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Comadres - Telecable

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más colorida de las capitales marítimas de Cristal, la más tolerante, heterogénea<br />

y amigable, conservada pero no conservadora, paseable, histórica,<br />

futurible, viva, activa… ¡qué sé yo! Pero no la había visto nunca<br />

presa de aquel frenesí, como si todos realmente creyeran que el Apocalipsis<br />

caería con la hoja del calendario y hubieran querido esperarlo en la<br />

calle, juntos y revueltos, como ofrenda a una profecía.<br />

El programa incluía fuegos artificiales, desfiles, actuaciones, conciertos,<br />

espectáculos… Ideal, pensaba, para quedarse delante del fuego<br />

tapada con una manta, ajena a los tumultos y a los imperativos del calendario.<br />

Pero, después de veinte años de emular al conde de Montecristo en<br />

cuanto llegaba diciembre, Erik me había convencido para salir esa noche,<br />

quizá para romper el cerco, el caparazón que me aislaba, quizá porque<br />

me amaba y quería disfrutarla conmigo, quizá porque pensaba que sólo<br />

un baño de multitudes podría contrarrestar el paulatino encierro, la soledad<br />

que me estaba destruyendo.<br />

Erik, mi gran y buen amigo Erik. En todas las ciudades me alojaba<br />

en hoteles, excepto en Canales, donde compartía cuando recalaba una<br />

casa-barco con el Holandés Errante. Erik regentaba un coffee-shop con ese<br />

nombre. Le venía de cuando retornó a su ciudad natal después de una<br />

azarosa vida como periodista de guerra. El colega que lo entrevistó para<br />

un diario nacional le puso ese apodo, que habría de acompañarle para<br />

siempre. A Erik le encantaba, de hecho, y su larga melena y sus extravagantes<br />

pendientes y tatuajes llegaron a convertirle en un personaje. Siempre<br />

explotó su imagen, conocedor del éxito que tenía con la clientela.<br />

Cuando entré por primera vez a su local, a comprar hierba tras un largo<br />

viaje, me llamó la atención, pero lo consideré normal dentro del surtido.<br />

Al fin y al cabo, la capital del vicio hace suya la diversidad. Iba a marchar<br />

[16]

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