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Comadres - Telecable

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de que todo había sido un inmenso error, podían ser amigos. Él la quería,<br />

por eso también le había mentido en la edad, se había quitado diez<br />

años. Y no le había dicho que conocía a su madre por vergüenza, no por<br />

venganza. No podía saber que era su padre, la culpa era de Perla, que se<br />

lo había ocultado a los dos. Hubieran podido ser una familia feliz, todavía<br />

podían serlo. «Borrón y cuenta nueva». Por la cara de Reyna comprendió<br />

que iba por el camino equivocado y cambió el disco. «De<br />

acuerdo, me iré. Si quieres me iré, nunca volveréis a verme. Vale, lo<br />

admito, soy una mala bestia, pero soy tu padre, ¿no irás a delatarme, verdad?<br />

Te juro que desapareceré de vuestras vidas, lo borraremos todo. Lo<br />

importante es que tú no lleves mal recuerdo de mí. Tú no viste la web,<br />

tu madre exagera, casi no se te reconoce. Y eso fue sólo dos veces, si<br />

recuerdas, nunca más desde que intimamos. Lo siento pequeña, la vida<br />

es así de dura, tenia razón tu madre al no querer dejarte salir sola. Hazle<br />

caso, sabe de lo que habla». Y entonces empezó a divagar, sobre sus<br />

deberes de padre y los peligros que corría, ya lo había experimentado,<br />

por lo menos le serviría de lección. Quizá no era la mejor enseñanza que<br />

un padre podía dar a una hija, pero nunca la olvidaría. Le dejaba la casa<br />

para ella, podía venderla o usarla, pero sería su dote, su herencia, su<br />

regalo. Él se iba con lo puesto, se lo prometía. Si le dejaba coger un poco<br />

de ropa se marchaba de Salitre, se desterraba. Estaba moralmente hundido,<br />

era una piltrafa, no merecía seguir viviendo. Era lo peor que le podía<br />

pasar a un hombre. Pero debía recordar que jamás había abusado de ella.<br />

Y en cuanto a los vídeos mandaría quitarlos del servidor ya mismo, en<br />

aquel momento, si le daba la pistola, si dejaba de apuntarle con ella…<br />

La pobre Reyna ya estaba moralmente desarmada. Manfredo se<br />

incorporó, se acercó a ella y la sujetó por la muñeca. Apenas ofreció<br />

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