Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
demasiado tarde y aún sigues negando la evidencia después. El caso es<br />
que Reyna empezó a volar por su cuenta, a estirar la goma más y más,<br />
sin calcular el retroceso. Primero salía por las tardes, luego por las<br />
noches; primero era el sábado, luego también el domingo y después fue<br />
el viernes. Y últimamente no aparecía por casa en todo el fin de semana.<br />
¿A qué se dedicaba? Parece ser que a rodar por los bares de moda con<br />
unas y otras pandillas, siempre en compañía de gente mayor que ella, ir<br />
a discotecas, a fiestas… Perla estaba convencida de que se metía algo,<br />
pero no tenía pruebas y la pequeña se cerraba en banda ante cualquier<br />
insinuación. No sirvieron ni reprimendas, ni encierros, ni castigos, hasta<br />
llegó a levantarle la mano, pero cada nueva acción en este sentido solamente<br />
contribuía a empeorar las cosas. Amenazaba con irse de casa, con<br />
suicidarse. Y Perla empezó a ceder. Tal vez sólo quería divertirse, quizá<br />
le había impuesto metas demasiado altas. Quiso pensar que sería una<br />
fase, una etapa de la adolescencia, intentó llevarla a un psicólogo pero,<br />
aunque accedió y llevaba acudiendo unos meses a la consulta, de<br />
momento no servía de mucho. Se convenció gradualmente de que le<br />
pasaría, estaba descubriendo el mundo, ahora empezaban antes. Así y<br />
todo, le parecía demasiado pronto, pero ¡quién era ella para decirlo!<br />
Reyna empezó a faltar a clase, las notas cayeron en picado, al final<br />
perdió el año. Volvió al colegio del barrio, pero al tener que repetir no<br />
coincidió con sus antiguas compañeras, que iban a un curso superior. Se<br />
sintió desplazada. La directora avisó a la madre de sus frecuentes deserciones,<br />
se descubrió que además falsificaba su firma en los escasos justificantes<br />
que aportaba. Abandonó otra vez. Llevaba una temporada en<br />
casa, sin hacer nada. «Pero ni loca hubiera imaginado que llegaría a esos<br />
extremos». Me miró fijamente, turbios sus ojos verdes, congestionadas<br />
[191]