería.<br />
Pero Perla y Reyna no estaban allí. Yo había llamado a Erik y él<br />
había conseguido que sus amigos Hans e Ilke le dejaran una casa en la<br />
gran llanura adonde solamente iban durante el verano. Allí se enclaustraron<br />
las dos durante mes y medio. Al principio fue duro, Reyna estaba<br />
muy nerviosa, descentrada, pero Perla no se separaba de ella ni un instante.<br />
Le había dado tiempo para hablar con el psicólogo antes de salir y<br />
tenía las consignas muy claras.<br />
La convenció de que podía superar la dependencia, que por mucha<br />
coca, caballo o sintético que se hubiera metido era demasiado joven; que<br />
los daños eran por tanto mínimos y reversibles, sus células todavía se<br />
regeneraban con rapidez; que la raíz del problema no eran las drogas o<br />
su vida disoluta, eso era sólo el efecto, la causa estaba en ella, eso era lo<br />
que tenía que atajar de raíz y para eso estaban allí.<br />
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